Estados Unidos anunció este jueves sanciones sobre cuatro individuos, a los que acusó de tener un rol clave en la estructura financiera de Hezbollah y, por tanto, en sus atentados y operaciones.
El Departamento del Tesoro precisó que uno los alcanzados por las medidas es Muin Daqiq al Amili, un miembro del grupo terrorista que reside en la ciudad iraní de Qom y que participó en la coordinación de la entrega de pagos en efectivo a altos cargos de la formación, en El Líbano.
A él se suma Fadi Nehme, contador y socio comercial del jefe de la Unidad Financiera Central de Hezbollah, Ibrahim Ali Daher, quien está bajo sanciones estadounidenses desde mayo de 2021, también por ocupar un cargo de jerarquía en la estructura financiera del grupo.
En tanto, los últimos dos en sumarse a la lista negra de Washington son Yihad Alami, responsable de recibir y distribuir -por lo menos- USD 50.000 en coordinación con Al Amili, y Hassan Abdalah Nimá, quien facilitaba fondos para las operaciones de la formación en África.
Las operaciones expuestas en esta ronda de sanciones demuestran “el amplio alcance global de Hezbollah a través de su red de donantes y partidarios terroristas, particularmente en Teherán”, declaró el secretario adjunto del Tesoro, Michael Faulklander, quien enfatizó la importancia de seguir adelante con acciones de este tipo.
Por su parte, la vocera del Departamento, Tammy Bruce, sostuvo que “Estados Unidos se compromete a apoyar al Líbano, desenmascarando y desbaratando los planes de financiación de Hezbollah para llevar a cabo sus actividades terroristas y la influencia desestabilizadora de Irán en la región”, con “todas las herramientas a su disposición, hasta que este grupo terrorista deje de amenazar al pueblo libanés y a toda la región.
“No podemos permitir que Irán y Hezbollah tengan cautivo al Líbano”, sumó.
Hezbollah fue uno de los grupos terroristas que más apoyo brindó a Hamas en el marco de la guerra contra Israel, iniciada en 2023.
En respuesta a las agresiones de las Fuerzas de Defensa, la formación libanesa comenzó a lanzar sus propias ofensivas contra el Estado judío, desde la frontera norte. Así, el Ejército de Tel Aviv se vio obligado a distribuir sus recursos militares para hacer frente a todos los focos y garantizar la seguridad de sus residentes en la zona.
Sin embargo, tras largos meses de enfrentamiento y gracias a la mediación de Estados Unidos y Francia, el pasado noviembre Israel y Hezbollah alcanzaron un acuerdo que permitió restablecer -parcialmente- la paz en la región.
En aquel pacto, los combatientes se comprometieron a desarmarse y replegarse al sur del río Litani, en tanto que las FDI debían retirarse progresivamente del país vecino, para que el Ejército local pudiera tomar sus posiciones y tomar el liderazgo de la seguridad.
La medida permitió poner fin -en gran medida- a los ataques, que habían alcanzado ya un ritmo casi diario, aunque no por completo, ya que el gabinete de Benjamin Netanyahu asegura que el enemigo intenta reagruparse y, por tanto, representa una amenaza latente para Israel que requiere la presencia de sus tropas en la zona.
De hecho, la semana pasada, el Ejército ordenó una serie de ataques contra infraestructuras terroristas y túneles en el sur del Líbano, que acabó con un muerto y ocho heridos.
“Seguiremos actuando para eliminar cualquier amenaza al Estado de Israel y evitar cualquier intento de rehabilitar la organización”, aseguraron las Fuerzas de Defensa.
(Con información de Europa Press)
