Las comunidades afectadas por el huracán Helene enfrentan un nuevo desafío: temperaturas bajo cero que complican aún más la recuperación tras el paso de la tormenta. Las gélidas condiciones climáticas han afectado a regiones desde Nueva Jersey hasta Florida, tras una tormenta de nieve que rompió récords. En este contexto, se han reportado al menos cuatro muertes relacionadas con el clima, según informó CBS News.
En el oeste de Carolina del Norte, donde muchas personas aún lidian con los estragos del huracán Helene, las bajas temperaturas han intensificado las dificultades. “Duele respirar”, expresó Phillip Barrier, administrador del condado de Avery, al describir la severidad del frío.
Este condado, ubicado a más de 800 kilómetros del lugar donde el huracán tocó tierra en Perry, Florida, el pasado 26 de septiembre, sigue enfrentando las consecuencias de las inundaciones, deslizamientos de tierra y fuertes vientos que dañaron más de 70.000 viviendas en Carolina del Norte.
Barrier manifestó su preocupación por las condiciones de vida de los residentes que, tras perder sus hogares, ahora se ven obligados a vivir en remolques o tiendas de campaña. “Me preocupa que algunas personas necesiten una vivienda mejor que la que tienen en este momento”, afirmó.
Viviendo en condiciones extremas tras el desastre se encuentra Deedee Buckner, quien actualmente reside en una caravana donada, estacionada frente a su casa, que quedó inhabitable tras el paso del huracán. Las temperaturas son tan bajas que las tuberías de la caravana se congelan, pero Buckner se aferra a lo que considera es “su hogar. Quiero estar en casa, incluso si eso significa quedarme en la caravana”, declaró a CBS News.
Expectativas ante la visita presidencial
En medio de esta crisis, el presidente Donald Trump anunció que visitará la región este viernes 24 de enero. Según reportó NBC News, la noticia ha sido bien recibida por algunos residentes, quienes expresaron su esperanza de que la visita impulse una respuesta más contundente por parte del gobierno federal.
“Realmente creemos que él va a ayudar aquí”, dijeron Chris Murphy y Tracy Farlow, residentes de Canton, Carolina del Norte. Ambos destacaron que, aunque las personas están haciendo lo que pueden para salir adelante, la magnitud del desastre requiere un apoyo mucho mayor. “Es todavía devastador, y necesitamos una ayuda más grande. Definitivamente necesitamos una ayuda más grande”, enfatizaron.
La respuesta de organismos como la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) y otros grupos de recursos ha sido percibida como insuficiente por algunos residentes, lo que ha generado frustración y un sentimiento de abandono en ciertas áreas.
Mientras tanto, las autoridades locales, como Barrier, continúan trabajando para atender las necesidades más urgentes de los damnificados, aunque los recursos disponibles son limitados. La combinación de daños estructurales, condiciones climáticas extremas y una respuesta federal que algunos consideran inadecuada, ha dejado a miles de personas en una situación precaria.
El huracán más devastador
El huracán Helene, que impactó el sureste de Estados Unidos a finales de septiembre de 2024, se convirtió en el ciclón más mortífero en el país desde el huracán Katrina en 2005.
Helene se formó el 24 de septiembre de 2024 en el mar Caribe occidental. Tras intensificarse rápidamente, alcanzó la categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, con vientos máximos sostenidos de 220 km/h y una presión mínima de 938 mbar. El 26 de septiembre, tocó tierra en la región del Big Bend de Florida, cerca de la ciudad de Perry, siendo el huracán más fuerte en golpear esta área registrada.
El huracán afectó a seis estados del sureste de Estados Unidos, incluyendo Florida, Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Tennessee y Virginia. Las lluvias torrenciales provocaron inundaciones históricas, especialmente en Carolina del Norte y Tennessee, y se registraron numerosos tornados asociados al sistema.
El número de fallecidos ascendió a 246 personas, con 26 desaparecidos, y los daños económicos se estimaron entre 78.7 y 93.5 mil millones de dólares, según el Centro Nacional de Información Ambiental (NCEI).
Además de las pérdidas humanas y materiales, Helene dejó a más de cuatro millones de personas sin electricidad en la región. La infraestructura agrícola sufrió daños estimados en 7 mil millones de dólares. La magnitud del desastre llevó a los gobernadores de los estados afectados a declarar estados de emergencia y solicitar asistencia federal para las labores de recuperación.