
Un antiguo cliente mío era un CEO primerizo que acababa de lograr el mejor trimestre de su empresa en años. Los ingresos habían aumentado, los clientes estaban satisfechos y su equipo directivo le era profundamente leal.
Luego tuvo lugar la reunión de la junta directiva. "Sus cifras son impresionantes", le dijeron, "pero no estamos viendo la visión a largo plazo. ¿Está escalando o simplemente corriendo una carrera corta? ¿Dónde está la estrategia a largo plazo?"
Mi cliente quedó atónito. "Salí de esa reunión cuestionándome todo", me dijo. "¿Soy la persona adecuada para dirigir esta empresa?" Había pasado meses optimizando las operaciones y generando entusiasmo. Pero había tratado a la junta directiva como algo secundario, una "formalidad de gobernanza". Ahora, su escepticismo estaba descarrilando su impulso.
Este cliente había aprendido una lección importante: ningún nivel de éxito externo lo inmuniza de la presión interna.
Los CEOs exitosos aprenden a detectar este tipo de fricción antes de que estalle. Eso requiere que operen en tres frentes de liderazgo simultáneos, cada uno de los cuales exige habilidades, conciencia y energía distintas.
LOS TRES FRENTES DEL LIDERAZGO EXITOSO
En el frente interno, los CEOs son responsables de dirigir bien la empresa. La pregunta clave que deben responder es: ¿Están alineados nuestro personal, nuestra cultura y nuestra ejecución? La presión en este frente suele manifestarse como fricción dentro de los equipos, salidas inesperadas, proyectos estancados, caídas en la moral y riesgos de retención.
En el frente externo, el CEO es responsable de posicionar la empresa en el mercado. La pregunta clave que debe responder es: ¿Los clientes, los medios, los inversionistas y los socios nos ven como el futuro? La presión en este frente normalmente aparece en forma de amenazas competitivas, pérdida de clientes, escepticismo mediático o caídas en el precio de las acciones.
Finalmente, en el frente de la gobernanza, el CEO debe alinear a los poderosos miembros internos que actúan como externos. La pregunta clave es: ¿Confían en nuestra dirección la junta directiva, los grandes accionistas y los reguladores? La presión en este frente puede manifestarse en respuestas tardías, preguntas incisivas o, en casos extremos, cartas públicas.
Algunas presiones, como los conflictos geopolíticos, la regulación de la IA o la agitación de accionistas activistas, encienden los tres frentes a la vez. Otras pueden centrarse en uno solo. Pero en momentos de volatilidad sistémica, la presión (no la preferencia) debe dictar hacia dónde se dirige la atención del CEO. Estos momentos también exigen que los CEOs lideren de manera adaptativa en todos los frentes.
CÓMO TRATAR A LAS PARTES INTERESADAS COMO SISTEMAS DE ALERTA TEMPRANA
Mientras que algunos CEOs fracasan por comprometerse en exceso con un solo frente de liderazgo, otros prosperan al involucrarse intencionalmente en los tres. La diferencia entre un buen CEO y uno excelente no es el esfuerzo: es saber cuál de los tres frentes está en auge hoy y cuál lo estará mañana. He aquí cuatro estrategias que pueden ayudarle a identificar dónde está la presión:
1. Convierta el ruido en señales.
Trate la agitación de las partes interesadas como datos (no como ruido) para poder actuar antes de que el daño se refleje en métricas rezagadas. En lugar de esperar a que se produzca una crisis, aprenda a detectar dónde se está acumulando la tensión y actúe antes de que se propague.
En el frente interno, pida a su CHRO (director de recursos humanos) que aporte datos sin filtrar sobre la opinión de los empleados a las reuniones ejecutivas. Realice "entrevistas de permanencia" con los empleados de alto rendimiento. Pregúnteles: "¿Qué haría que se marchara?" Busque tiempo para mantener reuniones individuales con sus superiores inmediatos. Pregunte: "¿Qué está escuchando?", no solo "¿Qué estamos haciendo?"
En el frente externo, destaque las métricas de satisfacción del cliente en las reuniones de la junta directiva. Haga que sean tan visibles y se debatan tanto como los ingresos. Luego, vaya más allá y otorgue al éxito del cliente la misma importancia que a las finanzas. Organice sesiones periódicas para escuchar la "voz del cliente" con los equipos de producto, ventas y soporte. Deje que las quejas de los clientes marquen el rumbo a seguir. Participe en dos llamadas con clientes al mes, no para hablar, sino para escuchar.
En el frente de la gobernanza, supervise la alineación de la junta directiva, así como lo haría con los KPIs. Monitoree la asistencia de los miembros y los retrasos en sus respuestas, ya que pueden ser señales sutiles de desinterés. Designe a un enlace de la junta directiva cuya función sea detectar preocupaciones tempranas y traducir intenciones. Antes de una decisión de alto riesgo, reúnase individualmente con cada uno de los miembros y pregúntele: "¿Tiene alguna preocupación importante?" Esa pregunta permite que las dudas no expresadas salgan a la luz, antes de que se compartan públicamente.
La fricción no es más que retroalimentación con una mala sincronización. Cuanto antes la detecte, menos incendios tendrá que apagar, ya sean controversias públicas o crisis privadas.
2. Deje de representar la confianza, sistematícela.
Aunque las reuniones abiertas, los encuentros individuales y los seguimientos en equipo pueden ser buenas formas de recopilar comentarios de los empleados, pueden convertirse en gestos simbólicos de confianza y terminar siendo simples ejercicios de cumplimiento. Para descubrir señales en tiempo real de erosión de la seguridad psicológica antes de que la alineación se rompa, necesita un mecanismo para medir si sus esfuerzos realmente están construyendo confianza y alineación.
Envíe una breve encuesta semanal de tres preguntas a una muestra rotativa del 15% de empleados, clientes y miembros de la junta directiva. Asegúrese de mantener las respuestas anónimas para fomentar la sinceridad, especialmente entre las voces internas. He aquí algunas preguntas con las que puede empezar:
-- ¿Qué estamos fingiendo no saber?
-- ¿Dónde se siente menos seguro o en más riesgo?
-- Si tuvieras 60 segundos para hablar conmigo de forma anónima, ¿qué me diría?
Revise los temas con su director de recursos humanos o una persona de confianza, y actúe públicamente sobre uno de ellos.
3. No se enfoque en exceso en el frente donde está ganando.
He observado que los CEOs tienden naturalmente hacia el frente en el que se sienten más cómodos. Sin embargo, el éxito en un área a menudo oculta una tensión creciente en otra. ¿El resultado? Un desequilibrio de liderazgo que parece justificado hasta que se vuelve en su contra.
Su objetivo es detectar la presión creciente a tiempo y evitar los puntos ciegos, reequilibrando su atención para que la presión temprana no se convierta en una crisis futura. Programe un "análisis de presión" mensual con asesores de confianza para sacar a la luz lo que se está ignorando silenciosamente y abordar la señal antes de que se convierta en una reacción negativa. En una reunión mensual de 45 minutos, pregunte:
-- ¿Qué frente estamos dejando silenciosamente en segundo plano?
-- ¿Qué está ocurriendo bajo la superficie que no está recibiendo atención?
Luego, actúe sobre una de esas ideas programando un punto de contacto con ese grupo de partes interesadas antes de que las cosas se intensifiquen.
4. Dirija con preguntas cuyas respuestas no puede controlar.
Cuando la presión aumenta, muchos CEOs hacen preguntas para confirmar lo que ya creen. Pero el liderazgo transformador requiere curiosidad que dé espacio a la disrupción. Los CEOs más respetados no solo escuchan respuestas seguras, sino que hacen preguntas más inteligentes que podrían cambiar sus planes por completo.
Su objetivo es comprender la resistencia, profundizar la confianza y detectar riesgos más rápido, modelando la curiosidad por encima de la certeza.
La próxima vez que esté frente a su equipo o junta directiva, comience la sesión con una pregunta audaz e incómoda. Luego, dé seguimiento públicamente para demostrar que lidera con integridad, no con apariencias. Comience su próxima reunión con una de estas preguntas:
-- ¿Qué están diciendo nuestros críticos más inteligentes que no hemos tomado lo suficientemente en serio?
-- ¿Qué es lo que no estamos escuchando y probablemente deberíamos hacerlo?
Luego, deje que la sala responda. No necesita tener la respuesta, solo el valor de hacer la pregunta. Ese momento a menudo revela lo que los tableros de control no pueden mostrarle y le da la claridad para actuar antes. Porque bajo presión, la velocidad no proviene de la certeza, sino de la claridad.
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