
El vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, confirmó en las últimas horas que este viernes viajará a Groenlandia, en medio de las tensiones por el control del territorio. Su visita se producirá en el marco de una serie de eventos a los que su esposa Usha ya tenía previstos asistir.
“Había tanta excitación por la visita de Usha a Groenlandia que decidí que no quería que se divirtiera sola, así que la acompañaré”, comenzó diciendo en tono irónico en un video en X, en el que respondió de manera indirecta a las críticas de los políticos de la isla, que acusaron a la Administración de Donald Trump de “no respetar nuestro derecho a la autodeterminación”, a raíz de sus recientes declaraciones.
Si bien la agenda de Usha incluye visitas a lugares históricos para conocer el patrimonio groenlandés y su presencia en una popular carrera de trineos tirados por perros, el Vicepresidente centrará sus actividades en todo lo que respecta a la seguridad de la isla ártica.

“Visitaré a algunos de nuestros guardianes de la fuerza espacial en la costa noroeste en Groenlandia y, también, comprobaré qué está pasando con la seguridad allí”, explicó en su video.
Así, siguiendo el tono adoptado por la Casa Blanca en las últimas semanas, Vance insistió en que “muchos países han amenazado a Groenlandia, han amenazado con utilizar sus territorios y vías fluviales para amenazar a Estados Unidos, Canadá y, por supuesto, al pueblo de Groenlandia”, y es por ello que, ahora,“vamos a comprobar cómo van las cosas allí”.
“Queremos revitalizar la seguridad del pueblo de Groenlandia porque creemos que es importante para proteger la seguridad de la gente en todo el mundo”, concluyó.
Con su regreso a la presidencia, Trump reavivó su deseo por hacerse con el control de la isla, por lo que considera son cuestiones cruciales para la seguridad nacional de Estados Unidos.

“No es una broma, es la prioridad del Presidente”, dijo el secretario de Estado, Marco Rubio, días atrás, luego de que el propio republicano declarara que “Estados Unidos considera que la propiedad y el control de Groenlandia son una necesidad absoluta” porque “si miras los barcos frente a la isla tienes a Rusia, China y mucha gente de muchos lugares”.
Enseguida, el primer ministro Múte Bourup Egede respondió a sus palabras y aseguró que “Groenlandia es nuestra” y su futuro depende de su propia gente. “Si no condenan claramente cómo Estados Unidos trata a Groenlandia, la situación escalará cada día y la agresión estadounidense aumentará. (La visita) es una demostración de poder, no hay lugar a malos entendidos”, agregó.
A la par, la comunidad internacional y diversos partidos políticos nacionales repudiaron la propuesta de la Casa Blanca y las visitas de sus funcionarios.
“(Decimos) ‘no, gracias’ a que Estados Unidos se involucre (...) independiente de en qué forma. Está claro que el equipo de Trump no respeta nuestro derecho a la autodeterminación sin que nadie de afuera se meta”, escribió en sus redes sociales la diputada groenlandesa Aaja Chemnitz, que vio como una amenaza la presencia de Usha en el territorio, mientras que, la última semana, cientos de personas se manifestaron frente al consulado estadounidense en Nuuk.

Trump, sin embargo, defendió la visita de la segunda dama al país y, contrario a las acusaciones, aseguró que se trata de una “muestra de amistad” entre las partes.
“Esto es una muestra de amistad, no una provocación. Estamos tratando con mucha gente de Groenlandia que quiere ver que se tomen medidas para que estén debidamente protegidos y cuidados, como es debido (...) Hemos sido invitados y, realmente, les gusta la idea (a los groenlandeses) porque han estado un poco abandonados, no han sido bien atendidos”, apuntó durante una reunión con su gabinete la víspera.
(Con información de AFP y EFE)