
Robert F. Kennedy Jr., el nominado por el presidente estadounidense, Donald Trump, para liderar el Departamento de Salud de EEUU, negó este miércoles ante un comité del Senado que sea un antivacunas.
“Creo que las vacunas desempeñan un rol fundamental en la atención médica”, afirmó en su testimonio de apertura Kennedy Jr., que en el pasado ha defendido que ninguna vacuna es segura ni efectiva, desincentivando su uso.
En concreto, dijo que apoya la administración de las vacunas contra el sarampión y la polio.
“No haré nada como secretario de Salud que dificulte o desanime a las personas a recibir cualquiera de esas vacunas”, aseguró, respondiendo a las preguntas de los senadores demócratas.
Estos demócratas dijeron no confiar en los cambios de opinión que Kennedy Jr. expuso ante el comité, tras un historial documentado de posiciones antivacunas.
Durante muchos años, Kennedy ha manifestado claramente sus creencias sobre las vacunas en docenas de entrevistas, podcasts y publicaciones en redes sociales.
Ha dirigido una organización sin fines de lucro que demandó al gobierno por autorizar algunas vacunas. Ha dicho que “no hay ninguna vacuna que sea segura y efectiva” y ha pedido repetidamente más estudios sobre la inmunización infantil rutinaria, a pesar de décadas de investigación y uso real que demuestran que ha prevenido enfermedades de manera segura.
Kennedy Jr. también se refirió a la principal crítica que recibe desde sectores conservadores —su apoyo pasado al aborto— cuando dijo que debía ser decisión de cada mujer tener o no un hijo.
Este miércoles, en el Senado, sostuvo que “cada aborto es una tragedia”.
“No podemos ser una nación moral si tenemos 1,2 millones de abortos al año”, aseguró.

El senador republicano Bill Cassidy, médico y cuyo voto clave Kennedy necesita ganar, presionó repetidamente al nominado para que hablara de las formas en las que planea reformar Medicaid, un programa de varios miles de millones de dólares, financiado por los contribuyentes, que cubre la atención médica de unos 80 millones de personas, incluidos niños. Los republicanos han dicho que podría ser necesario realizar recortes profundos a Medicaid para financiar las propuestas del presidente Donald Trump.
“No tengo una propuesta amplia para desmantelar el programa”, dijo Kennedy.
El nominado también afirmó incorrectamente que Medicaid es financiado en su totalidad por el gobierno federal, aunque en realidad lo financian los estados y los contribuyentes federales. También dijo que la mayoría de los estadounidenses han comprado un plan Medicare Advantage, cuando solo alrededor de 1 de cada 10 estadounidenses lo han hecho.
Sus declaraciones erróneas sobre el programa se intercalaron con insinuaciones de que buscaría impulsar la privatización de los programas, diciendo repetidamente que a la mayoría de los estadounidenses les gusta el seguro privado y les disgustan las versiones gubernamentales de los programas.
Kennedy busca liderar una agencia de 1,7 billones de dólares que supervisará las recomendaciones sobre vacunas, las inspecciones de alimentos, la vigilancia hospitalaria y la financiación de cientos de clínicas de salud comunitarias.
Kennedy Jr., hijo del ex fiscal general Robert F. Kennedy y sobrino del ex presidente John F. Kennedy, dio su apoyo a Trump antes de las elecciones de noviembre tras suspender su campaña presidencial como candidato independiente.
Su nominación como secretario de Salud ha sido muy controvertida por sus polémicas opiniones sobre las vacunas y otros escándalos, lo que convierte su futura confirmación en el Senado como una de las más complicadas para el Gobierno de Trump.
(Con información de EFE y AP)