
Raúl Ical, un migrante guatemalteco de 29 años, fue arrestado el martes en San Antonio, Texas, luego de permanecer entre seis y ocho horas escondido en un árbol, resistiéndose a una orden de detención por parte de agentes federales de inmigración (ICE). El hecho ocurrió en una zona residencial del oeste de la ciudad, cerca de las calles South Navidad y Hazel, y movilizó a fuerzas federales y estatales, atrayendo además a vecinos, activistas y medios de comunicación, según informaron medios como NBC News, The New York Times y KTSA News.
Todo comenzó alrededor del mediodía, cuando agentes de ICE y la policía estatal de Texas intentaron detener a Ical durante una parada de tráfico. Al ser interceptado como pasajero del vehículo, Ical salió corriendo, ingresó al patio trasero de una casa cercana y subió a un árbol con la aparente intención de evitar el arresto. Mientras permanecía encaramado, helicópteros sobrevolaban el área y más oficiales se sumaban al operativo.
A medida que pasaban las horas, la escena fue creciendo en tensión. Vecinos comenzaron a grabar con sus teléfonos, y un activista local, José Montoya, se acercó al lugar con una mujer que se identificó como familiar de Ical. Ambos lograron establecer contacto telefónico con él, y después de intercambiar palabras, Ical accedió a bajar usando una escalera colocada por los agentes. Fue arrestado sin resistencia poco antes de las 7 de la tarde, y subido a un camión blanco, mientras algunas voces desde la multitud gritaban: “No firmes nada. No digas nada”, según The New York Times.
ICE lo buscaba por reingreso ilegal tras deportación

Según ICE, Ical había ingresado ilegalmente a Estados Unidos el 27 de marzo de 2013, y fue deportado a Guatemala el 24 de abril de ese mismo año. En un momento no especificado posteriormente, volvió a ingresar sin autorización. Actualmente, enfrenta cargos federales por reingreso ilegal después de deportación, una violación de la ley de inmigración estadounidense, según confirmaron KTSA News y NBC News.
Durante el operativo, las autoridades no informaron si Ical tenía representación legal ni si contaba con antecedentes penales más allá de su historial migratorio. La orden que intentaban ejecutar fue descrita como una “orden de arresto criminal”, aunque NBC News indicó que ICE había “solicitado” dicha orden, lo cual sugiere que el estatus jurídico exacto del documento no fue del todo claro al momento de los hechos.
Vecinos y activistas critican el despliegue

La magnitud del operativo y su desarrollo generaron críticas en la comunidad. Gabriel Rosales, director en Texas de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), expresó su preocupación por el impacto del operativo en un barrio habitado por personas de origen latino: “Esto me preocupa. Están entrando en nuestras comunidades y persiguiendo a personas que se parecen a nosotros”, dijo a The New York Times tras presenciar los hechos.
Vecinos como Joel de la Roja, de 61 años, afirmaron estar alarmados por la gran presencia policial en su vecindario. “Mucha gente aquí es de México, y probablemente también tienen miedo”, afirmó. Otro residente, Chris Rodríguez, de 38 años, escuchó el helicóptero desde su casa y decidió seguirlo en bicicleta hasta la escena. “Es una situación triste. Si se tratara de alguien peligroso, lo entendería. Pero si solo es indocumentado, esto me parece un exceso”, declaró a The New York Times.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, respaldó el operativo como parte de la estrategia de la administración Trump para aplicar estrictamente las leyes migratorias. En un comunicado recogido por The New York Times, afirmó: “Puedes correr, pero no puedes esconderte. Ya sea en un árbol o escondido en la casa de un juez activista, si estás aquí ilegalmente, ICE te encontrará, te arrestará y serás deportado”.