El horario de verano en Nueva York y otras regiones de Estados Unidos volverá a implementarse el domingo 9 de marzo de 2025 a las 2:00 a.m., momento en el que los relojes deberán adelantarse una hora. Esta medida se mantendrá hasta el domingo 2 de noviembre de 2025, cuando los relojes se retrasarán nuevamente una hora para volver al horario estándar. Según el Gobierno de Nueva York, el cambio de hora se realiza con el objetivo de optimizar el uso de la luz natural y reducir el consumo energético. Sin embargo, el debate sobre sus efectos en la salud y su eficacia sigue abierto, con posiciones encontradas entre expertos y legisladores.
El horario de verano en Estados Unidos está regulado por el Energy Policy Act de 2005, que establece que debe iniciarse el segundo domingo de marzo y finalizar el primer domingo de noviembre en la mayoría del país, reportó NBC News. Antes de esta modificación, la medida comenzaba en abril y terminaba en octubre, pero fue extendida en 2007 con la intención de proporcionar más luz natural en las tardes y reducir el uso de energía eléctrica.
No todos los estados observan esta práctica. Hawái y la mayor parte de Arizona no aplican el horario de verano, al igual que algunos territorios estadounidenses como Puerto Rico, Guam, Samoa Americana y las Islas Vírgenes. En Arizona, sin embargo, algunas comunidades indígenas, como la Nación Navajo, sí ajustan sus relojes.
Un debate que se extiende por décadas
El concepto del horario de verano no es nuevo. Aunque a menudo se le atribuye erróneamente a Benjamin Franklin, quien mencionó en un ensayo satírico de 1784 la posibilidad de ahorrar velas despertando más temprano, la idea moderna se implementó por primera vez en Alemania el 1 de mayo de 1916 durante la Primera Guerra Mundial, con el objetivo de ahorrar combustible, según NBC News. Otros países europeos siguieron su ejemplo y en 1918 Estados Unidos adoptó la medida, pero debido a su impopularidad fue eliminada tras el conflicto.
No fue hasta 1966, con la aprobación del Uniform Time Act, que se estableció un sistema estandarizado para la observación del horario de verano en el país. Sin embargo, los estados aún pueden eximirse de aplicarlo, siempre que lo hagan en su totalidad. Durante la crisis del petróleo en los años 70, el Congreso intentó instaurarlo de manera permanente entre enero de 1974 y abril de 1975, pero la medida fue revocada debido a su baja aceptación, según NBC News.
A pesar del prolongado debate, no se ha aprobado ninguna legislación para eliminar los cambios de hora. En los últimos años, varios estados han propuesto proyectos para hacer permanente el horario de verano o el horario estándar, pero estos cambios requieren autorización federal, según NBC News. El Sunshine Protection Act, una iniciativa que busca establecer de manera definitiva el horario de verano, ha sido presentado en repetidas ocasiones en el Congreso, pero no ha logrado avanzar.
¿Beneficio o perjuicio?
El debate sobre el horario de verano se mantiene vigente, con posturas divididas entre expertos y organismos oficiales. Según el Departamento de Transporte de EE.UU., la medida ofrece tres beneficios principales:
- Ahorro de energía: La reducción del uso de iluminación artificial alarga la vida útil de los sistemas eléctricos y disminuye el consumo.
- Reducción de accidentes de tráfico: Al haber más luz en la tarde, se mejora la visibilidad para conductores y peatones.
- Disminución del crimen: La delincuencia tiende a aumentar en la oscuridad, por lo que alargar el tiempo de luz diurna contribuye a reducir delitos, según datos del DOT recopilados por NBC News.
Por otro lado, la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (AASM) sostiene que el horario estándar es más beneficioso para la salud, ya que se ajusta mejor al reloj biológico humano. La AASM argumenta que los cambios de hora afectan los patrones de sueño, lo que puede generar fatiga, alteraciones en el estado de ánimo y problemas de salud cardiovascular. Además, advierte que hacer permanente el horario de verano podría agravar estos efectos al modificar la exposición natural a la luz solar.
Por ahora, el horario de verano seguirá vigente en 2025, con los relojes adelantándose en marzo y retrocediendo en noviembre. Mientras tanto, el debate sobre su conveniencia y sus efectos continúa, sin una resolución definitiva en el horizonte.