
Un Cheeto con forma de Charizard, apodado “Cheetozard”, fue vendido por 87.840 dólares en la casa de subastas Goldin, atrayendo la atención de coleccionistas y fanáticos de Pokémon. El peculiar snack, encapsulado en una caja transparente y fijado a una tarjeta personalizada, generó un furor en internet que impulsó su valor en el mercado.
El Cheeto, de 7,6 centímetros de largo, fue descubierto y preservado por la tienda 1st & Goal Collectibles en algún momento entre 2018 y 2022, según Associated Press (AP). Aunque inicialmente pasó desapercibido, comenzó a ganar popularidad a finales de 2024, cuando su imagen se viralizó en redes sociales.
La casa de subastas Goldin, especializada en artículos coleccionables y tarjetas de Pokémon, anunció que el snack fue montado en una tarjeta personalizada y sellado en una cápsula de almacenamiento. De esta forma, su autenticidad y conservación quedaron aseguradas antes de ser puesto a la venta.
Una subasta que escaló rápidamente
La subasta comenzó el 10 de febrero de 2025 con una oferta inicial de 250 dólares, según NBC News. Sin embargo, el precio aumentó rápidamente debido a la competencia entre coleccionistas. En total, 60 ofertas fueron registradas, y la puja final alcanzó los 72.000 dólares. A esta cifra se sumó un 22% de prima del comprador, elevando el costo total a 87.840 dólares.
El remate concluyó el 2 de marzo de 2025, y aunque el comprador prefirió mantenerse en el anonimato, la venta atrajo la atención de fanáticos de Pokémon y coleccionistas de todo el mundo. Goldin informó que miles de personas visitaron su sitio web para seguir el evento.

Este no es el primer caso de un alimento con una forma inusual que alcanza precios exorbitantes en el mercado. Según Forbes, fenómenos similares han ocurrido en el pasado:
- En 2017, un Cheeto con forma del gorila Harambe se vendió por 99.900 dólares en eBay.
- En 2022, un paquete de salsa Szechuan de McDonald’s, inspirado en un episodio de Rick and Morty, alcanzó los 14.700 dólares.
- En 2023, un nugget de pollo con forma del personaje de Among Us fue comprado por 100.000 dólares.
¿Por qué alguien pagaría casi 90.000 dólares por un Cheeto?
El fenómeno del Cheetozard es un ejemplo de cómo la cultura digital asigna valor a objetos inesperados. Dave Amerman, jefe de consignaciones en Goldin, explicó a NBC News que la venta fue exitosa porque conectó a dos grandes comunidades de fanáticos: Pokémon y Cheetos.
Según Forbes, el concepto de escasez artificial juega un papel clave. Mientras que las cartas de Pokémon se imprimen en ediciones limitadas pero numerosas, un objeto como el Cheetozard es único. Este tipo de exclusividad impulsa su valor en el mercado de coleccionistas, donde lo absurdo y lo exclusivo pueden convertirse en símbolos de estatus.
Además, el factor meme amplifica la relevancia de estos objetos. En palabras de NBC News, “la línea entre los memes y el valor real de los objetos está desapareciendo”, haciendo que snacks, juguetes y otros productos virales se transformen en activos comerciales.

Reacciones en internet y comparación con el mundo del arte
La subasta de Cheetozard generó múltiples reacciones en redes sociales. Según NBC News, muchos usuarios la compararon con la obra “Comedian” del artista Maurizio Cattelan, una banana adherida a una pared con cinta adhesiva que se vendió por 6,24 millones de dólares en 2024.
Algunos comentarios en redes ironizaron sobre la situación:
- “Esto resume el 2025”, comentó un usuario.
- “Si yo hubiera encontrado ese Cheeto, me lo habría comido en segundos”, escribió otro.
- “Ahora mismo tengo una cebolla que parece un Bulbasaur, acepto ofertas”, bromeó alguien más.
Incluso, la cuenta oficial de Cheetos en Instagram reaccionó con un enigmático “👀”, aunque la empresa no emitió declaraciones formales sobre la subasta.
Los Cheetos con formas inusuales han empezado a consolidarse como un nicho dentro del mercado de objetos coleccionables. Según NBC News, actualmente existen subastas activas en eBay de Cheetos con forma de Arnold Schwarzenegger, Godzilla y el logotipo de Nike, con precios que alcanzan los miles de dólares. El éxito del Cheetozard no solo demuestra el impacto de internet en la percepción del valor, sino que también refuerza la creciente fusión entre entretenimiento, nostalgia y mercado de coleccionismo digital.