La industria automotriz de Estados Unidos enfrenta un nuevo desafío con la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de vehículos y piezas provenientes de México y Canadá, medida que podría incrementar significativamente los costos en un sector ya afectado por precios elevados.
Según informó The Wall Street Journal (WSJ), estos aranceles, que entraron en vigor este martes 4 de marzo, representan una amenaza directa para la cadena de suministro altamente integrada de América del Norte, y podrían añadir hasta 3.125 dólares al precio promedio de un automóvil en el mercado estadounidense.
De acuerdo con el WSJ, esta medida es solo una de varias iniciativas comerciales impulsadas por la administración del presidente Donald Trump, que también contempla aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio, materiales esenciales en la fabricación de vehículos, a partir del 12 de marzo.
Además, se han planteado aranceles recíprocos para igualar las tarifas de otros países y gravámenes específicos para sectores como el automotriz. Estas políticas, junto con el aumento de aranceles a productos provenientes de China, podrían elevar los costos tanto de vehículos fabricados en el extranjero como de aquellos ensamblados en Estados Unidos, debido a la dependencia de piezas importadas.
Dependencia de México y Canadá en la producción automotriz
El comercio automotriz entre Estados Unidos, México y Canadá es crucial para el sector. Según detalló el WSJ, México es el mayor exportador de vehículos terminados hacia Estados Unidos, incluyendo modelos populares como el Chevrolet Equinox, el Ford Bronco Sport y algunas camionetas Ram.
Por su parte, Canadá también desempeña un papel importante en la producción de automóviles destinados al mercado estadounidense. En conjunto, cerca del 23% de los 16 millones de vehículos vendidos en Estados Unidos en 2024 fueron ensamblados en estos dos países.
Algunas de las principales empresas automotrices, como Volkswagen, Stellantis, Honda y General Motors, dependen en gran medida de las plantas de producción ubicadas en México y Canadá para abastecer el mercado estadounidense.
Esta dependencia podría traducirse en un impacto económico significativo si los aranceles se aplican en su totalidad, afectando tanto a los fabricantes como a los consumidores.
Incluso los vehículos ensamblados en Estados Unidos contienen una proporción considerable de piezas importadas. Por ejemplo, los automóviles producidos por Tesla, que fabrica todos sus vehículos vendidos en el país de manera local, incluyen aproximadamente un 20% de componentes provenientes de México, según un programa de etiquetado automotriz supervisado por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA).
El medio destacó que varios de los modelos más vendidos en Estados Unidos, como el Toyota RAV4 y el Ford F-150, también dependen de piezas fabricadas en el extranjero, con un contenido que oscila entre el 30% y el 70% proveniente de México y Canadá. Esto subraya la interconexión de las cadenas de suministro en la región y el desafío que representan los nuevos aranceles para la industria.
Impacto en los consumidores
Los precios de los automóviles en Estados Unidos ya se encuentran en niveles elevados tras el aumento registrado durante la pandemia de COVID-19.
Según Fox Business, el precio promedio de un vehículo nuevo es de aproximadamente 44.000 dólares, lo que representa un incremento del 25% en comparación con 2019. La imposición de aranceles a las importaciones de México y Canadá podría agravar esta situación, añadiendo más de 3.000 dólares al costo promedio de un automóvil, según estimaciones de analistas de JP Morgan.
No está claro cómo se distribuirán estos costos adicionales entre los fabricantes, los proveedores y los consumidores finales. Además, persiste la incertidumbre sobre si la administración de Trump incluirá exenciones para los vehículos que cumplan con los requisitos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que podría mitigar parcialmente el impacto de los aranceles.
La implementación de estos aranceles llega en un momento crítico para la industria automotriz, que aún se recupera de las interrupciones causadas por la pandemia y enfrenta desafíos como la inflación y la transición hacia vehículos eléctricos.
