Orinó en el dispensador de agua de la oficina, contagió con ETS a sus compañeras y ahora pasará 6 años en prisión

El caso fue descubierto tras una serie de síntomas inusuales entre el personal y derivó en una investigación que reveló una conducta deliberada dentro de un centro médico en Houston

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El caso generó preocupación por
El caso generó preocupación por las condiciones de seguridad e higiene en entornos laborales compartidos. (Crédito: Houston Police Department)

Un trabajador de limpieza en Houston, Texas, fue sentenciado a seis años de prisión tras declararse culpable de haber orinado repetidamente en botellas y dispensadores de agua dentro de una clínica médica, lo que resultó en la transmisión de enfermedades de transmisión sexual (ETS) a varias empleadas. El acusado, Lucio Catarino Díaz, de 53 años, fue procesado por un cargo de agresión agravada con un arma mortal, en un caso que ha generado alarma por el uso de fluidos corporales como medio de agresión en entornos laborales.

Díaz fue arrestado luego de una investigación iniciada en septiembre de 2022, cuando una empleada del centro médico donde trabajaba notó un olor y sabor anormal en el agua del dispensador comunitario. Según la denuncia penal, la mujer comenzó a llevar sus propias botellas de agua al trabajo, pero incluso estas llegaron a presentar un “olor desagradable”. Tiempo después, descubrió que el líquido en su botella tenía un color amarillento, lo que llevó a que una colega confirmara que el contenido olía a orina.

La investigación posterior reveló que el acusado había manipulado las botellas de manera intencional. Díaz fue captado en video mientras abría la botella de la víctima, bajaba la cremallera de su pantalón y colocaba su órgano genital dentro del recipiente, para luego cerrar la botella y dejarla en el escritorio.

Las autoridades señalaron que el
Las autoridades señalaron que el uso de fluidos corporales fue considerado como un medio de agresión grave. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Grabaciones, pruebas médicas y confesión del acusado

Con el objetivo de identificar al responsable, la víctima instaló una cámara oculta enfocando su escritorio y dejó una botella de agua en un lugar visible. Al revisar la transmisión desde su celular, observó cómo el empleado de limpieza abría la botella, introducía su pene en la boca del envase y lo cerraba de nuevo. Este comportamiento se repitió la noche siguiente, según la denuncia presentada ante las autoridades.

Cuando fue interrogado por la policía, Lucio Díaz confesó haber cometido los actos deliberadamente, indicando que lo hacía porque sabía que la empleada bebería el contenido al día siguiente. Según la denuncia penal, también declaró que tenía una “enfermedad”. La mujer afectada se sometió posteriormente a un panel de pruebas para enfermedades de transmisión sexual, en el que resultó positiva para el virus del herpes simple tipo 1, una infección que no había tenido con anterioridad. Las pruebas realizadas a Díaz confirmaron que también era portador de ese virus, así como de clamidia.

Según el testimonio recogido en el expediente judicial citado por PEOPLE, múltiples empleadas de la clínica presentaron infecciones similares tras consumir agua que había sido contaminada por el acusado.

Fiscalía consideró la orina como un “arma mortal” por el riesgo sanitario

La Oficina del Fiscal del Distrito de Harris County consideró que el arma utilizada por el acusado fue su propia orina, debido a la capacidad del virus del herpes para causar lesiones corporales y debilitar el sistema inmunológico. En consecuencia, Lucio Díaz fue acusado de agresión agravada con un arma mortal, cargo por el que se declaró culpable como parte de un acuerdo con la fiscalía. A cambio, se desestimaron otros siete cargos de agresión agravada y un cargo de agresión indecente.

El caso fue resuelto en un tribunal estatal de Texas, donde el juez le otorgó al acusado un crédito de dos años por el tiempo que ya había pasado en prisión preventiva desde su arresto en 2022. La sentencia definitiva fue de seis años de reclusión. Según reportó PEOPLE, el abogado defensor de Díaz no respondió a las solicitudes de comentario sobre la decisión judicial.

El agua utilizada por el
El agua utilizada por el personal se convirtió en un vehículo de transmisión de enfermedades. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Impacto legal y consecuencias civiles en curso

Además de la sentencia penal, Lucio Díaz enfrenta múltiples demandas civiles interpuestas por víctimas que lo acusan de haber causado daños físicos y emocionales graves. Las autoridades no han revelado cuántas personas resultaron infectadas, pero según la información judicial, se trata de varias trabajadoras que desarrollaron síntomas tras consumir agua proveniente del dispensador o de botellas manipuladas.

Hasta el momento, no se ha informado si la clínica médica ha implementado medidas correctivas internas, ni si se investiga a la empresa responsable de contratar al acusado. El caso ha generado cuestionamientos sobre los protocolos de seguridad y supervisión en lugares de trabajo, especialmente en espacios donde hay manejo de alimentos o líquidos de consumo humano.

Un caso que expone vulnerabilidades en entornos laborales

Este incidente, ampliamente difundido por medios como PEOPLE y reportado también en documentos judiciales oficiales, ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de los entornos laborales frente a actos deliberados de contaminación con fluidos corporales. Si bien la agresión mediante sustancias biológicas no es un fenómeno nuevo en el ámbito legal estadounidense, casos como este destacan la gravedad de utilizar enfermedades contagiosas como método de daño físico, lo que puede derivar en cargos criminales graves.

El Departamento de Salud de Texas no ha emitido comentarios sobre este caso específico, aunque expertos legales han señalado que la tipificación de la orina contaminada como “arma mortal” podría sentar precedente en otros procesos judiciales relacionados con la transmisión intencional de enfermedades.

Díaz permanece bajo custodia, mientras avanza el proceso de las demandas civiles pendientes. No se ha informado si enfrenta deportación u otras consecuencias migratorias tras cumplir su sentencia.