La exestrella del cine para adultos Emily Willis, cuyo nombre real es Litzy Lara Banuelos, enfrenta una devastadora realidad tras haber ingresado a un centro de rehabilitación en Malibú, California, para tratar su adicción al ketamina. Según reportó el New York Post, la joven de 26 años quedó en un estado vegetativo permanente debido a una serie de presuntas negligencias cometidas por el personal del centro Summit Malibu y su empresa matriz, Malibu Lighthouse Treatment Centers.
La familia de Willis ha presentado una demanda contra estas instituciones, acusándolas de abuso, negligencia profesional y prácticas comerciales fraudulentas.
De acuerdo con la demanda, presentada el 27 de diciembre de 2024 en la Corte Superior del Condado de Los Ángeles, la mujer ingresó al centro el 27 de enero de 2024 para tratar una adicción severa a la ketamina, una droga disociativa que consumía en cantidades alarmantes de entre 5 y 6 gramos diarios. Sin embargo, en lugar de recibir el cuidado necesario, su salud se deterioró rápidamente durante su estancia en el centro, lo que culminó en un colapso que la dejó con daño cerebral irreversible.
Un ingreso marcado por problemas de salud
La familia de Emily Willis asegura que la joven ya presentaba múltiples problemas de salud al momento de su ingreso al centro de rehabilitación. Entre estos se encontraban inflamación de la vejiga, incontinencia urinaria, terrores nocturnos, ansiedad y trastorno de estrés postraumático (TEPT). Además, pesaba apenas 45 kilogramos, lo que indicaba un estado físico debilitado. Según la demanda, el personal del centro no realizó una consulta con un dietista ni tomó medidas adecuadas para abordar su estado de salud general.
Mirror detalló que, a pesar de que los análisis de drogas realizados al momento de su ingreso no detectaron ketamina ni otras sustancias en su organismo, la salud de Willis comenzó a deteriorarse rápidamente. La demanda describe que la joven se encontraba desorientada, con un estado de ánimo nervioso, y mostraba dificultades para caminar, alimentarse y realizar actividades básicas como ducharse o vestirse.
También sufría dolores intensos, espasmos musculares y debilidad generalizada. A pesar de estas señales, el personal del centro no tomó medidas para trasladarla a un hospital o proporcionarle atención médica especializada.
El colapso y las consecuencias irreversibles
El 4 de febrero de 2024, apenas una semana después de su ingreso, una enfermera encontró a Emily Willis inconsciente en las instalaciones del centro. Según los reportes, no está claro cuánto tiempo permaneció sin supervisión antes de ser encontrada.
La enfermera inició maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) y llamó a los servicios de emergencia. Los paramédicos continuaron con la RCP durante 30 a 40 minutos hasta que lograron restablecer su pulso. Sin embargo, el tiempo prolongado sin oxígeno causó un daño cerebral severo que dejó a Willis en estado de coma.
La demanda presentada por su madre y tutora legal, Yesenia Lara Cooper, señala que el personal del centro dejó a Willis desatendida durante largos periodos, lo que contribuyó directamente a su colapso. Además, se alega que el centro no cumplió con los protocolos médicos estándar que podrían haber prevenido esta tragedia.
“Si el personal hubiera seguido los protocolos médicos adecuados, Emily habría tenido la oportunidad de recuperar el control de su vida”, afirma la demanda. “Ningún paciente debería ser sometido a un colapso tan horrendo en el cuidado clínico”, agregó.
Un día después de su colapso, Willis sufrió un ataque cardíaco que agravó aún más su condición. Actualmente, padece el síndrome de enclaustramiento, un trastorno neurológico raro que la ha dejado completamente paralizada, con la única capacidad de mover los ojos. Según los reportes, se encuentra en un hogar de cuidados en Utah, donde recibe atención constante.
Acusaciones de negligencia y búsqueda de justicia
La familia de Emily Willis acusa al centro Summit Malibu de no proporcionar condiciones seguras ni atención adecuada, a pesar de que la joven calificaba como una “adulta dependiente” según las políticas de admisión del propio centro.
El abogado de la familia, James A. Morris Jr., expresó su indignación por la falta de acción del centro. “No hay excusa para su fracaso en obtener atención médica y psicológica”, declaró. “Esperamos que esta demanda impulse un cambio real en la forma en que los centros de tratamiento manejan casos críticos. Demasiados pacientes que deberían recibir intervenciones que salvan vidas se pierden debido a la negligencia”, añadió.