
Las acciones de General Motors (GM) cayeron más de un 7% el jueves 27 de marzo, después de que el expresidente Donald Trump anunciara nuevos aranceles sobre vehículos y autopartes importados, medida que impacta especialmente a la empresa por su fuerte dependencia de operaciones en México y Canadá, según informó NBC News.
La decisión fue comunicada por Trump desde la Oficina Oval el miércoles 26 de marzo, donde aseguró que los nuevos aranceles serían “permanentes” y estaban destinados a incentivar la producción automotriz dentro de Estados Unidos. Afirmó además que la medida podría generar hasta 100.000 millones de dólares en ingresos para el Estado, aunque no presentó detalles sobre cómo se llegaría a esa cifra.
La exposición de GM a estos aranceles es mayor que la de sus competidores estadounidenses debido a su presencia transfronteriza. Modelos como la Chevy Silverado se ensamblan tanto en plantas ubicadas en México y Canadá como en una instalación en Indiana, mientras que el Chevy Equinox y el GMC Terrain se producen en México. El Chevy Trax, por su parte, se fabrica en Corea del Sur.
Según un informe publicado por Deutsche Bank el jueves, “Tesla y Ford parecen estar más protegidas del impacto de los aranceles, dada la ubicación de sus fábricas de ensamblaje, aunque Ford sí tiene cierta exposición por la importación de motores”. La entidad financiera subrayó que “GM es la más expuesta a México”.

Aunque funcionarios de la administración Trump sugirieron que habría una exención temporal para los productos automotrices que cumplan con los requisitos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), no especificaron cómo funcionaría ese mecanismo. Analistas señalaron que imponer aranceles a vehículos y autopartes de México y Canadá podría violar el propio acuerdo comercial, negociado por Trump durante su primer mandato.
El anuncio llega en un momento de repunte para el sector. Según Edmunds, el primer trimestre de 2025 marcó el mayor nivel de ventas de vehículos nuevos en Estados Unidos desde 2021, con un crecimiento del 1% interanual, impulsado por una fuerte demanda en marzo. No obstante, los analistas advirtieron que la tendencia podría verse comprometida.
“Con casi la mitad de todos los vehículos vendidos ensamblados fuera de Estados Unidos, anticipamos repercusiones importantes de los aranceles en cualquier nivel”, declaró Ivan Drury, director de análisis en Edmunds. Goldman Sachs, por su parte, estimó que los aranceles del 25% podrían encarecer los vehículos importados entre 5.000 y 15.000 dólares, y los fabricados localmente entre 3.000 y 8.000 dólares, debido a la dependencia de componentes foráneos.
Las automotrices reaccionaron con cautela a la política. “Los fabricantes estadounidenses están comprometidos con la visión del presidente Trump de aumentar la producción y el empleo en Estados Unidos, y continuarán trabajando con la administración en políticas duraderas que beneficien a los estadounidenses”, expresó Matt Blunt, presidente del American Automotive Policy Council, en un comunicado posterior al anuncio. Agregó que era fundamental que la implementación de aranceles no encareciera los precios para los consumidores.

El director ejecutivo de Ford, Jim Farley, fue más contundente durante una conferencia de inversión el mes pasado. “Los aranceles del 25% serían devastadores. Provocarían un daño a la industria automotriz de Estados Unidos como nunca hemos visto”, advirtió.
Por su parte, ejecutivos de GM, incluida su directora general Mary Barra, indicaron que la empresa estaba preparada para absorber hasta el 50% del impacto de nuevos aranceles. “Cuando sepamos exactamente qué ocurrirá, o tengamos una indicación, sabremos qué pasos tomar”, declaró Barra. La compañía contempla ajustes en su producción para mitigar el efecto de políticas comerciales sostenidas.
Tesla repuntó
Mientras GM sufría una caída bursátil, Tesla experimentó un repunte de hasta el 4% en sus acciones, a pesar de que su CEO, Elon Musk, advirtió en la red social X (antes Twitter) que los aranceles también afectarían el costo de componentes de origen extranjero usados en sus vehículos. “El impacto en costos no es trivial”, escribió. No obstante, los analistas concluyen que Tesla es una de las empresas menos expuestas a los nuevos aranceles, en parte porque la mayoría de sus vehículos se fabrican en EE. UU. El propio fabricante ha promocionado que sus autos son “los más estadounidenses”.
Trump señaló que Musk no fue consultado en la elaboración de esta medida. A pesar de las diferencias entre los fabricantes, los analistas coincidieron en que la inestabilidad en la política comercial de la Casa Blanca añade incertidumbre al sector.

“La situación sigue siendo increíblemente complicada”, dijo Stephanie Brinley, analista automotriz de S&P Global Mobility. “Lo que hemos visto hasta ahora es un anuncio, luego un cambio; y después otro anuncio, y otro cambio. No creo que nadie esté tranquilo”. Brinley apuntó que los aranceles son solo una parte de las múltiples variables que influyen en las decisiones de producción global, y que la industria necesita certidumbre para tomar decisiones a largo plazo.
El impacto no se limita a las grandes empresas. “Los fabricantes tienen inversiones enormes en juego, y el lenguaje de estos aranceles puede desestabilizar planes de años”, sostuvo Drury. “La industria automotriz tiene consecuencias profundas y de largo plazo en cualquier comunidad que recibe esas inversiones. Las vidas de muchas personas están en juego, incluso si no trabajan directamente en una línea de ensamblaje”.
Mientras tanto, el sindicato United Auto Workers (UAW) celebró la medida. “Aplaudimos a la administración Trump por enfrentar el desastre del libre comercio que ha devastado a las comunidades trabajadoras durante décadas”, afirmó el presidente del UAW, Shawn Fain, en un comunicado emitido el miércoles. “Acabar con la carrera hacia el abismo en la industria automotriz comienza con arreglar nuestros acuerdos comerciales rotos”.
El respaldo llega a pesar de que el sindicato respaldó en las elecciones pasadas a la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, y Fain calificó anteriormente a Trump como un “esquirol” por su historial contrario a los trabajadores. No obstante, líderes sindicales a nivel local siguen expresando preocupación por las consecuencias prácticas de las políticas comerciales de la Casa Blanca.
En paralelo, la expansión de la industria continúa, aunque fuera de los bastiones sindicales tradicionales. Una lista reciente de nuevas plantas de vehículos eléctricos, elaborada por Automotive Dive, reveló que solo una se construye en el Medio Oeste, región históricamente vinculada al UAW. El resto se localiza en el sur del país, donde hay menos protecciones laborales y una fuerte base electoral de Trump.