
Ubicada en el borde de los Apalaches, en las montañas Allegheny, Cumberland, Maryland, fue en su momento un próspero centro manufacturero y la segunda ciudad más grande del estado. Conocida como “The Queen City”, la ciudad experimentó un auge económico gracias a la industria y a su posición estratégica como un importante nodo ferroviario en el siglo XIX. Sin embargo, este auge no se mantuvo, y el declive industrial golpeó con fuerza a la comunidad.
El cierre de las tres principales fábricas en un período de solo cinco años marcó el inicio de una crisis económica profunda. La primera gran pérdida ocurrió en 1978, cuando una fábrica de neumáticos comenzó a despedir empleados. En ese momento, los trabajadores aún confiaban en que los recortes serían mínimos, pero la planta terminó cerrando por completo poco después. La desaparición de estas industrias dejó a la ciudad sin su principal fuente de empleo, obligando a muchas familias a mudarse en busca de oportunidades en otras regiones.
El impacto fue severo en la demografía de Cumberland. En 1940, la ciudad tenía una población cercana a los 40,000 habitantes. En la actualidad, esa cifra se ha reducido a menos de 20,000, según datos del Censo de Estados Unidos. Esta disminución refleja el éxodo de trabajadores y familias que ya no encontraban estabilidad económica en la zona.
Programa de incentivos para atraer nuevos residentes
Ante la pérdida de población y el declive económico, las autoridades de Cumberland implementaron un programa de incentivos para atraer nuevos residentes. La iniciativa, anunciada por el alcalde Ray Morriss, ofrece hasta USD 20.000 a quienes decidan mudarse a la ciudad, con el objetivo de revitalizar la comunidad y estimular la economía local.
El programa está dirigido a un grupo selecto de 10 personas que cumplan con ciertos requisitos. Los candidatos deben residir fuera del condado de Allegany y demostrar que trabajan de forma remota, son autoempleados o han conseguido un empleo en la zona. Una vez aceptados, tienen un plazo de seis meses para completar su mudanza.
La ayuda económica se divide en dos partes:
- 10.000 dólares en efectivo como incentivo directo por mudarse.
- Hasta 10.000 dólares adicionales en un esquema de “dólar por dólar” para quienes inviertan en la compra de una vivienda nueva o en la renovación de una casa existente dentro de los límites de la ciudad.
Sin embargo, el programa exige compromiso a largo plazo. Los beneficiarios deben comprar una propiedad por un valor mínimo de USD 150.000 y residir en ella por al menos cinco años. En caso de abandonar la ciudad antes de ese período, deberán reembolsar el dinero recibido.
Este tipo de iniciativas no es nueva en Estados Unidos, pero su éxito depende de factores como la infraestructura local, la calidad de vida y las oportunidades que pueda ofrecer la comunidad a los nuevos residentes.
Experiencias y ejemplos de otros programas similares
El programa de incentivos de Cumberland no es único en Estados Unidos. En los últimos cinco años, más de 70 ciudades han lanzado iniciativas similares para atraer nuevos residentes, aprovechando el auge del trabajo remoto y la necesidad de revitalizar comunidades en declive.
Uno de los casos más exitosos es “Tulsa Remote”, un programa de la ciudad de Tulsa, Oklahoma, que ofrece USD 10.000 a trabajadores remotos para que se muden allí. Desde su lanzamiento, más de 3,000 personas han participado, generando un impacto económico positivo. Según datos del programa, ha permitido recaudar más de USD 11 millones en impuestos adicionales, lo que demuestra que estos incentivos pueden ser rentables a largo plazo.
La clave del éxito de estos programas radica en ofrecer más que dinero. Tulsa, por ejemplo, ha desarrollado una comunidad activa de trabajadores remotos, con espacios de coworking y eventos de integración, lo que ha facilitado la adaptación de los nuevos residentes.
Otras ciudades han seguido estrategias similares con diferentes resultados. Mientras que algunos programas han logrado atraer a profesionales altamente calificados, otros han enfrentado desafíos en la retención de los beneficiarios una vez cumplido el período mínimo de residencia.
Cumberland espera replicar el éxito de iniciativas como la de Tulsa, apostando a que el incentivo económico y la calidad de vida en la región sean suficientes para atraer y retener a nuevos habitantes.