Estados Unidos realizó este sábado ataques aéreos de precisión en Somalia, gracias a los cuales abatió a varios miembros de ISIS, entre ellos el responsable de muchos de los atentados del grupo. Se trató de una de las primeras órdenes militares del nuevo mandato del presidente, Donald Trump, quien durante su primer término, en 2020, ordenó la retirada de los soldados estadounidenses del país.
Según confirmó en sus redes sociales el propio mandatario, las maniobras se centraron en “el planificador principal de ataques de ISIS y otros terroristas que él reclutó y dirigió en Somalia”, todos ellos escondidos en cuevas en las montañas de Golis, en Puntland.
Los ataques acabaron con todos estos sitios y consiguieron la eliminación de muchos terroristas, sin lamentarse víctimas civiles.
“Nuestra evaluación inicial es que varios operativos murieron en los ataques aéreos y ningún civil resultó herido”, dijo el secretario de Defensa, Pete Hegseth, por su parte.
“Nuestro ejército ha tenido en la mira a este planificador de ataques de ISIS durante años pero Biden y sus compinches no actuaron con la suficiente rapidez para hacer el trabajo. ¡Yo sí lo hice!“, apuntó Trump, que aprovechó la oportunidad para cargar contra su predecesor, quien durante su gobierno aseguró estar ”decidido a localizar y eliminar todas las amenazas terroristas contra Estados Unidos y el pueblo estadounidense donde se encuentren, incluso en los lugares más recónditos".
“Estos asesinos amenazaron a los Estados Unidos y a nuestros aliados. El mensaje para ISIS y todos los demás que quieran atacar a los estadunidenses es: ¡LOS ENCONTRAREMOS Y LOS MATAREMOS!“, cerró su mensaje Trump en un tono amenazante.
Previo a este ataque, una de las últimas ofensivas estadounidenses contra miembros del Estado Islámico en Somalia había sido el 27 de enero de 2023, poco después de que Biden ordenara nuevamente el despliegue de tropas en el país en mayo de 2022, en un operativo que acabó con un alto mando del grupo abatido.
La maniobra se desarrolló en una zona montañosa al norte del país y, nuevamente, se centró en cuevas en las que los terroristas estaban escondidos. Como consecuencia de una serie de bombardeos, Bilal al Sudani, un alto mando de ISIS, y otros diez combatientes murieron, confirmó el entonces secretario de Defensa, Lloyd Austin.
Austin precisó, asimismo, que no se lamentaron víctimas civiles ni entre sus filas.
La maniobra se preparó durante “varios meses”, incluyó varias prácticas simulando las condiciones reales del ataque y, tras perfeccionarse, obtuvo la aprobación del presidente Biden. La idea original era capturar al líder terrorista con vida, para poder interrogarlo, pero la respuesta hostil de los militantes derivó en un intercambio de fuego en el que murió.
“Al Sudani fue el responsable de alimentar la creciente presencia del ISIS en África y de la financiación de las operaciones del grupo en todo el mundo, incluido en Afganistán. Esta acción afianza la seguridad de Estados Unidos y sus socios, y refleja nuestro compromiso inquebrantable para proteger a los estadounidenses contra las amenazas del terrorismo, tanto en nuestro territorio como en el exterior”, indicó un comunicado difundido entonces por el Pentágono.
“El éxito de la operación refleja el extraordinario y paciente trabajo del Departamento de Defensa y de las distintas agencias del Gobierno. Estados Unidos y sus aliados están más seguros hoy, como resultado de esta operación”, insistieron fuentes oficiales.