
Donald Trump amenazó el martes con aumentar aún más los aranceles a los productos canadienses para igualar las represalias de Ottawa, horas después de imponer aranceles del 25 por ciento a todos los productos del vecino del norte de Estados Unidos.
“Por favor, explíquenle al gobernador Trudeau, de Canadá, que cuando él impone un arancel de represalia a los EEUU, nuestro arancel recíproco aumentará inmediatamente en una cantidad similar”, escribió Trump en una publicación en su plataforma Truth Social, después de que el primer ministro Justin Trudeau anunciara aranceles del 25 por ciento a los productos estadounidenses en represalia.
La guerra comercial desatada por los aranceles decididos por el presidente Donald Trump a algunos de sus principales socios comerciales se profundiza con la entrada en vigor de los impuestos este martes, y las retaliaciones anunciadas por China, Canadá y México.
Los mercados en Asia, Europa y también en Estados Unidos acusan el impacto de estas medidas proteccionistas que según los analistas constituyen los aranceles más altos desde la década de 1940.
Los productos importados desde Canadá y México, socios de Estados Unidos en el acuerdo de libre comercio de América del Norte, tendrán aranceles de 25%. En el caso de China, la subida es de 20%.
Trump presionó con los aranceles para que Canadá y México aumenten la vigilancia de sus fronteras. Ambos países tomaron medidas en el último mes, pero no dejaron satisfecho al magnate republicano y los aranceles se instalan.
Las reacciones no se hicieron esperar.
El gobierno de México informó este martes que alista medidas “arancelarias y no arancelarias” en represalia a los gravámenes de Trump.
“Hemos decidido responder con medidas arancelarias y no arancelarias que anunciaré en plaza pública el próximo domingo”, declaró la presidenta Claudia Sheinbaum en rueda de prensa.
México entregó la semana pasada a Estados Unidos a algunos de los capos de la droga encarcelados más conocidos y desplegó a miles de militares en la frontera durante las últimas semanas, entre otras medidas, en un intento de evitar los aranceles.

“Lo hemos dicho de diferentes formas, cooperación y coordinación sí, subordinación e intervencionismo no. A México se le respeta”, enfatizó Sheinbaum.
Para Canadá, las tarifas aduaneras son una “amenaza existencial”, según definió la canciller Mélanie Joly. “Miles de empleos están en juego”, advirtió.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, avisó que su país “responderá a partir de la medianoche aplicando gravámenes del 25% sobre 155.000 millones de dólares en bienes estadounidenses”.
Y fue mucho más allá al considerar que Trump busca socavar “la economía canadiense” para luego “hablar de la anexión” del país.
Los aranceles afectarán a más de 918.000 millones de dólares en importaciones estadounidenses de Canadá y México.
Y la preocupación de la población es patente en las calles.
En la localidad canadiense de Windsor, situada frente a Detroit, con 250.000 habitantes y corazón de la industria automovilística canadiense, los locales se sienten traicionados por su vecino y temen el cierre de plantas.
“Estamos todos aterrorizados”, declaró a la AFP Joel Soleski, de 26 años, trabajador del gigante automovilístico Stellantis, quien teme ser despedido.
El fabricante es uno de los más expuestos a estos aranceles, según un informe de Moody’s: el 40% de sus coches vendidos en Estados Unidos (bajo las marcas Ram, Fiat, Dodge o Chrysler) se fabrican en Canadá y México.
En México, en el puerto fronterizo de Otay, decenas de conductores de camiones hacían fila en la madrugada de este martes para cruzar a Estados Unidos, algunos con sus vehículos cargados y otros vacíos para recoger mercancía y llevarla posteriormente a México.
Choferes entrevistados por AFP refirieron una baja en el número de viajes hacia la vecina San Diego.
“Está bajando el trabajo porque la mayoría, el 50% de las empresas de Tijuana, exportan material chino. Y como los aranceles también son hacia China, baja el trabajo para las compañías (de transporte)”, dijo Ángel Cervantes, de 28 años.
“Ahora solamente estamos trayendo madera” desde Estados Unidos, cuenta Jonathan Figueroa, de 26 años, conductor de una empresa que perdió a uno de sus principales clientes que decidió reubicar su compañía de paneles solares en el país vecino.
(Con información de AFP)