
En un episodio que generó conmoción tanto en Estados Unidos como en Sudáfrica, el pastor y misionero estadounidense Josh Sullivan fue secuestrado a punta de pistola durante una reunión religiosa en la localidad de Motherwell. El hecho ocurrió el jueves por la noche, alrededor de las 19 horas, en el interior de la iglesia que lidera, según informó el teniente general Avele Fumba de la Policía sudafricana al medio estadounidense ABC News.
De acuerdo con testigos presenciales, al menos cuatro hombres armados y no identificados irrumpieron en el templo y exigieron hablar con Sullivan, quien fue abordado directamente durante el servicio religioso. Los atacantes lo obligaron a subir a su propio vehículo, una camioneta Toyota 4Runner de color plateado, y escaparon con él. El coche fue encontrado abandonado en la misma zona de Motherwell poco tiempo después del secuestro, confirmó el capitán Andre Beetge de la Policía sudafricana a la agencia Associated Press.
La noticia fue difundida por la Fellowship Baptist Church de Maryville, Tennessee, congregación a la que pertenece Sullivan y desde donde partió como misionero. A través de su página oficial de Facebook, identificaron públicamente al pastor y solicitaron oraciones por su pronta liberación. El testimonio fue ratificado por la madre de Sullivan, Tonya Rinker, quien en diálogo con ABC News expresó: “Como madre, nunca piensas que algo así le puede pasar a tu hijo, pero la fe te sostiene en la incertidumbre”.
El pastor Tom Hatley, actual líder de la iglesia de Maryville, brindó más detalles a Fox News sobre lo sucedido. Señaló que Sullivan se encontraba dirigiendo una reunión de oración cuando ingresó el primer atacante, seguido por otros que preguntaron por él específicamente.
“Lo llamaron por su nombre y luego lo sacaron a punta de pistola”, relató. Hatley añadió que inicialmente esperaban que el líder religioso fuese liberado esa misma noche o a la mañana siguiente, pero eso no sucedió.
Investigación policial y búsqueda en curso
La respuesta de las autoridades sudafricanas fue inmediata tras conocerse el secuestro del pastor estadounidense. Según declaraciones de Fumba, la Dirección de Investigación de Delitos Prioritarios, conocida como Hawks, encabeza la investigación con un equipo multidisciplinario que incluye unidades especializadas de la Policía. El objetivo es claro: localizar a la víctima y detener a los autores.
El portavoz de los Hawks en la provincia del Cabo Oriental, el oficial Ndiphiwe Mhlakhuvana, confirmó al medio local IOL que los secuestradores exigieron un rescate, aunque no se divulgó el monto ni los términos de la negociación. Esta afirmación marca una diferencia sustancial respecto a la mayoría de los casos de secuestro en Sudáfrica, donde solo una minoría —menos del 5 % según datos del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS)— involucra demandas económicas explícitas.
Las autoridades han insistido en que toda información será manejada con estricta confidencialidad y han solicitado colaboración ciudadana. El proceso de búsqueda se mantiene activo con varias líneas de investigación abiertas, aunque hasta el momento no se han revelado avances públicos significativos.

Aumento de secuestros en Sudáfrica
El caso de Josh Sullivan ocurre en un contexto marcado por un aumento alarmante de los secuestros en Sudáfrica durante la última década. Según datos difundidos por el ISS África en diciembre de 2024, los secuestros en el país crecieron un 264 %, pasando de 4.692 casos en 2014/15 a 17.061 en 2023/24. Esta cifra representa uno de los incrementos más pronunciados entre los delitos graves reportados por el Servicio de Policía Sudafricano.
El informe del ISS detalla que la mayoría de estos secuestros se producen en el marco de robos agravados —como asaltos a viviendas, negocios o vehículos— y no responden a estructuras organizadas de secuestro con fines de extorsión. En este sentido, los casos con pedidos de rescate representan menos del 5 % del total. El hecho de que en el caso de Sullivan sí se haya exigido una suma a cambio de su liberación lo sitúa dentro de esa minoría atípica.
Expertos en criminalidad, como el profesor Bobby McDonald de la Universidad de New Haven, señalaron a Fox News que en zonas donde el crimen está arraigado, especialmente aquellas con altos niveles de pobreza estructural, los extranjeros —incluidos misioneros— pueden ser percibidos como objetivos vulnerables.
“Una pequeña cantidad de dinero en ciertas áreas puede representar mucho, lo que vuelve atractiva la idea del secuestro para obtener recursos rápidamente”, afirmó McDonald.
A esto se suma una fragmentación del espacio urbano en Sudáfrica, donde la cercanía entre barrios acomodados y asentamientos informales genera un escenario de contrastes extremos. En palabras del propio McDonald: “Puedes estar en una zona desarrollada y, a minutos, entrar en un asentamiento donde la situación cambia drásticamente”.