Estados Unidos y Rusia mantuvieron este jueves su segunda reunión desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, con el objetivo de mejorar la relación bilateral -rota desde hace años- y conseguir la reapertura de los respectivos consulados.
Según medios rusos, el encuentro se llevó a cabo en la sede de la Embajada de Estados Unidos en Estambul, Turquía, y participaron funcionarios de ambos gobiernos, que conversaron durante unas seis horas y media.
Si bien las partes se abstuvieron de realizar comentarios a su salida, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo a la prensa que el presidente Vladimir Putin se había referido al encuentro durante su reunión con el Servicio Federal de Seguridad, y se había mostrado optimista de este paso.
“Los primeros contactos con la nueva Administración estadounidense alientan ciertas esperanzas. Existe una disposición mutua a trabajar para restablecer las relaciones y resolver gradualmente una cantidad colosal de problemas estratégicos sistémicos en la arquitectura global”, dijo Putin, que también elogió el “pragmatismo y la visión realista” del republicano, frente a los “estereotipos y clichés ideológicos mesiánicos” de su antecesor, Joe Biden.
Pese a su optimismo, Putin también advirtió que podrían existir esfuerzos de naciones occidentales por frustrar este acercamiento. “Parte de las élites occidentales siguen empeñadas en mantener la inestabilidad” y podrían intentar “interrumpir o comprometer el diálogo iniciado”, dijo al respecto, aunque sin evidencias formales que sustenten su denuncia.
El encuentro de este jueves estuvo centrado en el funcionamiento de las misiones diplomáticas en ambos países, que quedaron fuera de servicio con la escalada de tensiones, años atrás, y en resolver “los problemas sistémicos que se han acumulado como resultado de las actividades ilegales de la anterior Administración para crear obstáculos artificiales al trabajo de la Embajada rusa, a lo que nosotros -naturalmente- correspondimos y también creamos condiciones incómodas para le trabajo de la Embajada estadounidense en Moscú”, señaló el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.
El vínculo entre Estados Unidos y Rusia alcanzó su nivel más bajo en el último tiempo, luego de que el Kremlin redoblara la apuesta de 2014 e iniciara la guerra en Ucrania, en 2022.
Como consecuencia, los contactos entre Biden y Putin fueron escasos y en un clima de máxima tensión.
Sin embargo, el Gobierno de Trump considera que “hemos perdido el concepto de madurez y cordura en las relaciones diplomáticas” y, por tanto, aboga por restablecer el diálogo con Moscú.
Para ello, el 12 de febrero, el Presidente estadounidense mantuvo un llamado “largo y productivo” con su homólogo, con el que destrabó los primeros obstáculos y dejó la puerta abierta a negociaciones más profundas, que incluyan también un alto el fuego en Ucrania.
Poco menos de una semana después, el 18 del mes, Lavrov viajó a Riad, Arabia Saudita, y por primera vez en años mantuvo un encuentro con el secretario de Estado, Marco Rubio. Si bien la reunión tuvo una agenda abierta, se hizo un primer acercamiento sobre algunos asuntos clave, como el restablecimiento de las relaciones y las primeras posibles exigencias y concesiones sobre el fin de la guerra.
La reunión generó malestar en el Gobierno de Volodimir Zelensky y de aliados europeos, que consideraron que la Casa Blanca y el Kremlin estaban avanzando de manera independiente en las negociaciones bélicas y resaltaron que es fundamental que Ucrania forme parte de estos contactos, para conseguir una paz real y duradera.
(Con información de AP y EFE)
