
Un caso conmocionó a Nueva York tras involucrar a una persona transgénero migrante acusada de violar a un menor de 14 años en un baño de una bodega en East Harlem. Según informó el Boston Herald, el incidente ocurrió el pasado martes, cuando Nicol Suárez, una mujer trans de 30 años originaria de Colombia, presuntamente siguió al adolescente hasta el baño de un establecimiento cercano al parque Thomas Jefferson y lo agredió sexualmente. El menor logró escapar y pidió ayuda a testigos, quienes alertaron a las autoridades.
De acuerdo con el New York Post, Suárez fue arrestada al día siguiente en las inmediaciones del lugar del ataque y enfrenta cargos por violación en primer grado. Además, se reveló que la acusada ya era buscada por las autoridades de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) debido a una orden de detención activa, así como por cargos pendientes en los estados de Nueva Jersey y Massachusetts. Sin embargo, no se han detallado los motivos específicos de las acusaciones en esos territorios.
El debate sobre las leyes de ciudades santuario
El caso reavivó el debate sobre las políticas de “ciudades santuario” en Nueva York y otros estados, que limitan la cooperación entre las autoridades locales y las agencias federales de inmigración. Según consignó el New York Post, un funcionario de las fuerzas del orden expresó su frustración ante la imposibilidad de entregar a Suárez a las autoridades de inmigración debido a estas leyes.
“Esto demuestra que Donald Trump y Tom Homan tienen razón al decir que es necesario sacar a las personas violentas de Nueva York”, afirmó la fuente, refiriéndose al expresidente y al exdirector interino de ICE.
El funcionario también criticó a las autoridades locales, incluyendo al alcalde Eric Adams, la fiscal general Letitia James y la gobernadora Kathy Hochul, por no colaborar con las solicitudes de detención de ICE. “Si no fuera por nuestras leyes de santuario, ICE podría simplemente recoger a esta persona y deportarla”, añadió.
Decisión judicial y críticas al sistema de fianzas
Durante la audiencia inicial, los fiscales solicitaron una fianza de 500.000 dólares y una garantía de 1,5 millones de dólares para asegurar que Suárez permaneciera bajo custodia. Sin embargo, la jueza Elizabeth Shamahs, quien asumió su cargo en enero tras ser elegida en la boleta del Partido Demócrata, redujo la fianza a 100.000 dólares y la garantía a 250.000 dólares, según los registros judiciales citados por el Washington Times.
Esta decisión fue objeto de críticas, especialmente por parte de quienes consideran que el sistema judicial no está priorizando la seguridad de las víctimas.
Un testigo anónimo expresó su indignación al medio: “Me siento muy mal por el niño que tiene que pasar por esto, porque su vida nunca será la misma. Nos preocupamos por los migrantes, pero ¿qué pasa con la víctima? Este es un verdadero caso de una víctima”.

Impacto en la comunidad local
El ataque dejó una profunda impresión en la comunidad de East Harlem. Según reportó el New York Post, un comerciante local, Azid Haime, propietario de una tienda cercana al lugar de los hechos, se mostró visiblemente afectado al enterarse de lo ocurrido.
“¡Dios mío, esto es repugnante!”, exclamó Haime, de 59 años. “¡Destruyó la vida de ese niño! Todo mi cuerpo está temblando, quiero sentarme. No puedo explicar cómo me siento. Estoy más que enojado”, agregó para el medio.
Por su parte, Lindsaey González, una madre de 24 años que vive en la zona, expresó su preocupación por el impacto emocional que este incidente tendrá en el menor. “Ese niño debe estar muy traumatizado por el resto de su vida”, comentó. “Me siento mal por él porque soy madre”, añadió.
Un llamado a la acción
El caso generó llamados a revisar las políticas de inmigración y las leyes de santuario en Nueva York. Para algunos, estas leyes protegen a las comunidades migrantes de la deportación injusta, mientras que otros argumentan que pueden poner en riesgo la seguridad pública al impedir que las autoridades federales actúen contra personas peligrosas.
“Este violador debería ser deportado para que no pueda hacerle esto a ningún otro niño inocente”, afirmó González, reflejando el sentir de muchos residentes locales.
Mientras tanto, Suárez permanece detenida en la cárcel de Rikers Island, según los registros en línea consultados por el New York Post. El caso sigue en desarrollo, y se espera que las autoridades brinden más detalles en las próximas semanas.