Durante más de tres décadas, la familia de Judy Rodríguez, una madre y hermana muy querida, vivió con la incertidumbre sobre su paradero. Desaparecida tras una celebración familiar en 1991, su caso permaneció sin resolver hasta este año, cuando una combinación de avances científicos, persistencia policial y la cooperación de la Oficina del Fiscal del Distrito de Queens permitió identificar sus restos.
Según NBC News, la desaparición de Judy ocurrió después de la fiesta de primer cumpleaños de su hija Stephanie, en el año 1991. “Acabábamos de tener un hermoso día juntos, y tristemente fue la última vez que la vimos”, compartió al medio su hermana Anna Salvadore, quien describió a la desaparecida como una persona siempre sonriente y afectuosa.
A pesar de los esfuerzos por buscarla, que incluyeron distribuir volantes hechos a mano por toda la ciudad de Nueva York, nunca se encontraron pistas hasta ahora.
Cómo el ADN permitió resolver un misterio de décadas
NBC News destacó que el caso comenzó a responderse muchos años después, gracias al auge de las pruebas de genealogía y el acceso de la policía a sus bases de datos. Salvadore explicó que su hija decidió enviar una muestra de ADN y dio su consentimiento para el acceso por parte de las autoridades.
Poco tiempo después, la familia recibió una llamada de un genealogista vinculado al Departamento de Policía de Nueva York (NYPD). “Al escuchar el mensaje, inmediatamente sentí escalofríos”, expresó emocionada. A partir de esa pista inicial, se solicitó una muestra a Stephanie, la hija de Judy, que finalmente confirmó la identidad.
“Los resultados indicaron una coincidencia absoluta del 100% en el aniversario de la muerte de mi madre”, dijo Salvadore, resaltando que sintió este hallazgo como un regalo de su mamá desde el más allá.
Identificación gracias a la conservación de pruebas
Aunque los restos de Judy Rodríguez fueron descubiertos en 1991, ocultos en un área cercana a la Cross Island Expressway y la Southern State Parkway, no fue posible identificarla en ese momento. Sin embargo, los investigadores tuvieron la previsión de preservar sus huesos durante más de treinta años con la esperanza de que los avances científicos permitieran obtener respuestas en el futuro.
“La decisión de mantener esas muestras fue increíblemente acertada”, afirmó al medio la fiscal del distrito de Queens, Melinda Katz, quien calificó el caso como un logro significativo de su unidad de casos sin resolver.
“Sabíamos que podíamos marcar una diferencia en las vidas de las personas, y esa diferencia no siempre significa un enjuiciamiento. A veces basta con brindar respuestas”, agregó Katz para NBC News.
Para la fiscal, una de las prioridades actuales es identificar a otras víctimas no reconocidas, de las cuales cuentan con al menos cuarenta y siete casos pendientes. La cadena de noticias también mencionó que la congresista Grace Meng proporcionó recursos adicionales, con una subvención de USD 500.000, destinados a este propósito científico y forense.
Una familia entre el alivio y la tristeza
El descubrimiento de la identidad de Judy ha traído alivio a su familia después de tantos años de preguntas sin respuesta. Aunque el final fue trágico, ahora están planificando darle un entierro adecuado cerca de sus padres.
“Estamos honestamente felices de poder darle descanso a su cuerpo y que hemos podido encontrarla”, señaló Stephanie Rodríguez a NBC News. Por su parte, el hermano de la víctima, Marcos Rodríguez, lo describió como un milagro que les devolvió la tranquilidad familiar.
El impacto emocional que este caso generó queda claro en las palabras de Anna Salvadore, quien aseguró que para su madre fue una lucha constante vivir con la incertidumbre sobre lo sucedido a su hija. “Siempre buscaba, hacía preguntas, tratando de encontrar a personas que pudieran haber visto algo. Vivió con un gran vacío en el corazón”, explicó al medio.
Un mensaje de esperanza para otras familias
La familia Rodríguez tiene un mensaje para quienes aún enfrentan la incertidumbre de un ser querido desaparecido. “No pierdan la fe. Existen posibilidades de obtener respuestas incluso después de tantos años”, manifestó Salvadore.
Asimismo, la fiscal Katz reiteró la importancia de la tecnología en resolver casos similares y empatizó con las familias que no tienen cierre en situaciones trágicas. Relató que, como alguien que perdió a su madre en su infancia, no puede imaginar el dolor de quienes viven con esa incertidumbre por décadas. “Para mí, darles comodidad y cerrar capítulos es esencial”, concluyó.