Entre aplausos y vítores, Gabriel García, un ex capitán del ejército de 44 años, se quitó en un bar el monitor de tobillo que llevaba desde hacía ya varios años. Su gesto marcó el final de un proceso judicial que lo había mantenido bajo estricta supervisión.
García es uno de los aproximadamente 1.500 acusados por los hechos ocurridos en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021, que fueron indultados totalmente por el presidente Donald Trump.
El indulto es total, completo e incondicional, lo que significa que las condenas y cargos relacionados quedan anulados sin restricciones, lo que ha generado posturas encontradas entre la población.
García, uno entre los miles de indultados por Trump
“Ya han pasado cuatro años desde que sufrí esto, cuatro años, y estoy feliz de poder salir de este problema y volver a tener una vida normal”, dijo García al recibir la noticia ante las cámaras de NBC News.
También, Trump ordenó al fiscal general que buscara la desestimación de aproximadamente 450 casos pendientes ante los jueces derivados de la investigación más grande en la historia del Departamento de Justicia (DOJ), según reportes de The Associated Press (AP).
García, un veterano del ejército, fue arrestado poco después de los hechos del 6 de enero y enfrentó varios cargos federales, aunque nunca fue acusado de violencia o daños a la propiedad.
“Entré al Capitolio para protestar pacíficamente”, afirmó García. “No estoy acusado de violencia, no lastimé a nadie, no destruí la propiedad, así que, por lo tanto, sí, es muy acertado lo que hizo hoy al otorgarnos ese indulto total”, dijo para los periodistas de diversos medios locales.
Durante los últimos cuatro años, el proceso legal afectó su negocio de techado, sus finanzas y su libertad. Con el indulto, García espera poder “volver a tener una vida normal”.
Los indultos y la controversia
El indulto masivo ha provocado reacciones encontradas. Mientras los beneficiados y sus simpatizantes celebran la decisión como un acto de justicia, críticos del expresidente lo consideran una señal de impunidad.
Otro ejemplo es el de Isabella Maria DeLuca, una “influencer” que fue acusada de irrumpir en el Capitolio de Estados Unidos y pasar una mesa robada por una ventana rota, según registros judiciales citados por AP en marzo de 2024.
Fue arrestada en Irvine, California, por delitos menores, incluidos robo de propiedad del gobierno, conducta desordenada y entrada a un área restringida.
Luego de la emisión de la orden ejecutiva de Trump, DeLuca publicó en X (anteriormente Twitter) que durante marzo de 2024 fue arrestada por siete agentes armados del FBI, allanaron su apartamento y confiscaron su teléfono, pero “esta noche, me siento honrada de haber recibido el indulto del presidente Trump”.
“Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a todos y cada uno de ustedes por el enorme amor, las oraciones y el apoyo inquebrantable que me han demostrado durante esta dura experiencia”, redactó la influencer en la red social de Musk.
Recientemente, volvió a utilizar su plataforma personal de X para compartir una fotografía del perdón oficial. En el texto se lee lo siguiente: “En conformidad con la moción presentada [...] se ordena que se conceda la moción para desestimar la información conforme a la Regla 48(a) con perjuicio”.
La creadora de contenido celebró el hecho con la palabra “perdonada” escrita en mayúsculas, lo que le valió una oleada de reacciones positivas por parte de sus seguidores