A los 95 años, Mayya Gil, una mujer que había sobrevivido a algunos de los eventos más devastadores del siglo XX, murió tras ser atropellada por un camión en Brooklyn, Nueva York. Según informó el Departamento de Policía local (NYPD), el accidente ocurrió el pasado jueves 23 de enero alrededor de las 12:45 p.m., cuando la mujer cruzaba la calle frente a su apartamento en Cropsey Avenue, en el vecindario de Bensonhurst, acompañada por su asistente de salud.
Un vehículo de carga que giraba a la izquierda impactó a ambas mujeres, dejando a Gil con heridas graves en la cabeza que resultaron fatales. La asistente, de 54 años, sufrió lesiones en las piernas y fue trasladada a un hospital local en condición estable.
El conductor del camión, un hombre de 64 años, no fue arrestado, y las autoridades han señalado que la investigación del incidente sigue en curso. Este trágico desenlace pone fin a la extraordinaria vida de una mujer que había enfrentado y superado adversidades históricas, desde la ocupación nazi en Ucrania hasta el desastre nuclear de Chernóbil y la pandemia de COVID-19.
De Ucrania a Nueva York: una vida de lucha y migración
Nacida en Khmelnytskyi, una ciudad en el oeste de Ucrania, Mayya Gil tenía apenas 12 años cuando, junto a su madre y su hermano, huyó hacia Kyiv para escapar de la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial. En la capital ucraniana, conoció a su esposo, Vilyam, con quien formó una familia y tuvo dos hijas gemelas.
Sin embargo, la estabilidad que habían logrado construir se vio nuevamente amenazada en 1986, cuando el desastre nuclear de Chernóbil obligó a una de sus hijas, Larisa Vaynberg, a emigrar a Nueva York en busca de un futuro más seguro.
Seis años después, en 1992, el resto de la familia se unió a Larisa en la Gran Manzana, estableciéndose en el vecindario de Bensonhurst, Brooklyn. Allí, Mayya y su esposo se convirtieron en miembros activos de la comunidad local, especialmente en el Centro Comunitario Judío, donde encontraron un espacio para preservar sus tradiciones y fortalecer sus lazos sociales. Según detalló el medio Gothamist, Gil era conocida por su energía y compromiso con su entorno. “Todo el mundo la conocía. Era una mujer muy activa”, comentó su hija Irina Lizunova.
Pérdidas personales y una fortaleza inquebrantable
La vida de Gil estuvo marcada por la pérdida de seres queridos. En 2013, su hija Larisa falleció a los 58 años debido a un cáncer de páncreas en etapa avanzada. La familia, que enfrentaba dificultades económicas en ese momento, recibió ayuda del programa “Neediest Case Fund” del New York Times para costear un lugar de entierro digno para Larisa. A pesar de este golpe, la mujer continuó siendo un pilar para su familia y su comunidad.
En 2020, durante los momentos más críticos de la pandemia de COVID-19, Mayya perdió a su esposo Vilyam, con quien había compartido 68 años de matrimonio. En una entrevista con el New York Times, Gil relató con dolor cómo no pudo despedirse de él debido a las restricciones hospitalarias.
“No me dejaron verlo, y él estaba demasiado débil para decir algo por teléfono. No pudimos decir adiós”, expresó en ruso. A pesar de la tristeza, recordó su matrimonio con cariño: “Éramos como una sola persona”.
Un legado de amor y generosidad
A lo largo de su vida, Mayya Gil fue una figura central para su familia, que incluye a siete bisnietos. Su nieta, Natasha Famighetti, destacó las cualidades que definieron a su abuela: “Ella fue la persona más amable y generosa que he conocido. Nada le daba más alegría que estar rodeada de su familia”.
El trágico accidente que terminó con su vida ha dejado un vacío en su familia y en el vecindario de Bensonhurst, donde su presencia era ampliamente reconocida. Según consignó el New York Post, su historia es un recordatorio de la resiliencia humana frente a las adversidades más extremas.