
Meta ha comenzado a atraer a ex funcionarios estadounidenses de seguridad nacional y del Pentágono con el objetivo de promover sus servicios de realidad virtual e inteligencia artificial (IA) a agencias gubernamentales de Estados Unidos, según dijeron a la revista Forbes fuentes cercanas a la compañía. Este movimiento se produce varios meses después de que Meta abriera su modelo de IA, Llama, para su uso en el ámbito militar.
Según fuentes citadas por Forbes, la empresa fundada por Mark Zuckerberg está ampliando sus esfuerzos para asegurar contratos lucrativos con el gobierno federal, lo que se refleja en una serie de vacantes actualmente abiertas en la compañía. Entre ellas, Meta busca a dos gerentes de políticas públicas, uno de los cuales se encargará específicamente de la Casa Blanca y otras agencias de seguridad nacional. Idealmente, estos perfiles deben contar con experiencia en el Pentágono y tener habilitación de seguridad para “dirigir nuestra relación con las agencias gubernamentales en temas de políticas y adopción de tecnologías”, se indicó en los anuncios de empleo.
La creciente relación de Meta con los círculos gubernamentales de seguridad nacional se ha intensificado en los últimos meses, a la par de una serie de cambios estratégicos de alto perfil dentro de la compañía. En enero, Meta contrató a Francis Brennan, un ex asesor de la administración de Donald Trump, para liderar las comunicaciones estratégicas en Washington D.C. Además, recientemente se unió a Meta un empleado con más de diez años de experiencia trabajando para agencias federales no reveladas, quien publicó en LinkedIn que su nuevo rol se enfocará en “compartir inteligencia” con el gobierno de EEUU.
Meta se ha abstenido de hacer comentarios oficiales sobre estos movimientos. Sin embargo, las fuentes indican que la compañía ha comenzado a ver un aumento de la competencia entre las grandes empresas tecnológicas para asegurar contratos gubernamentales, especialmente en el contexto de un sector de defensa cada vez más tecnificado.

Este esfuerzo se da en un contexto en el que Zuckerberg, quien ha mantenido una ofensiva de relaciones públicas para acercarse a la administración Trump, busca suavizar las tensiones derivadas de las demandas antimonopolio que enfrentan a Meta con el gobierno federal. Después de realizar una donación de 1 millón de dólares al comité de inauguración de Trump, Zuckerberg eliminó el programa de verificación de hechos en Facebook —una de las metas más criticadas por los conservadores—, disolvió el equipo de diversidad de la empresa y promovió a figuras cercanas al entorno republicano, como Dana White, jefe de la UFC, quien ahora forma parte de la junta directiva de Meta.
Aunque Meta no ha revelado contratos directos con el Pentágono o con otras agencias de seguridad nacional, su interés en los sectores de defensa y tecnología militar es cada vez más evidente. Al igual que Google y OpenAI, ha identificado el potencial comercial de construir una relación más estrecha con el gobierno de EEUU, en particular con el Pentágono, una fuente de ingresos casi ilimitada si se compara con el mercado civil.
Hasta la fecha, Meta ha mantenido una serie de contratos federales enfocados principalmente en publicidad y marketing, pero con sus nuevas iniciativas en inteligencia artificial y realidad virtual, la compañía busca expandir su presencia en el sector de la defensa.
En este contexto, Reality Labs, la división de Meta encargada de la realidad virtual, ha abierto una vacante para una persona con más de diez años de experiencia trabajando para contratistas federales, con el fin de “impulsar nuevas relaciones con el gobierno de EEUU” y promover tecnologías emergentes, como la realidad virtual en el ámbito militar. El Pentágono ha mostrado interés en la utilización de la realidad virtual para la formación en combate desde 2019.

El modelo de IA Llama de Meta, anunciado en noviembre de 2024, fue específicamente diseñado para ser utilizado por agencias de seguridad nacional y militares. En ese momento, Meta reveló que ya había establecido colaboraciones con Palantir, Scale AI y varios contratistas de defensa, como Leidos, Lockheed Martin y Booz Allen, este último utilizando Llama para reemplazar documentos en la Estación Espacial Internacional.
Meta también ha expresado su preocupación por el avance de modelos de IA provenientes de China y otras naciones autoritarias, subrayando la importancia de que los modelos de código abierto desarrollados en países democráticos, como EEUU, sobresalgan en la competencia tecnológica global.
El acercamiento de Meta al sector militar refleja una tendencia más amplia en el sector tecnológico, donde varias empresas de Silicon Valley han comenzado a reevaluar su postura respecto al uso de la IA en el ámbito de la defensa. Google, por ejemplo, abandonó en 2018 un contrato con el Pentágono relacionado con la clasificación de imágenes de drones, después de un fuerte rechazo por parte de sus empleados. No obstante, la compañía actualizó sus políticas en 2024 para permitir el uso de IA con fines militares, en un giro que subraya la creciente demanda de soluciones tecnológicas avanzadas en el sector de la defensa.
Asimismo, OpenAI modificó su postura el año pasado al permitir que su software se utilizara en el ámbito militar. Recientemente, OpenAI firmó un contrato con la Fuerza Aérea de EEUU y estableció una colaboración con el contratista militar Anduril para proporcionar tecnologías de IA avanzadas al Departamento de Defensa y a la Comunidad de Inteligencia de EEUU. Por su parte, Anthropic, otra empresa líder en el campo de la IA, también ha aceptado ofrecer su tecnología a las agencias de inteligencia y al Pentágono, aunque mantiene ciertas restricciones, como la prohibición de utilizar su software para el desarrollo de armas o para vigilancia doméstica.
El auge de la IA en la industria de la defensa se ha visto impulsado por la necesidad de contrarrestar los avances tecnológicos de rivales como China, cuyas capacidades en IA y sistemas autónomos están en constante expansión. Los líderes políticos y empresariales en EEUU consideran que la competitividad militar y tecnológica con China dependerá en gran medida del desarrollo de IA avanzada que pueda ser utilizada en diversos campos, desde el análisis de imágenes satelitales hasta la toma de decisiones tácticas en el campo de batalla.