
Dominando las alturas y controlando extensos valles, multitud de castillos se alzan a lo largo de nuestro país como impresionantes baluartes defensivos y militares. Durante la Edad Media esta fue su principal función, pero hoy en día son solo el reflejo del paso de distintas civilizaciones que dejaron en ellos una muestra de su cultura e historia. De este modo, muchos de ellos se han convertido en destinos turísticos únicos gracias a su imponente arquitectura y gran estado de conservación, pero también por su singular enclave.
En la confluencia de los ríos Cabriel y Júcar, el castillo de Cofrentes se alza majestuoso dominando el paisaje y la comarca del Valle de Ayora-Cofrentes (Valencia). Se incrusta a casi 400 metros de profundidad, en lo alto del volcán Cerro de Agras, ya extinguido, y su origen islámico evidencia su importancia como punto de defensa y vigilancia durante la Edad Media. Pero no solo eso, pues también es un testimonio de las sucesivas culturas que han habitado esta zona. Íberos, romanos y musulmanes dejaron su huella antes de que pasara a manos cristianas durante la expansión de la Corona de Aragón.
Un legado árabe

Aunque el recinto actual conserva numerosos elementos de época cristiana, los historiadores coinciden en que el origen del castillo es islámico, probablemente construido entre los siglos XI y XII. Durante la ocupación musulmana la fortaleza fue clave para la defensa de la taifa de Valencia y para el transporte fluvial que se realizaba en el siglo XII. Ya en el año 1214, Cofrentes fue conquistado por Rodrigo Jiménez de Rada, y en 1239, Jaime I lo incorporó definitivamente a la Corona de Aragón.
En los siglos posteriores, el castillo fue propiedad de diferentes linajes nobiliarios, como los señores de Jérica o los duques de Gandía, ligados a la poderosa familia Borja. Durante la Edad Media, la fortaleza cumplió funciones militares y de control territorial, pero también fue símbolo del poder feudal en una región de tránsito entre Castilla y Valencia.
El castillo fue reformado en varias ocasiones a lo largo de los siglos XIV y XV. De esas reformas data gran parte del perímetro amurallado actual, que se adapta a la orografía del cerro, con forma alargada e irregular. Igualmente, ha sido una pieza clave en conflictos como la Guerra de Sucesión, de la Independencia o las Carlistas, siendo restaurado en numerosas ocasiones tras los daños recibidos durante estos episodios.
Un tesoro arquitectónico

El castillo de Cofrentes conserva todavía la impronta de la ingeniería árabe del medievo. Su planta rectangular y su posición estratégica, protegida naturalmente por el acantilado y por una muralla que en su momento rodeaba toda la localidad, dan cuenta de su antiguo papel como bastión defensivo en el interior valenciano. Desde sus muros, la vista abarca un amplio tramo del valle, uno de los paisajes más singulares de la Comunidad Valenciana. El acceso al recinto se realizaba por medio de un puente levadizo que conducía a una puerta abovedada.
Tras cruzarla, se llegaba al patio de armas, desde el que se distribuían los distintos espacios de la fortaleza: la zona noble, con estancias residenciales, y el bastión superior, coronado por almenas desde las que se vigilaba el entorno. La estructura más llamativa del conjunto es la torre del homenaje. Con sus 40 metros de altura, se alza como una de las más elevadas del país y ha sido utilizada históricamente como punto de referencia visual en la comarca. En su parte superior se conserva el que se considera el reloj más antiguo de la Comunidad Valenciana, aun en funcionamiento.
Además de su valor patrimonial, la torre cumple hoy una función escénica: desde lo alto, se obtienen vistas panorámicas del cruce de los ríos Júcar y Cabriel, así como del entorno montañoso que rodea el municipio. Igualmente, visitar el castillo incluye una visita al museo de la localidad, el cual ofrece un recorrido por la historia de este fantástico destino y del asentamiento que dio lugar a la actual fortaleza. Según el portal de Turismo de Cofrentes, las visitas a la fortaleza son guiadas en horario de lunes a domingo a las 11:00 h con una reserva previa.
Cómo llegar
Desde Valencia, el viaje es de alrededor de 1 hora y 25 minutos por las carreteras A-3 y N-330. Por su parte, desde Alicante el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 35 minutos por las vías A-31 y N-330