
Las fuerzas del orden acudieron en al menos ocho ocasiones al hotel Patty’s Lodge, en Canandaigua, Nueva York, mientras Sam Nordquist era mantenido cautivo y sometido a torturas que se prolongaron durante más de un mes. A pesar de estos llamados, ninguno hacía referencia específica a la habitación 22, donde el joven de 24 años sufrió agresiones hasta su muerte, según los registros obtenidos por NBC News.
El Departamento del Sheriff del Condado de Ontario en NY respondió a diversas emergencias en el hotel en enero, incluidas dos verificaciones de bienestar, tres reportes de “problemas familiares”, una disputa entre vecinos, una revisión de libertad condicional y la ejecución de una orden de arresto contra una persona no identificada. Sin embargo, según el sheriff del condado de Ontario, David J. Cirencione, no hay pruebas de que los agentes hayan ingresado en la habitación donde Nordquist era retenido, ni indicios de que alguien haya reportado sonidos o situaciones sospechosas durante ese tiempo.
La fiscalía detalló que Nordquist fue golpeado, privado de alimento y agredido sexualmente en la habitación 22 entre el 1 de enero y el 2 de febrero. Siete personas enfrentan cargos de asesinato en primer grado por su presunta participación en la tortura y asesinato. Los fiscales también indicaron que dos niños fueron forzados a participar en los abusos.
Las visitas de la policía y la falta de intervención en la habitación 22
De acuerdo con los registros obtenidos por NBC News, las autoridades fueron llamadas a Patty’s Lodge en múltiples ocasiones durante el período en el que Nordquist estuvo retenido. No obstante, ninguno de estos llamados especificaba la habitación donde se encontraba. Dado que el hotel es un complejo pequeño con cuatro edificios de una sola planta y aproximadamente dos docenas de habitaciones, cualquier persona en la propiedad se encontraba a escasos metros de la escena del crimen.
El sheriff Cirencione explicó al medio que los registros de las llamadas no detallan las áreas exactas que fueron revisadas por los agentes, por lo que no está claro si en algún momento se acercaron a la habitación 22. Asimismo, la Oficina del Fiscal del Condado de Ontario no respondió de inmediato a las consultas sobre estos registros ni sobre la posibilidad de que las fuerzas del orden hubieran estado cerca del lugar donde Nordquist era retenido.
La fiscalía también señaló que, pese a la duración de los abusos y la participación de varias personas, no se ha encontrado evidencia de que otros huéspedes o vecinos del hotel escucharan algo sospechoso. Hasta ahora, ninguna persona ha informado haber presenciado ruidos o comportamientos inusuales en los días previos al hallazgo del cuerpo.

El rol de la familia en los intentos de localizar a Sam Nordquist
La familia de Nordquist, residente en Oakdale, Minnesota, intentó en más de una ocasión verificar su bienestar. En octubre, cuando aún estaba con vida, solicitaron una revisión en la habitación 22. La Policía Estatal de Nueva York, Tropa E, confirmó que los agentes acudieron a la habitación y que, al ser entrevistado, Nordquist aseguró que se encontraba bien y que no necesitaba asistencia médica ni ayuda de las autoridades.
Semanas después, el 9 de febrero, la familia volvió a contactar a las autoridades para solicitar otra verificación en Patty’s Lodge. Al día siguiente, presentaron un reporte de persona desaparecida ante la policía de Oakdale. Tres días más tarde, el cuerpo de Nordquist fue hallado en un campo cercano al hotel, envuelto en bolsas de plástico.
El caso ha despertado indignación entre activistas de derechos humanos y organizaciones defensoras de la comunidad LGBTQ, ya que Nordquist era un hombre transgénero afrodescendiente y su muerte ha sido interpretada como un crimen de extrema violencia. La historia ha captado la atención nacional en las últimas semanas, con llamados a esclarecer por qué no se detectaron señales de alerta a tiempo.
Los acusados enfrentan cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional
Las siete personas acusadas de la muerte de Nordquist, incluida la mujer de la que Sam estaba enamorado, fueron arrestadas y enfrentan cargos de asesinato en primer grado, lo que podría significar una sentencia de cadena perpetua sin opción a libertad condicional si son declaradas culpables. La fiscalía sostiene que los acusados sometieron a Nordquist a una serie de torturas extremas, que incluyeron golpes, privación de comida y agresiones sexuales. También se les acusa de obligarlo a ingerir heces, orina y tabaco.
El pasado martes, todos los acusados comparecieron ante la corte y se declararon no culpables de los cargos. Hasta el momento, no se han revelado detalles sobre posibles defensas legales ni sobre si alguno de los imputados ha considerado cooperar con la fiscalía a cambio de una reducción de pena.
Mientras avanza la investigación, las autoridades han mantenido hermetismo sobre los detalles del caso y no han aclarado si hubo fallos en los procedimientos que impidieron detectar la situación de Nordquist a tiempo. El hotel Patty’s Lodge no ha emitido declaraciones y no ha respondido a las solicitudes de comentarios realizadas por los medios de comunicación.