
Luego de más de dos años de cautiverio en Afganistán, el ciudadano estadounidense George Glezmann fue liberado por los talibanes en el marco de negociaciones impulsadas por la administración de Donald Trump y funcionarios de Qatar.
Según pudo saber el medio norteamericano Fox News Digital a través de una fuente diplomática, la liberación del hombre de 65 años se llevó a cabo como un “gesto de buena voluntad” de los talibanes y refleja la confianza en el rol de Qatar como mediador en las tensas relaciones entre Washington y Kabul.
Glezmann, quien había sido secuestrado el 5 de diciembre de 2022 mientras visitaba Kabul como turista, partió desde el aeropuerto de la capital afgana el miércoles por la noche (hora local) con destino a Doha. Allí lo esperaban el enviado estadounidense para asuntos de rehenes, Adam Boehler, junto a un equipo del Ministerio de Relaciones Exteriores qatarí.

El secretario de estado, Marco Rubio, publicó en un comunicado, “Hoy, después de dos años y medio de cautiverio en Afganistán, el mecánico de Delta Airlines, George Glezmann, se dirige a reunirse con su esposa, Aleksandra”.
“La liberación de George es un paso positivo y constructivo. También es un recordatorio de que otros estadounidenses todavía están detenidos en Afganistán”, añadió.
Si bien Qatar ha mantenido lazos diplomáticos con Afganistán tras la toma del poder talibán en 2021, Estados Unidos no ha hecho lo mismo. La reciente liberación de Glezmann se diferencia de otros intercambios ocurridos este año, como el de Ryan Corbett y William Mckenty, quienes recuperaron su libertad a cambio de la entrega de un miembro talibán que estaba bajo custodia estadounidense.
Anteriormente, el Ministerio de Relaciones Exteriores talibán en Kabul había confirmado que los dos ciudadanos estadounidenses liberados en el pasado fueron intercambiados por Khan Mohammed, un prisionero condenado en 2008 a dos cadenas perpetuas bajo las leyes de narco-terrorismo de Estados Unidos.

Sin embargo, en el caso de Glezmann, Washington no entregó a ningún detenido a cambio de su liberación. Según un funcionario con conocimiento directo de las negociaciones, que habló bajo condición de anonimato a los medios de comunicación por la sensibilidad del tema, esta decisión fue interpretada como un gesto de buena voluntad por parte del régimen talibán.
Más temprano el jueves, los talibanes revelaron que Boehler había estado manteniendo reuniones sobre la situación de los rehenes con una delegación que incluía al ministro de Relaciones Exteriores afgano, Amir Khan Muttaqi.
En tanto, trascendió que el presidente Joe Biden había evaluado previamente una propuesta que incluía la liberación de Glezmann y otros ciudadanos estadounidenses a cambio de Muhammad Rahim, uno de los últimos detenidos en la prisión de Guantánamo.
Sin embargo, durante una llamada en enero con las familias de los rehenes, Biden afirmó que no respaldaría el intercambio a menos que los talibanes liberaran también al empresario afgano-estadounidense Mahmood Habibi.

Si bien Estados Unidos sostiene que los talibanes mantienen a Habibi bajo su custodia, el grupo insurgente ha negado reiteradamente esa versión.
El contexto de estas negociaciones tiene antecedentes en el acuerdo de paz firmado por Donald Trump con las autoridades talibanes durante su primer mandato. Tras su reelección, el gobierno de Kabul había expresado su esperanza de inaugurar un “nuevo capítulo” en la relación con Washington.
Pese a que ningún país ha reconocido oficialmente al gobierno talibán, algunas naciones como Rusia, China y Turquía han decidido mantener abiertas sus embajadas en Kabul, en un intento por sostener vínculos estratégicos con Afganistán en medio de la incertidumbre política.