El buque de guerra USS Constellation expone los problemas de la Marina de EEUU frente al avance naval del régimen chino

Desde que comenzó su construcción en 2022, sólo se avanzó en un 10% del proyecto, como consecuencia de los cambios de diseños y los aumentos de costos, entre otros factores. Mientras, Beijing aspira a apoderarse de los mares

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Un buque en construcción se
Un buque en construcción se encuentra atracado en las instalaciones de Fincantieri Marinette Marine, en Wisconsin (AP Foto/Mike Roemer)

El proyecto del USS Constellation, un buque de guerra de última tecnología destinado a renovar las capacidades de la Marina de Estados Unidos, enfrenta serios retrasos y sobrecostos significativos, lo que pone en evidencia los desafíos del sector naval estadounidense frente al creciente poder marítimo de países como China.

Según un detallado informe de The Wall Street Journal, la construcción de la fragata comenzó en 2022, pero después de más de dos años, solamente un 10% del trabajo ha sido completado, una cifra que acentúa las preocupaciones sobre la capacidad de producción naval de la primera potencia mundial.

Con un costo inicial proyectado de 1.300 millones de dólares, el gasto estimado ahora asciende a más de 1.900 millones.

Las modificaciones constantes al diseño original fueron uno de los factores principales detrás de los contratiempos. Por ejemplo, el casco fue alargado en 7,3 metros para incorporar generadores más grandes y mejorar el rendimiento acústico de las hélices, ajustes que no estaban contemplados en el plan original. Como detalló el medio norteamericano, “la nave se suponía que compartiría un 85% del diseño original de su versión italiana, pero ahora solo el 15% es similar”.

Además, lo largo de la construcción, se realizaron diversos ajustes, como la necesidad de más refrigeración para los sistemas informáticos que gestionan las comunicaciones y armamento, lo que obligó a incrementar la ventilación y las bombas de refrigeración, sumado a reconfigurar el espacio. Estos cambios hicieron que el peso de la nave aumentara hasta un 10% por encima de lo previsto, lo que reducirá su velocidad en comparación con el diseño original que ya se utiliza en las marinas francesa e italiana.

Crece la preocupación en EEUU
Crece la preocupación en EEUU ante el aumento del poderío naval del régimen chino (Australian Defense Force via AP)

El desafío de Estados Unidos no solo radica en sus propios problemas de producción, sino también en el terreno que ha perdido ante las armadas extranjeras, en especial frente al régimen de China.

Según cifras del analista de defensa Tom Shugart, entre 2014 y 2023, el gigante asiático lanzó al agua 157 buques, mientras que Estados Unidos solo 67. Esto pone a la Marina china como la más grande del mundo actualmente, aunque la de Estados Unidos asegura que la calidad y capacidades de sus buques siguen siendo superiores.

Ante este contexto, la administración de Donald Trump, que en su discurso ante el Congreso expresó su preocupación por la caída en la construcción de barcos militares, ha propuesto crear una Oficina de Construcción Naval para revitalizar esta industria, buscando reducir la dependencia de la competencia china.

Industria naval que presenta, además, un ritmo de construcción más lento comparado con otros países. En el caso de fragatas como el USS Constellation, dotado de armamento de alta tecnología para protegerse de submarinos, misiles y drones enemigos, todos los países analizados por The Wall Street Journal, excepto uno, completaron estas embarcaciones en menos tiempo. Además, los destructores, buques más grandes y armados, sufren un proceso aún más prolongado.

Jeremy Kyd, ex vicealmirante de la Royal Navy británica, destacó al medio que “los buques estadounidenses son temibles armas de guerra, pero su construcción resulta particularmente costosa y lenta”.

Donald Trump propuso crear una
Donald Trump propuso crear una Oficina de Construcción Naval (REUTERS/Carlos Barria)

El panorama de retrasos no se circunscribe exclusivamente a fragatas. Durante la última década, el tiempo necesario para construir submarinos de ataque aumentó de seis a nueve años, y el período para portaaviones pasó de ocho a once años, según informes de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés). Adicionalmente, los retrasos han contribuido a incrementos significativos en el costo total de construcción: solo un tercio puede atribuirse a la inflación en la industria naval, según el mismo organismo.

El costo de los submarinos de propulsión nuclear de la Marina de los EEUU también ha sido significativo. Entre 2010 y 2021, el Pentágono gastó aproximadamente 2.600 millones de dólares en cada submarino, mientras que el costo de un submarino similar construido en Gran Bretaña fue inferior a 2.000 millones de dólares. Una de las razones de esta diferencia de costos es que los submarinos estadounidenses se ensamblan en distintas instalaciones, lo que implica transporte entre astilleros a grandes distancias, mientras que los británicos se fabrican en un solo lugar.

Además de los tiempos prolongados, el sector enfrenta costos de materiales elevados, incluidos los del acero, los cuales se han agravado por los recientes aranceles comerciales. Estados Unidos tampoco cuenta con una industria naval comercial significativa, algo que limita tanto las cadenas de suministro como la disponibilidad de trabajadores capacitados.

Cabe destacar, también, que la Marina de Estados Unidos tiene normas diferentes a las de otros países, a menudo más exigentes, ya que trata de hacer que los buques sean más “supervivientes” ante los impactos de las armas o el mal tiempo.

Representación del aspecto que tendrá
Representación del aspecto que tendrá el USS Constellation, que todavía está en construcción (Crédito: Fincantieri Marinette Marine)

Factores estructurales y decisiones por comité

Uno de los problemas que más afecta la construcción de embarcaciones es la interferencia constante del Pentágono en los diseños. Tal como resaltó Shelby Oakley, directora de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO), “la Marina revisó una y otra vez los requerimientos técnicos, lo que generó retrasos extremos”. Por ejemplo, un solo documento técnico del Constellation recibió más de 170 comentarios críticos por parte de la Marina, ocasionando demoras considerables en la construcción.

La falta de inversión en el equipamiento de los astilleros estadounidenses también ha resultado problemática. Según un análisis reciente realizado por McKinsey y citado por el medio, muchos astilleros utilizan maquinaria anticuada, incluidos sistemas de transporte y grúas que datan de la Segunda Guerra Mundial. El informe encontró que a menudo el equipo se descompone, causando interrupciones en los cronogramas de trabajo.

Sin embargo, algunas inversiones han comenzado a modernizar ciertos procesos. En el área de soldaduras robotizadas dentro del astillero de Wisconsin donde se construye el USS Constellation, ahora se necesita una cuarta parte de los trabajadores en comparación con métodos empleados anteriormente. Aunque esta mejora es significativa, la falta de técnicos capacitados sigue siendo un problema.

Según el informe, un tercio de los trabajadores de Fincantieri en Estados Unidos tienen más de 50 años, mientras que la cifra en Italia apenas supera el 40%.

Durante su primer mandato, Trump propuso diversas medidas para mejorar la competitividad de la construcción naval estadounidense. Estas incluían aumentar las tasas sobre los buques construidos en China que entraran en Estados Unidos, así como mejorar las condiciones laborales en los astilleros nucleares.

Trabajadores salen de las instalaciones
Trabajadores salen de las instalaciones de Fincantieri Marinette Marine, al final de su turno laboral (AP Foto/Mike Roemer)

Competencia y presión del panorama global

Frente a este panorama complejo, Estados Unidos busca ajustes estratégicos para no perder su superioridad marítima. Según The Wall Street Journal, el objetivo de la Marina es aumentar su flota de barcos de combate de los actuales 295 a 390 para 2054. No obstante, lograr esta meta requeriría duplicar la tasa de producción anual, un desafío significativo dadas las limitaciones actuales. El presupuesto necesario estimado para sostener esta iniciativa es de unos 40 mil millones de dólares al año durante los próximos 30 años, una proyección que excede en un 17% a los cálculos oficiales de la Marina.

Aunque las naves de diseño americano aún son elogiadas por sus capacidades y tecnología, su mercado internacional enfrenta dificultades. Los compradores extranjeros suelen preferir buques europeos o surcoreanos, más económicos y rápidos de fabricar.

Tal como ilustró Kyd: “Pocas veces los barcos estadounidenses logran superar a sus pares europeos o asiáticos en costos y tiempos”.

A diferencia de los buques
A diferencia de los buques de guerra, los cazas norteamericanos Lockheed Martin F-35 tienen una gran demanda (REUTERS/Edgar Su)

En contraste, otros sectores militares, como el de aviones de combate, mantienen su competitividad internacional. Productos como el avión F-35 de Lockheed Martin o el sistema de misiles Patriot cuentan con una demanda sólida y órdenes de compra a varios años.

La situación del USS Constellation y sus prolongados retrasos resalta los desafíos que enfrenta Estados Unidos para mantener su predominancia marítima frente a la creciente capacidad industrial y militar de otras potencias como el régimen de China. A pesar de los diversos esfuerzos y estrategias en marcha por parte del gobierno, los problemas estructurales y burocráticos siguen siendo un obstáculo clave para el avance de la industria naval estadounidense.