Un equipo de científicos de la NASA informó sobre el hallazgo de una erupción volcánica sin precedentes en Ío, la luna de Júpiter conocida por su intensa actividad geológica. La observación fue realizada por la sonda espacial Juno durante su tercer sobrevuelo de este satélite el 27 de diciembre de 2024, según un comunicado de la NASA citado por USA Today.
El fenómeno, registrado en el hemisferio sur de Io, corresponde a un gigantesco punto caliente de aproximadamente 64,374 kilómetros cuadradas, superando en tamaño al lago Superior de Estados Unidos. Esta región volcánica emitió una energía equivalente a seis veces la producida por todas las plantas de energía del mundo, informó el investigador principal de la misión Juno, Scott Bolton, del Southwest Research Institute en San Antonio, en declaraciones recogidas por USA Today.
Este hallazgo ofrece una oportunidad única para estudiar la dinámica interna de Io y comprender mejor los procesos geológicos extremos que ocurren en otros cuerpos del sistema solar. Los científicos esperan que estos datos aporten información valiosa sobre el comportamiento del magma y la actividad volcánica en condiciones extremas.
La erupción observada no solo destaca por su magnitud, sino también por la complejidad de las formaciones volcánicas implicadas. Las imágenes capturadas muestran múltiples focos de actividad que sugieren la existencia de una vasta cámara magmática subterránea, lo que refuerza la hipótesis sobre la presencia de sistemas volcánicos interconectados bajo la superficie de Ío.
¿Cómo detectó la NASA la erupción en Ío?
El descubrimiento se realizó utilizando el instrumento Jovian Infrared Auroral Mapper (JIRAM), proporcionado por la Agencia Espacial Italiana, diseñado para capturar luz infrarroja no visible desde la superficie de la Tierra. Alessandro Mura, coinvestigador de la misión Juno en el Instituto Nacional de Astrofísica en Roma, explicó que el punto caliente detectado era tan intenso que saturó los sensores del JIRAM, lo que indicó una actividad volcánica de magnitud sin precedentes.
El JIRAM permite analizar la emisión térmica de la superficie de Io, revelando detalles sobre la temperatura y la composición de los materiales expulsados durante la erupción. Gracias a este instrumento, los científicos pudieron identificar variaciones térmicas que indican flujos de lava recientes y la presencia de gases volcánicos en la atmósfera de Ío.
¿Por qué Io es el cuerpo más volcánico del sistema solar?
Ío, el tercer satélite más grande de Júpiter y el más cercano de sus lunas galileanas, es considerado el cuerpo más volcánicamente activo del sistema solar, con alrededor de 400 volcanes activos. La intensa actividad geológica de Io se debe a las fuerzas de marea generadas por la interacción gravitacional con Júpiter y otras lunas cercanas, como Europa y Ganímedes. Estas fuerzas provocan un constante estiramiento y compresión de la superficie de Io, generando calor interno y manteniendo su manto en estado de magma, según informó la Planetary Society.
El calentamiento por marea es un fenómeno clave en la geología de Ío. A diferencia de la Tierra, donde el calor interno proviene principalmente de la desintegración radiactiva de elementos, en Io la principal fuente de calor es la fricción gravitacional. Este proceso provoca que la superficie de la luna esté en constante cambio, con flujos de lava que cubren antiguos cráteres y crean nuevos paisajes volcánicos.
Comparación con otros volcanes de Io
El punto caliente recientemente descubierto supera al anteriormente más grande conocido en Io, el lago de lava Loki Patera, que abarca cerca de 12,392 kilómetros cuadrados, de acuerdo con datos de la NASA citados por USA Today. Las imágenes capturadas por la cámara JunoCam mostraron cambios significativos en la superficie de Io cerca del polo sur, lo que evidencia la magnitud del evento volcánico.
Loki Patera ha sido durante mucho tiempo el volcán más activo de Io, conocido por sus erupciones periódicas que se producen en ciclos de varios meses. Sin embargo, el nuevo descubrimiento sugiere que existen otros sistemas volcánicos capaces de superar en intensidad y extensión a Loki Patera, lo que obliga a los científicos a reevaluar sus modelos sobre la actividad volcánica en Ío.
Misión Juno: objetivos y próximos pasos
Desde su llegada a la órbita de Júpiter en 2016, la sonda Juno ha estudiado la atmósfera del planeta, su campo magnético y sus lunas. La misión está programada para concluir en septiembre de 2025. Durante su trayectoria, Juno realiza sobrevuelos regulares de Io, lo que permite comparar la actividad volcánica en diferentes períodos, según informó la NASA.
En diciembre de 2023, Juno realizó su sobrevuelo más cercano a Io, acercándose a 1,496 kilómetros de su superficie, una distancia comparable a la que separa Nueva York de Orlando, Florida. El segundo sobrevuelo cercano ocurrió en febrero de 2024, concentrándose en el hemisferio sur de la luna. Estos sobrevuelos han proporcionado información detallada sobre la dinámica interna de Ío y la evolución de sus formaciones volcánicas.
Los científicos planean un nuevo sobrevuelo para el 3 de marzo de 2025, que permitirá observar nuevamente el punto caliente y analizar posibles cambios en el paisaje. Este sobrevuelo será crucial para comprender la evolución de la erupción y su impacto en la geología de Io. Además, están previstas observaciones desde la Tierra mediante telescopios de gran alcance para complementar los datos obtenidos por la sonda.
Impacto del hallazgo en el estudio de la actividad volcánica
Los datos recopilados por Juno permiten estudiar cómo las condiciones extremas en Io pueden ofrecer pistas sobre la actividad volcánica en otros cuerpos del sistema solar. La comparación de la actividad volcánica en Io con fenómenos similares en la Tierra y otros planetas ayuda a entender mejor los procesos que modelan la superficie de los cuerpos celestes.
Además, el estudio de Io proporciona información sobre cómo la energía interna puede influir en la habitabilidad de otros mundos. Aunque Io no es un candidato para la vida debido a sus condiciones extremas, los conocimientos adquiridos podrían aplicarse al estudio de lunas como Europa y Encélado, donde se sospecha que existen océanos subterráneos que podrían albergar formas de vida microbiana.
Características geológicas de Ío
Ío fue descubierto en 1610 por Galileo Galilei y nombrado en honor a un personaje de la mitología griega. Su superficie está compuesta por llanuras de azufre y compuestos de silicato, lo que le da un aspecto colorido y caótico. La interacción de su actividad volcánica con el campo magnético de Júpiter también contribuye a la formación de auroras en el planeta gigante, según información de la Planetary Society.
El paisaje de Io está dominado por vastos lagos de lava, montañas que superan los 8,000 metros de altura y calderas volcánicas que emiten columnas de gas y polvo visibles desde el espacio. La diversidad geológica de Io lo convierte en un laboratorio natural para estudiar procesos volcánicos en un entorno que difiere radicalmente de la Tierra.