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En octubre de 2022, un operativo de vigilancia en San Gabriel, California, reveló un intercambio que, según las autoridades estadounidenses, ilustra una compleja red de lavado de dinero vinculada al tráfico de fentanilo. Un hombre, presuntamente traficante de drogas, estacionó su camioneta junto a un Maserati azul en el aparcamiento de un supermercado. Tras una breve conversación con una mujer en el vehículo deportivo, colocó una bolsa negra en el asiento trasero.
Según los agentes de una fuerza especial de la DEA (Administración para el Control de Drogas), la bolsa contenía aproximadamente 300.000 dólares en efectivo, producto de la venta de drogas. Este evento forma parte de una investigación más amplia que ha expuesto una colaboración entre carteles mexicanos y corredores de dinero chinos, quienes facilitan el lavado de millones de dólares provenientes del narcotráfico.
De acuerdo con un informe de The Wall Street Journal, esta asociación ha convertido a China en un punto clave para el flujo de dinero ilícito generado por la crisis del fentanilo en Estados Unidos. Los corredores chinos, que operan dentro de un sistema bancario clandestino, han emergido como socios esenciales para los carteles que buscan blanquear sus ganancias.
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Este sistema, que históricamente ha servido a la diáspora china, ahora se utiliza para transformar dinero sucio en fondos aparentemente legales, según documentos judiciales y declaraciones de funcionarios estadounidenses.
Una red sofisticada de lavado de dinero
El esquema comienza con los traficantes de drogas en Estados Unidos, quienes entregan el efectivo generado por la venta de fentanilo a corredores chinos. Estos intermediarios, a través de aplicaciones como WeChat, ofrecen los dólares a ciudadanos chinos que desean disponer de efectivo en Estados Unidos para inversiones como bienes raíces, matrículas universitarias o apuestas. Debido a los estrictos controles de capital en China, que limitan la compra de divisas extranjeras a 50.000 dólares anuales, muchos recurren a estas redes clandestinas.
De acuerdo con el WSJ, el proceso continúa cuando los compradores chinos transfieren el equivalente en yuanes, más una comisión, a cuentas bancarias controladas por los corredores en China. Posteriormente, los corredores utilizan esos yuanes para adquirir bienes manufacturados en China, que luego son exportados a México y vendidos en pesos.
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Finalmente, los pesos son entregados a los carteles mexicanos, completando el ciclo. Según las autoridades, este sistema no solo es más rápido, sino también más económico que métodos tradicionales como el mercado negro de pesos colombianos, que solía cobrar comisiones de entre el 7% y el 10%. Los corredores chinos, en cambio, operan con tarifas de apenas el 1% al 2%.
Operación Fortune Runner
La investigación conocida como Operación Fortune Runner, llevada a cabo por una fuerza especial de la DEA, se centró en una red de lavado de dinero dirigida por un hombre identificado como Sai Zhang. Durante años, los agentes realizaron vigilancia en las calles de Los Ángeles, interceptaron llamadas telefónicas y detuvieron vehículos sospechosos.
En uno de estos registros, encontraron dinero escondido en una caja de cereales y en una bolsa de regalo con la inscripción “Feliz cumpleaños”. El caso culminó con la acusación de 24 personas en 2022, quienes presuntamente participaron en el lavado de más de 50 millones de dólares en ganancias provenientes del narcotráfico, según Los Angeles Times.
Entre los implicados se encuentran asociados del Cártel de Sinaloa, uno de los principales actores en la producción y distribución de fentanilo. Zhang, acusado de operar un negocio de transmisión de dinero sin licencia y de facilitar el tráfico de drogas, se declaró inocente y está a la espera de juicio.
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El impacto del fentanilo
El fentanilo, un opioide sintético hasta 50 veces más potente que la heroína, sigue siendo la droga más letal en Estados Unidos. Según datos de la DEA, en 2022 se incautaron más de 55 millones de pastillas y cerca de 3.600 kilogramos de polvo de fentanilo, una cantidad suficiente para causar la muerte de toda la población estadounidense. Aunque las muertes por sobredosis han disminuido ligeramente, la magnitud de la crisis sigue siendo alarmante.
El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración del expresidente Donald Trump, centró sus esfuerzos en frenar el flujo de fentanilo y sus precursores químicos desde países productores como China. Entre las medidas adoptadas se incluyeron aranceles del 10 % sobre las importaciones chinas. Sin embargo, desmantelar las redes de lavado de dinero que sostienen el comercio ilícito representa un desafío aún mayor.
En una audiencia ante el Comité Selecto de la Cámara sobre el Partido Comunista Chino, un exfuncionario de la DEA estimó que las ventas globales de drogas alcanzan entre 500.000 y 750.000 millones de dólares anuales, y que una parte significativa de estos fondos es lavada a través de redes chinas. Jarod Forget, jefe interino de operaciones de la DEA, afirmó: “La crisis del fentanilo comienza en China y termina en China”.
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Respuesta de China y tensiones diplomáticas
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China, en una declaración escrita, negó cualquier responsabilidad directa de ciudadanos chinos en el lavado de dinero relacionado con el fentanilo. Según el ministerio, el origen de la crisis radica en Estados Unidos, y las políticas de presión y amenazas no son la solución adecuada. Además, destacaron los esfuerzos conjuntos previos entre ambos países para combatir la producción de fentanilo en territorio chino.
Sin embargo, las autoridades estadounidenses sostienen que una mayor cooperación con China es crucial para abordar el problema. Según Anthony Ruggiero, exfuncionario del Departamento del Tesoro, gran parte del dinero lavado pasa por bancos chinos, lo que implica que las autoridades del país tienen capacidad de supervisión.
Los corredores chinos no solo han reducido costos, sino que también han asumido riesgos adicionales al adelantar pagos a los carteles antes de completar todo el proceso de lavado. Esto les ha permitido consolidarse como actores clave en el sistema global de lavado de dinero. Según dijo al WSJ Craig Timm, exfuncionario del Departamento de Justicia de Estados Unidos, este método se ha convertido en “una de las formas más prominentes de lavar dinero en el mundo”.