
En un avance significativo contra una de las crisis de salud pública más devastadoras en Estados Unidos, se ha registrado una caída del 25 % en las muertes por sobredosis durante los doce meses concluidos en octubre de 2024, en comparación con el mismo período del año anterior.
De acuerdo con datos preliminares de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se notificaron aproximadamente 82.000 fallecimientos por este motivo.
El principal factor detrás de esta reducción ha sido la disminución de muertes relacionadas con opioides sintéticos, con el fentanilo entre los mayores culpables, según el reporte.
Sin embargo, aunque los números son alentadores, The Wall Street Journal resaltó que siguen siendo drásticamente más altos que hace una década, lo que resalta la gravedad del problema en la era del fentanilo. Según el mismo informe, las tasas de muertes accidentales por sobredosis se triplicaron entre 2003 y 2019, lo que convirtió esta causa en la principal razón de fallecimientos vinculados a lesiones accidentales, superando incluso los accidentes de tráfico.
Asimismo, estas cifras aumentaron otro 58 % de 2019 a 2022, debido en parte a los efectos agravantes de la pandemia de COVID-19. La tendencia, no obstante, ha comenzado a revertirse: de 2022 a 2023, el índice bajó un 4 %, mientras que los datos iniciales de 2024 confirman una continuación de este descenso.
Diferencias estatales y cambios en el consumo de drogas
A nivel estatal, la situación varía notablemente. Según el análisis presentado por The Wall Street Journal, las tendencias están parcialmente relacionadas con la introducción del fentanilo en los suministros de drogas locales.
En las zonas que han lidiado con el fentanilo durante más tiempo, las comunidades parecen haberse adaptado, mientras que en las regiones occidentales la crisis ha experimentado un repunte, indicó el medio.
Por su parte, Brandon Marshall, profesor de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown, explicó al medio que “a medida que el fentanilo se ha desplazado hacia el oeste del país, las áreas previamente afectadas por este opioide han visto un cambio en las dinámicas debido a la pérdida de los individuos más vulnerables y la adaptación de otros”.
Un cambio notable en el patrón de consumo es que los usuarios de fentanilo están optando con mayor frecuencia por fumarlo en lugar de inyectarlo, una práctica que podría estar reduciendo el riesgo de sobredosis e infecciones.

Impacto de políticas y programas de prevención
Las políticas públicas y los esfuerzos de prevención también parecen estar influyendo en esta mejora. Según el reporte, los cambios regulatorios que han permitido una prescripción más accesible del medicamento buprenorfina, utilizado para tratar la adicción a los opioides, han jugado un papel clave. Además, iniciativas locales como la distribución masiva de naloxona en lugares como Rhode Island han logrado avances significativos.
Proyectos similares se replican en varias comunidades con resultados alentadores. Programas enfocados en la prevención y el tratamiento están marcando la diferencia, especialmente en los estados orientales que enfrentaron primero la epidemia de opioides.
No obstante, la composición de las drogas presentes en el suministro ilícito también está experimentando alteraciones. Un ejemplo preocupante es el aumento del uso de xylazina, conocida como “tranq”, un tranquilizante veterinario que, si bien podría proteger contra sobredosis, según algunos investigadores, genera heridas graves y dificultades adicionales.
Paralelamente, se observa un incremento en la mezcla de fentanilo con estimulantes como metanfetamina o cocaína, una combinación que eleva los riesgos de daño cardiovascular y complica las terapias disponibles.

Dinámica del mercado de drogas
El tráfico y la disponibilidad de fentanilo también han mostrado variaciones recientes. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos citados en el informe, las incautaciones federales de esta droga aumentaron durante 2023, pero disminuyeron ligeramente en 2024.
Aunque los motivos específicos de la disminución general en las muertes por sobredosis no son del todo claros, los investigadores sugieren que la vuelta a patrones de vida previos a la pandemia, junto con factores como el acceso mejorado a tratamientos y la adecuación de las comunidades tras el golpe inicial del fentanilo, están influyendo. Sin embargo, Marshall destacó que aún se requiere “una comprensión más profunda de las transformaciones en el consumo de drogas y las respuestas políticas relacionadas con esta crisis de salud pública”.