Una década de alertas: las autoridades ignoraron advertencias antes del choque mortal entre un avión y un helicóptero en Washington

El tráfico de aviones y helicópteros en un espacio reducido ya había sido señalado como un riesgo inminente, pero la regulación permaneció prácticamente intacta hasta la reciente tragedia

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Una grúa recupera parte del
Una grúa recupera parte del helicóptero del río Potomac (REUTERS/Eduardo Munoz)

Durante la última década, los pilotos de aerolíneas recibieron más de 100 advertencias de cabina sobre el riesgo de colisión en el aire con helicópteros cerca del Aeropuerto Nacional Reagan, según datos de rastreo de vuelos y registros de incidentes gubernamentales. La información recopilada por los controladores de tráfico aéreo antes del accidente del 29 de enero, que dejó 67 muertos, revela la persistencia de un peligro en el espacio aéreo de la capital estadounidense.

Según una investigación de The Washington Post, la posibilidad de un choque en el aire en la zona era más frecuente de lo que se había informado previamente. Cada una de las 104 alertas activó el Sistema de Alerta de Tráfico y Prevención de Colisiones (TCAS, por sus siglas en inglés), que obligó a los pilotos de aerolíneas a tomar medidas evasivas, como abortar aterrizajes o modificar rutas de vuelo.

Los controladores de tráfico aéreo expresaron preocupaciones sobre la proximidad entre aviones y helicópteros en el área y reportaron los riesgos a sus superiores en la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés). En 2020, sugirieron cambios en la gestión del espacio aéreo, como exigir que los helicópteros esperaran cuando los aviones comerciales se acercaran o modificar sus rutas para alejarlos de los corredores de vuelo de aerolíneas. Sin embargo, la FAA mantuvo sin cambios significativos los corredores de helicópteros hasta el accidente del mes pasado.

Tras el choque del 29 de enero, la FAA restringió el tráfico de helicópteros en la zona en espera de los resultados de la investigación preliminar de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés).

Detalles del accidente y antecedentes

La torre de control del
La torre de control del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington (REUTERS/Eduardo Munoz)

El accidente involucró un helicóptero Black Hawk del Ejército de EEUU, con tres tripulantes, y un avión regional de American Airlines, procedente de Wichita, que transportaba 60 pasajeros y cuatro tripulantes. La colisión ocurrió en un corredor aéreo que cruza directamente debajo de la trayectoria de los aviones que aterrizan en la pista 33 del Aeropuerto Nacional Reagan, con solo 4,5 metros de margen entre ambas rutas.

Ex controladores aéreos han calificado el sitio del accidente como un “punto crítico” de riesgo. Al Castillo, quien trabajó en la gestión del tráfico aéreo, afirmó que la ruta de los helicópteros debería haber sido modificada hace tiempo. “Si quieren evitar esto, deben mover esa ruta”, declaró.

Los registros muestran que casi una cuarta parte de las 104 alertas TCAS involucraron helicópteros militares, casi la mitad fueron de vuelos médicos y el resto correspondió a helicópteros de la policía y operadores privados. En al menos 24 incidentes en los últimos tres años, pilotos de aerolíneas abortaron aterrizajes en el Aeropuerto Nacional Reagan tras recibir advertencias de colisión.

Partes de los restos tras
Partes de los restos tras la colisión del vuelo 5342 de American Eagle y un helicóptero Black Hawk (REUTERS/Eduardo Munoz)

El sistema TCAS, obligatorio para aviones de pasajeros en EEUU, detecta aeronaves cercanas y emite advertencias verbales como “tráfico, tráfico”. Si la colisión parece inminente, el sistema genera un aviso de resolución (RA, por sus siglas en inglés) con instrucciones para evitar el impacto. Sin embargo, el TCAS tiene limitaciones: no proporciona correcciones de curso por debajo de los 1.000 pies (305 metros), reduciendo las salvaguardas en los momentos finales de un aterrizaje. En el caso del accidente del 29 de enero, el sistema solo emitió la alerta verbal “tráfico, tráfico” cuando el avión estaba a 325 pies (99 metros).

Datos de rastreo de vuelos muestran que muchas de las alertas TCAS ocurrieron al norte del aeropuerto, donde los aviones aún están a suficiente altitud para recibir avisos. Esto sugiere que podrían haberse producido incidentes similares a menor altura que no están reflejados en los registros.

Desde 2013, la FAA ha investigado seis incidentes de cuasi-colisión entre helicópteros cerca del Aeropuerto Nacional Reagan. En al menos tres de esos casos, ambas aeronaves involucradas eran helicópteros, incluyendo un incidente de 2016 entre un helicóptero médico y una aeronave del Cuerpo de Marines, calificado como “crítico”.

Familiares de las víctimas de
Familiares de las víctimas de la colisión mortal (REUTERS/Eduardo Munoz)

Además, desde 2006, se han presentado 14 reportes voluntarios sobre cuasi-colisiones entre aviones y helicópteros en la zona mediante el Sistema de Reportes de Seguridad de Aviación (ASRS, por sus siglas en inglés) de la NASA. En 2013, un piloto afirmó que los helicópteros son tan frecuentes en el espacio aéreo del aeropuerto que las alertas TCAS se han vuelto “ruido de fondo”.

A pesar de estos antecedentes, la FAA evitó comentar sobre el número de advertencias TCAS registradas o las preocupaciones expresadas por los controladores aéreos, argumentando que no puede discutir detalles de una investigación en curso. “La FAA analiza todos los incidentes y revisa grandes volúmenes de datos a diario para identificar y abordar tendencias antes de que se conviertan en problemas graves”, dijo la agencia en un comunicado enviado a The Washington Post.

Mientras las investigaciones continúan, expertos en aviación y ex controladores aéreos cuestionan por qué no se tomaron medidas preventivas con anterioridad para reducir el riesgo en uno de los espacios aéreos más congestionados de EE. UU.

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