
En el segundo semestre de 2024, Tesla reportó $6.300 millones en gastos de capital (capex), según su estado de flujos de efectivo. Sin embargo, el valor bruto de sus activos —sin considerar depreciación— solo aumentó $4.900 millones, revelando una diferencia de $1.400 millones que no tiene explicación contable clara. La discrepancia fue reportada inicialmente por el Financial Times y retomada por Fortune, que señala que para una empresa con operaciones principalmente en Estados Unidos, estos valores deberían coincidir.
Tim Morrison, profesor de contabilidad en la Universidad de Notre Dame y exsocio de auditoría de Ernst & Young, dijo a Fortune que en condiciones normales y sin ventas de activos ni deterioros reconocidos, como es el caso, los valores de capex y de activos brutos deberían alinearse. Según Morrison, “si los números estuvieran mal, sería una señal de alerta sobre los controles internos”. Afirmó también que factores como los cambios en divisas podrían incidir, aunque el Financial Times cuestiona esta explicación, dado que cuatro quintas partes de los activos de larga duración de Tesla están en Estados Unidos.
Tesla no respondió a las solicitudes de comentarios de Fortune, y su auditor externo, la firma PwC, tampoco emitió declaraciones. PwC ha auditado los estados financieros de la empresa desde 2005. La falta de explicaciones por parte de ambas entidades ha abierto interrogantes entre analistas sobre la transparencia y trazabilidad de las inversiones, en un momento en que Tesla afirma apostar por tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la robótica.
Posibles explicaciones técnicas sin confirmación oficial

De acuerdo con Morrison, una causa técnica podría ser la depreciación total de activos antiguos que fueron retirados del balance, como explicó a Fortune. En ese caso, el valor del activo y su depreciación acumulada se eliminan del registro contable sin generar una pérdida, lo que reduciría el valor neto de los activos aunque se haya invertido dinero en nuevos. Además, mencionó que las fluctuaciones del tipo de cambio pueden afectar el valor registrado de activos en países como Alemania. Sin embargo, no hay evidencia de que estos factores expliquen completamente la diferencia.
El Financial Times sostiene que los efectos por tipo de cambio “parecen poco probables” como explicación principal. El informe aclara también que Tesla no vendió activos ni reportó deterioros en sus activos de larga duración durante el periodo analizado, descartando otras causas comunes de discrepancia. La inversión en IA y robótica tampoco se contabiliza como propiedad, planta y equipo (PP&E) si corresponde a software o gastos operativos, lo que también puede explicar parte del desfase.
Inversiones en inteligencia artificial y presión financiera

Durante la llamada de resultados de enero de 2025, el director financiero de Tesla, Vaibhav Taneja, aseguró que la empresa había superado los $5.000 millones acumulados en inversiones relacionadas con inteligencia artificial, dentro de un capex anual que alcanzó $11.300 millones, según Fortune. Taneja afirmó que la compañía busca eficiencia en su gasto de capital y que los fondos se asignan de forma “dirigida” para obtener beneficios inmediatos. Sin embargo, no ofreció detalles sobre cómo se reflejan esas inversiones en el balance.
Pese a contar con una reserva de efectivo de $36.500 millones, Tesla optó por emitir $3.900 millones en nueva deuda en 2024. Esta decisión sorprendió a analistas, según Financial Times, considerando que la empresa no distribuye dividendos y que teóricamente no requeriría financiamiento adicional. La situación ha generado cuestionamientos sobre la estrategia financiera a largo plazo de la compañía, cuyo valor bursátil ha caído significativamente en los últimos meses.
Caída de acciones y protestas

El FBI investiga una serie de ataques contra instalaciones de Tesla, incluyendo incendios en Las Vegas y otras ciudades estadounidenses, según Bloomberg. Los actos de vandalismo se enmarcan en una creciente reacción pública contra el rol político de Musk. Durante una reunión interna el 21 de marzo en Austin, Texas, transmitida en su red X, Musk pidió a sus empleados no vender sus acciones y aseguró que “el futuro es brillante y emocionante”, pese a que las acciones han caído casi 40%.
En la misma reunión, Musk reiteró su compromiso con el desarrollo de vehículos autónomos y del robot humanoide Optimus, según Bloomberg. Aseguró que los primeros modelos podrían venderse a empleados en 2026 y que se escalará la producción del futuro “Cybercab” autónomo. La empresa también planea lanzar nuevos vehículos eléctricos más asequibles en la primera mitad de 2025, aunque no ha detallado características ni cronograma preciso.