
El pasado viernes 7 de marzo, Brad Keith Sigmon, un hombre de 67 años condenado por doble homicidio, fue ejecutado mediante pelotón de fusilamiento en la Institución Correccional Broad River, ubicada en Columbia, Carolina del Sur.
Este hecho marcó la primera vez en la historia del estado que se utilizó este método de ejecución, y la segunda en Carolina del Sur en lo que va del año. La pena capital tuvo lugar a las 18:08 horas, cuando tres empleados voluntarios de la prisión utilizaron rifles para llevar a cabo la condena.
El caso de Brad Keith Sigmon se remonta a abril de 2001, cuando fue arrestado tras cometer un doble homicidio. Sigmon mantenía una relación sentimental con Rebecca Barbare, con quien vivía en un remolque cerca de la casa de los padres de la mujer. Sin embargo, la relación terminó y Barbare decidió mudarse con sus padres, William David Larke, de 62 años, y Gladys Larke, de 59 años.
Las últimas palabras de un condenado a muerte

Antes de su ejecución, Sigmon hizo un llamado público para abolir la pena capital. En su declaración final, expresó: “Quiero que mi declaración final sea una muestra de amor y un llamado a mis compañeros cristianos para que nos ayuden a poner fin a la pena de muerte. El jurado utilizó la ley del ojo por ojo como justificación para pedir la pena de muerte. En ese momento, yo era demasiado ignorante para saber lo equivocado que estaba”.
Además, el ahora ejecutado añadió que la sociedad ya no vive “bajo la ley del Antiguo Testamento, sino que ahora lo hacemos bajo la el Nuevo Testamento”, según declaraciones recogidas por Newsweek.
El 27 de abril de 2001, Sigmon irrumpió en la vivienda de los Larke y los atacó brutalmente con un bate de béisbol, propinándoles nueve golpes en la cabeza. Tras el doble asesinato, huyó, lo que desencadenó una persecución que se extendió por 11 días.
Finalmente, fue capturado en Gatlinburg, Tennessee, y posteriormente condenado por dos cargos de asesinato y uno de robo. La sentencia incluyó la pena de muerte por los homicidios y 30 años de prisión por el cargo de robo.

La ejecución de Sigmon no solo ha generado debate por el uso del pelotón de fusilamiento, sino también por las circunstancias que llevaron a esta elección. El abogado de Sigmon, Gerald “Bo” King, presentó una solicitud ante la Corte Suprema de Carolina del Sur para detener la ejecución, argumentando que su cliente optó por este método debido a preocupaciones sobre la eficacia y el sufrimiento asociado con la inyección letal.
King señaló que en la última ejecución por inyección letal en el estado, ocurrida el 31 de enero, el condenado Marion Bowman Jr. sufrió una muerte agónica, con los pulmones llenos de sangre y fluidos, lo que fue descrito como un proceso similar a “ahogarse”.
El abogado también argumentó que el estado no proporcionó suficiente información sobre el protocolo de las inyecciones letales, lo que habría impedido a Sigmon tomar una decisión completamente informada. Sin embargo, los fiscales estatales respondieron que Sigmon renunció a cualquier objeción sobre este método al elegir el pelotón de fusilamiento.
Próximas ejecuciones y el futuro de la pena capital

La ejecución de Sigmon se produce en un contexto en el que la pena de muerte sigue siendo legal en 27 estados de Estados Unidos, aunque algunos gobernadores, como los de California, Pensilvania, Oregón y Ohio, han suspendido las ejecuciones en sus jurisdicciones.
Según una encuesta realizada por Gallup en octubre del año pasado, el 53% de los estadounidenses apoya la pena de muerte, aunque este respaldo varía significativamente entre generaciones. Menos de la mitad de los adultos pertenecientes a las generaciones millennial y Gen Z están a favor de esta práctica.
El próximo caso de pena de muerte está programado para el 13 de marzo en Texas, donde David Leonard Wood será ejecutado mediante inyección letal.