
Los líderes empresariales y los empleados toman decenas de decisiones de comunicación al día, desde qué decir hasta cómo decirlo. En un reciente artículo de investigación, nos enfocamos en una de esas pequeñas decisiones (usar signos de exclamación) como una ventana para observar cómo las personas abordan las decisiones cotidianas que caracterizan gran parte de la comunicación diaria.
LA INVESTIGACIÓN
Comenzamos por analizar las expectativas normativas en torno al uso de signos de exclamación, y descubrimos que las personas los utilizan fácilmente como un indicador relacionado con el género. En un estudio, observamos que cuando un correo electrónico relacionado con el trabajo se redactaba con signos de exclamación, el 61% de los participantes esperaba que el autor fuera una mujer; cuando el mismo correo electrónico se redactaba con comas y puntos (en lugar de signos de exclamación), solo el 21 lo asumía así.
Además, descubrimos que estas expectativas normativas juegan un papel importante en el uso de signos de exclamación, tanto en hombres como en mujeres. Las mujeres eran más propensas que los hombres a percibir como norma que las personas como ellas utilizaran signos de exclamación, y los hombres eran más propensos que las mujeres a percibir como norma que las personas como ellos no utilizaran signos de exclamación. Estas valoraciones de las normas predominantes ayudaron a explicar la mayor tendencia de las mujeres a utilizar signos de exclamación. También descubrimos que las mujeres afirmaban ser más conscientes que los hombres de su uso de signos de exclamación, y que eran más propensas a sentir que los usaban en exceso y se preocupaban más que los hombres por cómo los demás las percibirían en función de su uso de los signos de exclamación.
¿Las mujeres tienen razón al preocuparse especialmente por su uso de los signos de exclamación en comparación con los hombres? ¿Influyen realmente estas pequeñas decisiones puntuales en la impresión que causamos?
Para averiguarlo, variamos tanto el uso de signos de exclamación como el género del comunicador, y pedimos a los encuestados que nos dieran su impresión sobre el comunicador. Descubrimos que, en general, los evaluadores tenían una opinión más positiva del comunicador cuando la comunicación incluía signos de exclamación, pero que su efecto no dependía del género del comunicador. Las personas también consideraban que el comunicador era más cálido y entusiasta cuando el mensaje incluía signos de exclamación, pero con un menor pensamiento analítico y poder. Estos patrones volvieron a aparecer tanto en comunicadores masculinos como femeninos, lo que sugiere que no existía una "reacción negativa" particular hacia las mujeres que no usaban signos de exclamación o los hombres que sí lo hacían.
POR QUÉ IMPORTA
Estos hallazgos tienen implicaciones importantes tanto para empleados como para líderes. Destacan la carga cotidiana que muchas mujeres pueden soportar al tratar de abordar las expectativas sobre su comportamiento en el trabajo, ¡incluso en algo tan insignificante como un signo de exclamación! Además, los líderes masculinos pueden no llegar a apreciar los complejos cálculos que algunas de sus empleadas realizan al hacer algo tan común como escribir un correo electrónico. Para los empleados, especialmente para las mujeres, nuestros hallazgos deberían ayudar a aliviar la preocupación sobre el uso excesivo de signos de exclamación. Aunque el uso de signos de exclamación sí disminuyó la percepción de poder y pensamiento analítico, no afectó negativamente la percepción de competencia, y tuvo un impacto positivo en la percepción de entusiasmo, calidez y en la impresión general de los evaluadores. Y estos efectos fueron similares para hombres y mujeres, lo que sugiere que ninguno de los dos grupos debería preocuparse demasiado por adaptar su uso de signos de exclamación a las expectativas de género.
En lo que respecta a nosotros, nuestros hallazgos nos han llevado a adoptar los signos de exclamación con mayor convicción (¡incluso al autor masculino!), reconociendo que su impacto probablemente será más positivo que negativo.
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