La colisión entre un helicóptero UH-60 Black Hawk del Ejército de Estados Unidos y un avión de pasajeros cerca del Aeropuerto Nacional Reagan el miércoles 29 de enero ha puesto bajo escrutinio la práctica de entrenamiento de las aeronaves militares en uno de los espacios aéreos más congestionados y regulados del país.
El helicóptero pertenecía al 12.º Batallón de Aviación, una unidad con base en Fort Belvoir, Virginia, que se encarga de transportar a altos funcionarios del gobierno en la región de la capital y de garantizar la continuidad del gobierno en caso de emergencia nacional. Esta misión hace que el entrenamiento en el área metropolitana de Washington sea esencial, según funcionarios del Ejército.
El 12.º Batallón de Aviación es una unidad de élite del Ejército estadounidense que desempeña un papel crucial en el traslado de miembros del gabinete, legisladores y otras personalidades del gobierno dentro y fuera de Washington. En situaciones de crisis, como ocurrió el 11 de septiembre de 2001, esta unidad es responsable de evacuar a funcionarios a ubicaciones seguras.
Según el Ejército, para que los pilotos cumplan con esta misión de manera eficaz, deben entrenar en el mismo entorno en el que operarán en el futuro. Esto significa realizar vuelos de práctica en las rutas aéreas cercanas al Pentágono, la Casa Blanca y el Capitolio, así como en las inmediaciones del Aeropuerto Nacional Reagan, un punto de tráfico aéreo denso y con regulaciones estrictas.
“El 12.º Batallón de Aviación tiene una misión especial en la región de la capital”, explicó Jonathan Koziol, jefe de personal de la dirección de aviación del Ejército. “Parte de esa misión es el transporte de V.I.P.s, y parte es el apoyo al Pentágono en caso de una crisis mayor que requiera movilizar a nuestros líderes”, dijo a The New York Times.
Un espacio aéreo de alto riesgo
El espacio aéreo de Washington es uno de los más restringidos de Estados Unidos. Las normas establecen que los helicópteros militares deben volar por debajo de 60 metros para evitar conflictos con aeronaves comerciales. Sin embargo, operar en un área tan congestionada implica desafíos únicos para los pilotos, quienes deben maniobrar en un entorno donde se cruzan rutas de aviones comerciales, helicópteros policiales y aeronaves privadas.
El Aeropuerto Nacional Reagan, ubicado a solo 8 kilómetros del centro de Washington, es uno de los aeropuertos más transitados del país. Su proximidad a edificios gubernamentales clave hace que las autoridades regulen estrictamente los vuelos en la zona. Pese a ello, el Ejército argumenta que entrenar en este espacio es necesario para garantizar la preparación de sus pilotos en misiones reales.
La colisión del Black Hawk con el avión comercial ha reavivado el debate sobre la seguridad de estos entrenamientos en un espacio aéreo tan congestionado. El helicóptero, que realizaba un vuelo de entrenamiento nocturno, impactó con un avión de American Airlines que se encontraba en su aproximación final al aeropuerto. El accidente dejó 67 muertos, incluidos los tres tripulantes del helicóptero y los 60 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación del avión comercial.
En el Senado de Estados Unidos, el tema ya ha generado cuestionamientos. Daniel Driscoll, nominado por el presidente Donald Trump para secretario del Ejército, sugirió en su audiencia de confirmación que las prácticas de vuelo en áreas densamente pobladas podrían reconsiderarse. “El Ejército debe evaluar cuándo y dónde es adecuado asumir riesgos en el entrenamiento, y quizás un aeropuerto como Reagan no sea el mejor lugar para hacerlo”, declaró Driscoll ante el Comité de Servicios Armados del Senado.
Reacciones del Ejército y del gobierno
A raíz del accidente, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenó una pausa operativa de 48 horas en el 12.º Batallón de Aviación para revisar los procedimientos de seguridad. Además, un equipo de investigación del Ejército llegó a Washington para esclarecer la causa del choque.
Hegseth, en su primera aparición pública como secretario de Defensa, defendió la necesidad de mantener los estándares de seguridad en las operaciones militares. Sin embargo, sus comentarios en la Casa Blanca generaron controversia cuando, junto con Trump, sugirió que programas de diversidad en las fuerzas armadas podrían haber influido en el accidente.
“El Ejército realiza operaciones de alto riesgo a diario. Tristemente, ayer se cometió un error”, dijo Hegseth. “Cuando no se aplican los mejores estándares en la contratación, no siempre se obtiene a las mejores personas en el gobierno”. Estas declaraciones fueron rechazadas por altos mandos del Ejército, quienes enfatizaron que los pilotos del Black Hawk eran altamente experimentados. “Uno de los pilotos tenía 1.000 horas de vuelo y el otro 500″, señaló Koziol. “Estos son algunos de nuestros mejores aviadores”.