
Un cambio significativo en los patrones climáticos globales está en marcha, con la interacción de fenómenos como La Niña, el Calentamiento Súbito Estratosférico y la posible llegada de un El Niño en el horizonte.
Según informó el portal Severe Weather Europe, aunque La Niña ha comenzado a debilitarse tras alcanzar su punto máximo, sus efectos aún persisten, influyendo en las condiciones atmosféricas y los patrones meteorológicos en América del Norte.
Este fenómeno, combinado con un evento de calentamiento estratosférico, está configurando un panorama climático complejo que podría evolucionar hacia un fenómeno de El Niño más adelante en el año, con implicaciones significativas para la temporada invernal 2025/2026.
El ENSO y su influencia en el clima global
El Niño-Oscilación del Sur (ENSO) es un sistema climático que alterna entre fases cálidas (El Niño) y frías (La Niña) en el océano Pacífico tropical. Estas fases, que suelen cambiar cada 1 a 3 años, tienen un impacto directo en los patrones de presión y viento en los trópicos, lo que a su vez afecta la circulación atmosférica global.

Según detalló Severe Weather Europe, La Niña, caracterizada por temperaturas oceánicas más frías de lo normal en el Pacífico central, ha dominado las condiciones climáticas recientes. Actualmente, el análisis oceánico muestra que las aguas más frías persisten en el Pacífico central, mientras que una anomalía cálida ha comenzado a emerger en la región oriental del ENSO.
Este cambio está siendo impulsado por un patrón de vientos del oeste, que ha debilitado los vientos alisios responsables del enfriamiento. Aunque estas anomalías cálidas aún no son profundas, su aparición marca el inicio del debilitamiento de La Niña.
La Niña y el Calentamiento Estratosférico
Además de las condiciones oceánicas, el clima global está siendo influenciado por un evento de Calentamiento Súbito Estratosférico (SSW). Este fenómeno ocurre cuando las temperaturas en la estratósfera polar aumentan rápidamente, lo que puede desestabilizar el Vórtice Polar y alterar los patrones climáticos en la superficie.
Según el pronóstico, el calentamiento estratosférico actual está en su punto máximo, con un sistema de alta presión que se ha establecido en las regiones polares y que podría tener efectos en la superficie en las próximas semanas.

El impacto combinado de La Niña y el SSW se traduce en un patrón de presión característico para la primavera, con áreas de alta presión en el Pacífico Norte y bajas presiones sobre Canadá y el norte de Estados Unidos. Esto favorece la entrada de aire frío en el norte y centro de Estados Unidos, lo que podría generar temperaturas más bajas de lo normal y eventos de nieve en algunas regiones.
El Niño en la temporada 2025/2026
Mientras La Niña comienza a desvanecerse, los modelos de predicción a largo plazo sugieren que un fenómeno de El Niño podría desarrollarse hacia finales de 2025.
Según los datos del Centro Europeo para Pronósticos Meteorológicos a Medio Plazo (ECMWF), las anomalías cálidas en el Pacífico oriental podrían intensificarse durante el verano, superando el umbral de 0,5 grados Celsius necesario para declarar un evento de El Niño.
El análisis de la Physical Science Laboratory también respalda esta proyección, mostrando un debilitamiento de las condiciones frías actuales y un aumento en la probabilidad de un El Niño hacia finales de 2025 y 2026. Este cambio tendría implicaciones significativas para los patrones climáticos globales, especialmente durante el invierno.

Un evento de esta naturaleza altera la posición y la fuerza de la corriente en chorro, una corriente de aire a gran altitud que influye en la distribución de la humedad y las temperaturas. Según explicó Severe Weather Europe, durante un invierno de El Niño, se forma una zona de baja presión en el Pacífico Norte que fortalece la corriente en chorro subtropical sobre el sur de Estados Unidos.
Este patrón trae consigo temperaturas más frías y mayores precipitaciones en el sur del país, lo que aumenta el potencial de nevadas en regiones como las llanuras centrales y el este de Estados Unidos, siempre que haya suficiente aire frío disponible.
Por el contrario, el norte de Estados Unidos y el sur de Canadá suelen experimentar inviernos más cálidos de lo normal, con menos nevadas en áreas como los Grandes Lagos y el noroeste del Pacífico.
Los datos históricos muestran que las nevadas durante un evento de El Niño tienden a concentrarse en las elevaciones más altas del suroeste de Estados Unidos, mientras que las regiones más cálidas del sur ven menos acumulaciones. Este patrón refleja cómo las condiciones oceánicas y atmosféricas interactúan para moldear los inviernos en América del Norte.