(Desde Washington, Estados Unidos) Rubén Ramírez recorrió cinco países del Caribe en 96 horas para fortalecer su candidatura como secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La gira del canciller paraguayo no es un hecho azaroso: compite con Albert Randim -ministro de Relaciones Exteriores de Surinam-, que es apoyado oficialmente por los países que integran la denominada Comunidad del Caribe (CARICOM).
En este contexto, Ramírez voló a El Salvador, Guatemala, Belice, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía, que son miembros clave del CARICOM.
Asimismo, exhibiendo su apoyo político, Santiago Peña junto a su canciller se reunieron con José Mulino, presidente de Panamá. El mandatario paraguayo, Ramírez y Mulino analizaron la situación de América Latina y el peso comercial del Mercosur.
En todas las conversaciones que mantuvo durante su raid, Ramírez escuchó que formalmente Randim tiene los votos del Caribe. Pero a continuación, sus interlocutores argumentaron que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca puede quebrar el bloque de la Comunidad del Caribe.
El Salvador y Guatemala, por ejemplo, entienden que Ramírez tiene un guiño geopolítico de la administración republicana, y ya están revisando su apoyo a Randim. Observaron el trato de Trump al presidente de Colombia, Gustavo Petro, y no tienen intenciones de padecer esa experiencia.
En cambio, el canciller de Surinam defiende los Intereses geopolíticos de China, que intenta desplazar a Estados Unidos de su histórica área de influencia.
Xi Jinping, líder del partido comunista de China, desplegó una fuerte ofensiva sobre América Latina que incluye apoyo económico y financiero a las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
En el plan de batalla de Xi, influir en la OEA a través de Randim es una ventaja táctica que no escapa al Salón Oval y al secretario Rubio.
“Está claro que hay una sola China”, dijo Randim durante un reportaje al Global Times, en obvia referencia a la disputa de soberanía que mantiene Beijing contra Taiwán. Global Times es un diario editado en Beijing, que propaga la agenda oficial de Xi.
China tiene mucha influencia en ciertas islas caribeñas, y presiona detrás del cortinado para sumar votos en favor del canciller Randim.
Desde esta perspectiva, Ramírez lleva ventaja al candidato de Surinam. El gobierno paraguayo no tiene relaciones formales con China, y defiende la soberanía de Taiwán, que está en jaque perpetuo por Beijing.
Junto a los probables votos de Argentina, Ecuador y Costa Rica, se deberían sumar los eventuales apoyos de Estados Unidos y Canadá, que actúan en tándem para frenar la ofensiva de China en la región.
Sobre estos alineamientos regionales, y su proyecto de modernización de la OEA, dialogó Ramírez durante su gira relámpago por el Caribe.
El posible sucesor de Almagro fue recibido por el vicepresidente de El Salvador, Felix Ulloa, el canciller de Guatemala, Carlos Ramírez Martínez, y el ministro de Relaciones Exteriores de Belice, Francis Fonseca, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, y el canciller de Santa Lucía, Alva Romanus Baptiste.
Con el premier Gonsalves, el canciller Ramírez compartió una cena de tres horas, adonde analizaron la agenda de América Latina. Gonsalves es clave para la elección en la OEA: es el mandatario decano del CARICOM.
Ramírez asume las necesidades del continente y del Caribe, y no tiene problemas de comunicación: habla los cuatro idiomas oficiales de la OEA, y su pasado en la CAF influyó en la hoja de ruta que propone para el foro regional.
Randim, por su parte, apuesta a su pertenencia caribeña y trata de preservar los 14 votos que supuestamente tiene del CARICOM. En Surinam reconocen que un simple gesto público de Trump a favor de la candidatura de Paraguay, puede causar un temporal político y diplomático.
La elección del secretario General sucederá en marzo. Y hasta ahora hay dos candidatos: Ramírez y Randim, que compiten en un final abierto.