
El Senado de Estados Unidos aprobó este viernes la nominación del teniente general retirado de la Fuerza Aérea Dan “Razin” Caine como nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto, en una votación nocturna de 60 a 25, que se llevó a cabo justo antes del receso legislativo de dos semanas.
La confirmación llega casi dos meses después de que el presidente Donald Trump destituyera abruptamente a su antecesor, el general Charles “CQ” Brown Jr., como parte de una amplia reestructuración del liderazgo militar estadounidense.
Caine, un condecorado piloto de combate de F-16 con trayectoria en operaciones especiales, programas clasificados del Pentágono y misiones junto a la CIA, no cumple con los requisitos establecidos por la ley de 1986 para el cargo —como haber sido jefe de alguna rama militar o comandante de combate—, pero el presidente puede eximir dichas condiciones si considera que “es necesario para el interés nacional”.
Trump lo nominó en febrero, poco después de cesar a Brown, el segundo general afroamericano en ocupar el cargo, en medio de su campaña por eliminar a mandos que, según él, apoyan políticas de diversidad y equidad en las filas armadas.
Durante su audiencia de confirmación, Caine buscó desmarcarse de cualquier afinidad política y prometió actuar con independencia. “Continuaré las tradiciones y estándares de mi juramento y de mi comisión como líder no partidista que siempre se esfuerza por hacer lo correcto”, declaró.

Añadió que “la nación y la Constitución requieren una fuerza armada no partidista” y negó haber llevado una gorra con el lema de Trump, como había afirmado el presidente: “Nunca he usado ningún artículo de propaganda política”. Ante una pregunta directa de la senadora Elissa Slotkin, sobre si se resistiría a una orden ilegal, Caine respondió: “Ese es precisamente el deber y el trabajo que tengo, sí”.
El nombramiento de Caine forma parte de una remoción sistemática de altos mandos militares desde el regreso de Trump a la Casa Blanca en enero. Además de Brown, fueron destituidos los jefes de la Marina y la Guardia Costera, el general a cargo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), el vicesubjefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, un almirante de la OTAN y tres abogados militares de alto rango.
Mientras el secretario de Defensa, Pete Hegseth, asegura que Trump “solo está eligiendo a los líderes que quiere”, legisladores demócratas han acusado a la Casa Blanca de buscar transformar a las fuerzas armadas en una estructura subordinada políticamente al presidente.

El mandato de Trump ya había estado marcado por tensiones con el anterior jefe del Estado Mayor, Mark Milley, quien resistió intentos de politizar las fuerzas armadas durante su primer gobierno.
Tras la segunda toma de posesión de Trump en enero, el retrato oficial de Milley fue retirado del Pentágono y se revocaron tanto su acreditación de seguridad como su escolta. Caine, cuya relación con Trump se remonta a un viaje a Irak en 2019, ha sido descrito por el mandatario como “un verdadero general, no uno de televisión”.
La designación, no obstante, fue aprobada con cierto respaldo bipartidista, a pesar de la oposición demócrata que buscó retrasar el proceso.
(Con información de AP y AFP)