
“Sobrevivir me enseñó a no temerle a nada. Puedo hacer cualquier cosa”. Con estas palabras, Rose Girone, quien enfrentó la persecución nazi, la ocupación japonesa en China y la adversidad de la posguerra, resumía el espíritu que la llevó a vivir más de un siglo. Según informó CNN, Girone, reconocida como la sobreviviente del Holocausto más longeva, falleció el pasado lunes 24 de febrero a los 113 años en un hogar de ancianos en Bellmore, Nueva York.
Su hija, Reha Bennicasa, también sobreviviente del Holocausto, confirmó la noticia. Girone nació en 1912 como Rosa Raubvogel en el sureste de Polonia, entonces bajo dominio ruso. Su vida estuvo marcada por la persecución, la resistencia y la reconstrucción, desde su infancia en Hamburgo, Alemania, hasta su emigración a los Estados Unidos, donde encontró una nueva oportunidad.
Su longevidad y testimonio la convirtieron en una figura destacada entre los sobrevivientes del Holocausto, compartiendo su historia con diversas organizaciones y medios de comunicación. A lo largo de los años, participó en entrevistas y eventos conmemorativos, donde enfatizó la importancia de recordar el pasado para evitar que tragedias similares se repitan. Su relato, preservado en archivos como los de la USC Shoah Foundation, sirvió como testimonio vivo de los horrores de la persecución y la capacidad humana para sobreponerse a la adversidad.

El impacto del régimen nazi en su vida
En 1937, Girone contrajo matrimonio con Julius Mannheim, un judío alemán. Sin embargo, su vida cambió drásticamente cuando los nazis arrestaron a su esposo y lo deportaron al campo de concentración de Buchenwald. En ese momento, ella tenía nueve meses de embarazo. Según relató en una entrevista con la USC Shoah Foundation, los soldados que allanaron su hogar también intentaron arrestarla, pero uno de ellos decidió dejarla libre debido a su avanzado estado de gestación.
Ese mismo año, Girone dio a luz a su hija, pero bajo estrictas regulaciones impuestas por el régimen. En su testimonio, recordó que no pudo elegir libremente su nombre, ya que Adolf Hitler había establecido una lista de nombres permitidos para los niños judíos. “Este era el único que me gustaba, así que la llamé así”, explicó.
En un intento por mantener el contacto con su esposo, Girone le envió una postal a Buchenwald informándole del nacimiento de su hija. Fue entonces cuando descubrió que un pariente en Londres podía ayudarlos a obtener visados de salida hacia Shanghái, uno de los pocos destinos que aceptaban refugiados judíos en ese momento.

El escape a Shanghái y la ocupación japonesa
A través de un contacto que facilitó los visados chinos, Girone logró la liberación de su esposo en 1940. Sin embargo, para salir de Alemania, la familia tuvo que entregar todas sus posesiones, incluidas joyas y ahorros. Con lo poco que les quedaba, emprendieron el viaje a Shanghái, en busca de refugio.
Pero la seguridad en China no duro mucho. Poco después de su llegada, las fuerzas japonesas ocuparon los puertos chinos y establecieron un gueto judío. Girone, su esposo y su hija fueron confinados en una pequeña habitación bajo una escalera, que había sido un baño y estaba infestada de insectos.
Las restricciones eran severas: los judíos solo podían salir del gueto con permiso de un oficial japonés que se hacía llamar “El Rey de los Judíos”. Para sobrevivir, Girone empezó a tejer ropa para vender, una habilidad que no solo les permitió subsistir, sino que también se convirtió en su forma de resistir. “Era nuestra única manera de salir adelante”, explicó su hija.
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Una nueva vida en Estados Unidos y un legado de resiliencia
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, Girone y su familia emigraron a Estados Unidos. En Nueva York, comenzó a trabajar como instructora de tejido, oficio que años más tarde la llevó a abrir su propia tienda de tejidos en Queens.
Aunque su matrimonio con Julius Mannheim terminó en divorcio, encontró una nueva oportunidad en el amor con Jack Girone, con quien compartió el resto de su vida. En sus testimonios, siempre destacó la importancia de mantenerse firme ante la adversidad: “Nada es tan malo como para que no pueda salir algo bueno de ello”, afirmó en una entrevista.
Su hija, Reha Bennicasa, subrayó cómo el ejemplo de su madre la preparó para cualquier dificultad. “A través de su experiencia, me siento lista para enfrentar cualquier cosa”, aseguró.
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El último adiós a una testigo de la historia
Según la Claims Conference, una organización que administra compensaciones para víctimas del nazismo, actualmente hay aproximadamente 245.000 sobrevivientes del Holocausto en el mundo, de los cuales 14.000 residen en Nueva York.
El fallecimiento de Rose Girone marca la pérdida de una de las últimas testigos directas del Holocausto, pero su legado sigue vigente. A través de su historia, deja una enseñanza de resistencia y esperanza para las generaciones futuras.