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(Desde Washington, Estados Unidos) Tras su discusión política con Volodimir Zelensky, Donald Trump puso en jaque la ayuda militar de Estados Unidos a Ucrania para enfrentar a Rusia, y aguarda un gesto de Europa para definir sus próximos pasos en un conflicto bélico que se encaminaba hacia una tregua y ahora está con final abierto.
Trump no quiere a Zelensky como interlocutor y espera que en la cumbre convocada hoy por el premier británico Keir Starmer aparezca una señal de apaciguamiento en favor de la Casa Blanca.
La expectativa del Presidente de los Estados Unidos aparece difícil de coronar: anoche Starmer anunció un nuevo préstamo de casi 3.000 millones de dólares para Ucrania, y hoy el rey de Inglaterra Carlos III recibirá a Zelensky en Sandringham.
Inesperadamente, Carlos III se ha involucrado en la contienda. Invitó a Trump a Westminster, y para evitar malas interpretaciones políticas, mantendrá un encuentro fuera de agenda con Zelensky.
Con Emmanuel Macron en retirada y Olaf Scholz abandonando el poder, Carlos III y Starmer intentan colocar al Reino Unido en una posición de interlocutor necesario ante la debilidad coyuntural de Francia y Alemania.
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El empoderamiento de Zelensky pone en un dilema político a Trump. El presidente de los Estados Unidos desea una tregua con Rusia, pero ese objetivo no se puede alcanzar sin representantes de Ucrania y sin el apoyo de Europa. De nada le serviría a Washington cerrar un acuerdo con Moscú, si Kyiv no está para rubricarlo.
Minutos después de la discusión con Zelensky en el Salón Oval, Trump le pidió a Mike Waltz -consejero de Seguridad Nacional- y Marco Rubio -secretario de Estado- que informaran a la delegación ucraniana que se había cancelado la firma del convenio para la extracción de minerales, el almuerzo oficial y la conferencia de prensa que iban a dar ambos presidentes.
Fue un momento tenso en el Salón Roosevelt, adonde estaba Zelensky y su comitiva oficial. Uno de los asesores más cercanos al presidente de Ucrania sugirió un conclave a solas entre Trump y Zelensky, pero Waltz y Rubio respondieron que ya no tenían nada que hacer en la Casa Blanca.
Al promediar esa jornada inédita para la historia de Estados Unidos, Trump muy irritado con Zelensky tomó una decisión que fue festejada por su círculo más cerrado: los invitó a almorzar el menú que se había preparado en honor del líder ucraniano. Todos comieron ensalada verde, pollo asado con romero y crème brûlée.
En este contexto, Trump tendrá hoy una larga jornada de trabajo en Mar-a-Lago para determinar su estrategia frente a la posición que asuman los líderes europeos en la cumbre que convocó Starmer en Londres. No hay dudas que Zelensky será empoderado en la capital británica, pero aún no se conoce la exacta magnitud de la réplica que ejecutará el presidente de los Estados Unidos.
Anoche aseguraron a Infobae desde el condominio de Trump en West Palm Beach (Florida), que la administración republicana suspendería o demoraría todo el flujo de armamento y equipamiento militar hacia Ucrania, pese a que ya estaba autorizado por el gobierno de Joe Biden.
Además, Trump podría cancelar los intercambios de inteligencia, el entrenamiento de las tropas y pilotos ucranianos y hasta un centro de coordinación de ayuda internacional que opera en una base de estados Unidos en Alemania.
Y por último, el jefe de Estado espera dos informes realizados por Elon Musk y Mike Johnson -speaker de la Cámara de Representantes- sobre el destino final de la ayuda entregada por la Casa Blanca al gobierno de Zelensky.
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Trump ya no considera la posibilidad de un pedido de disculpas formales y públicas de Zelensky. Y el líder ucraniano tampoco tiene intenciones de hacerlas.
Desde esta perspectiva, el presidente republicano apuesta a desgastar a Zelensky con la decisión de demorar o suspender la ayuda militar clave para enfrentar a Rusia, mientras presiona a los líderes europeos para que encuentren un interlocutor válido que reemplace al mandatario ucraniano.

Se trata de una situación favorable para Vladimir Putin, que podría aplicar las enseñanzas de Josef Stalin: en 1944, el dictador soviético profundizó su ofensiva militar desde Moscú para llegar desde una posición de mayor fortaleza a la Conferencia de Yalta que se celebró en 1945.
Y ahora, ochenta años más tarde, Putin estaría en idéntica condición táctica sin costos militares extras.
Europa no tiene suficiente armamento, inteligencia y suministros logísticos para sostener durante muchas semanas el esfuerzo bélico de Ucrania, si Trump cumple con su amenaza de suspender o congelar su apoyo militar hasta que Zelensky de un paso al costado.
Estados Unidos y Europa comparten la decisión política de resolver la abrupta crisis que causó la discusión entre Trump, Zelensky y el vicepresidente JD. Vance.
Las variables son infinitas, mientras Putin hace cálculos en su despacho del Kremlin para aprovechar la inesperada ventaja militar.