Un trágico accidente aéreo marcó la historia de Washington en la misma zona y fecha hace 43 años

En enero de 1982, un Boeing 737 impactó contra un puente de Washington D.C. y cayó al río congelado, revelando fallas humanas y climáticas que cambiarían los protocolos del sector

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El accidente aéreo en el
El accidente aéreo en el río Potomac que marcó un antes y un después en la aviación estadounidense. (AP Foto/Misha Japaridze)

El 13 de enero de 1982, un desastre aéreo conmocionó a Estados Unidos cuando el Air Florida Flight 90, un avión comercial Boeing 737, se estrelló contra el Puente de la Calle 14 en Washington D.C. poco después de despegar del entonces Aeropuerto Nacional de Washington (actualmente conocido como Aeropuerto Nacional Reagan).

El impacto, ocurrido durante una intensa tormenta de nieve, dejó un saldo de 78 personas fallecidas y se convirtió en uno de los accidentes más recordados en la historia de la aviación estadounidense.

De acuerdo con The New York Times, el avión, que tenía como destino Tampa, Florida, alcanzó apenas una altitud de 107 metros antes de perder el control y colisionar con el puente, golpeando varios vehículos que transitaban por la estructura. Cuatro personas que se encontraban en sus automóviles también perdieron la vida. Tras el impacto, el avión se partió en pedazos y cayó en las heladas aguas del río Potomac, cubierto de hielo debido a las bajas temperaturas.

Solo cinco de las 79 personas a bordo lograron sobrevivir al accidente. Entre ellos se encontraba Joseph Stiley, un piloto profesional que viajaba como pasajero y que, según relató, percibió problemas en el avión antes del despegue. Stiley afirmó que la aeronave no estaba acelerando de manera adecuada, lo que le hizo prever que algo saldría mal.

Heroísmo en el río Potomac:
Heroísmo en el río Potomac: rescates valientes tras el choque del vuelo 90 de Air Florida. (REUTERS/Kevin Lamarque)

Las causas del desastre

Las investigaciones posteriores revelaron que una combinación de errores humanos y condiciones climáticas extremas contribuyeron al accidente. Según reportó USA Today, una fuerte tormenta invernal había paralizado la ciudad con intensas nevadas y temperaturas bajo cero, lo que obligó al aeropuerto a cerrar temporalmente. El vuelo 90 despegó apenas minutos después de que se reanudaran las operaciones, pero el avión no había sido deshielado de manera adecuada.

La Administración Federal de Aviación (FAA) concluyó que la acumulación de hielo y nieve en las alas del avión redujo significativamente su capacidad de sustentación, lo que provocó que el aparato no pudiera ganar altitud y terminara estrellándose.

Además, un informe de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) señaló que los pilotos no activaron un sistema que mantenía los sensores del motor operativos en temperaturas bajo cero y que no aplicaron la potencia máxima necesaria tras el despegue, lo que podría haber evitado el accidente.

En ese momento, no existían estándares federales claros para el deshielo de aeronaves, lo que dejó en evidencia una grave deficiencia en los protocolos de seguridad aérea.

Pasajeros y testigos arriesgaron sus
Pasajeros y testigos arriesgaron sus vidas para salvar a los sobrevivientes tras el trágico accidente, en medio de bajas temperaturas y aguas heladas del río. (EFE/EPA/Jim Lo Scalzo)

Un rescate heroico en medio del caos

El accidente no solo dejó una estela de tragedia, sino también actos de heroísmo que quedaron grabados en la memoria colectiva. Según consignó USA Today, las imágenes del rescate, transmitidas en vivo por televisión, mostraron a los sobrevivientes luchando por mantenerse a flote en las gélidas aguas del Potomac mientras helicópteros de la Policía del Parque Nacional intentaban salvarlos.

Uno de los momentos más impactantes fue el rescate de Priscilla Tirado, una pasajera que perdió a su esposo y a su bebé de dos meses en el accidente. Debilitada por el frío y cegada por el combustible del avión, estuvo a punto de ahogarse cuando soltó un salvavidas al que se aferraba. En ese instante, Lenny Skutnik, un empleado gubernamental que observaba desde la orilla, se lanzó al agua para salvarla y logró llevarla a tierra firme.

Otro héroe destacado fue Arland D. Williams Jr., un pasajero que sobrevivió inicialmente al impacto. Según las autoridades, Williams pasó repetidamente las cuerdas de rescate a otros sobrevivientes, sacrificando su propia vida para salvar a los demás.

Su valentía fue reconocida póstumamente por el entonces presidente Ronald Reagan, quien en 1983 le otorgó la Medalla de Oro al Salvamento de la Guardia Costera. En honor a su memoria, el Puente de la Calle 14 fue renombrado como el Puente Conmemorativo Arland D. Williams Jr..

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