
La tragedia que cobró la vida de Thomas Cooper, un niño de cinco años, tras la explosión de una cámara hiperbárica en Troy, Michigan, el pasado viernes 31 de enero, ha derivado en acusaciones formales contra cuatro personas.
Según informó CBS News Detroit, las autoridades han señalado negligencias graves en el manejo de estos dispositivos, lo que habría contribuido al fatal desenlace ocurrido el 31 de enero de 2025.
De acuerdo con la Fiscal General de Michigan, Dana Nessel, los acusados enfrentan cargos que van desde homicidio en segundo grado hasta homicidio involuntario. Entre ellos se encuentra Tami Peterson, de 58 años, directora ejecutiva y fundadora del Centro Oxford, quien ha sido acusada de homicidio en segundo grado y enfrenta una fianza de 2 millones de dólares.
Junto a ella, Jeff Mosteller, de 64 años, director de seguridad del centro, y Gary Marken, de 65 años, asistente principal de administración, también han sido imputados por homicidio en segundo grado y homicidio involuntario, con fianzas fijadas en 250.000 dólares cada uno.
La cuarta acusada, Aleta Moffitt, de 60 años, operadora de la cámara hiperbárica en el momento de la explosión, enfrenta cargos de homicidio involuntario y de falsificación de registros médicos. Según detalló CBS News Detroit, Moffitt habría colocado información falsa en un registro médico como proveedora de servicios.
Negligencias y fallos en protocolos de seguridad

Las investigaciones realizadas por el Departamento de Policía de Troy revelaron múltiples irregularidades en el manejo de las cámaras hiperbáricas del Centro Oxford. Según las autoridades, el día de la explosión no se realizaron las revisiones diarias de mantenimiento ni las inspecciones de seguridad previas al uso del dispositivo.
Además, no había un médico ni un supervisor de seguridad presentes durante el tratamiento y este no fue llevado a cabo por un técnico certificado.
La fiscal Nessel destacó que tampoco se habían realizado las inspecciones anuales recomendadas por el fabricante y que no se utilizó la correa de conexión a tierra esencial para garantizar la seguridad del paciente.
En sus declaraciones, Nessel afirmó que el centro operaba cámaras hiperbáricas más allá de su vida útil esperada, ignorando las medidas de seguridad necesarias. “Esta tragedia podría haberse evitado si se hubieran seguido los protocolos de seguridad adecuados”, señaló.
Por su parte, el jefe de policía de Troy, Josh Jones, subrayó la complejidad de la investigación y agradeció la colaboración con la Fiscalía General de Michigan. “Estos arrestos reflejan la dedicación y el compromiso de nuestros investigadores”, afirmó.
Impacto en las operaciones del Centro Oxford
Tras los hallazgos, un juez ordenó la suspensión del uso de cámaras hiperbáricas en las sedes del Centro Oxford en Brighton y Troy.
En respuesta, el centro emitió un comunicado expresando su decepción por los cargos presentados y cuestionando el momento en que se tomaron estas medidas, argumentando que aún no se han esclarecido todas las circunstancias del accidente.
“Estamos decepcionados de ver que se presentan cargos mientras aún hay preguntas pendientes sobre cómo ocurrió esto”, señaló el centro en su declaración. A pesar de ello, aseguraron que su prioridad sigue siendo la seguridad y el bienestar de los niños y las familias que atienden.
Un accidente que pudo evitarse
El día de la explosión, Thomas Cooper se encontraba dentro de la cámara hiperbárica, mientras su madre estaba en la misma habitación y resultó herida en el incidente. Según las autoridades, las cámaras hiperbáricas contienen oxígeno al 100%, lo que las convierte en dispositivos altamente inflamables.
Aunque en una conferencia de prensa posterior al accidente no se especificó la causa exacta de la explosión, las investigaciones apuntan a fallos en el mantenimiento y en las medidas de seguridad.
La familia de Thomas contrató a Fieger Law, un bufete que ha señalado prácticas comerciales cuestionables por parte del centro.
El abogado James Harrington declaró que se está preparando una demanda para exigir respuestas sobre las circunstancias que llevaron a la muerte del niño. “Bajo ninguna circunstancia debería ocurrir algo así, y la única forma de que esto ocurra es por negligencia”, afirmó Harrington.
Investigaciones adicionales y acusaciones de fraude

Además de las acusaciones relacionadas con la explosión, la fiscal Nessel confirmó que su oficina está investigando al Centro Oxford por posibles casos de fraude.
Según sus declaraciones, el centro ofrecía tratamientos hiperbáricos que no contaban con respaldo científico y operaba dispositivos más allá de su vida útil para obtener beneficios económicos.
“Se trataba de un negocio sin escrúpulos que operaba máquinas potentes en cuerpos infantiles, superando repetidamente el plazo de uso previsto por el fabricante”, afirmó Nessel. Aunque no se dieron detalles adicionales sobre estas investigaciones, se confirmó que también se está evaluando la sede del centro en Brighton.