
Se puede decir que Barcelona es la capital mundial del Modernismo. Así, a lo largo de sus calles se pueden encontrar infinidad de muestras de esta arquitectura que evidencian la gran importancia cultural e histórica que albergan. Algunos de los monumentos son reconocidos mundialmente gracias a su alto valor artístico, como es el caso de la Sagrada Familia o la Casa Batlló. Sin embargo, otros son más desconocidos, pero guardan un atractivo único que los convierte en ejemplos impresionantes de este estilo.
Además, Antoni Gaudí es el mayor exponente de este movimiento artístico, pero junto a él, otros artistas también levantaron impresionantes monumentos. Uno de ellos es la Masía Freixa, que ubicada en el Parc de Sant Jordi, en la ciudad de Terrassa, es una de las joyas menos conocidas del modernismo catalán. Su estructura blanca, de formas onduladas, arcos parabólicos y una gran torre central, evoca de inmediato las líneas características de Gaudí, aunque fue obra de otro arquitecto: Lluís Muncunill i Parellada. Desde su rehabilitación, este edificio se ha convertido en uno de los principales símbolos patrimoniales de la ciudad y una parada habitual para quienes se adentran en la historia industrial y artística de la comarca del Vallès Occidental.
Una rica arquitectura modernista

La Masía Freixa fue construida entre 1905 y 1910 y fue en origen una fábrica textil propiedad del empresario Josep Freixa i Argemí, uno de los industriales más influyentes de la Terrassa de principios del siglo XX. Años más tarde, cuando la actividad fabril cesó, el edificio fue transformado en residencia familiar, manteniendo su carácter singular pero adaptando los espacios a un uso doméstico. Fue entonces cuando Muncunill, considerado el gran arquitecto del modernismo terrassense, rediseñó la estructura utilizando cemento armado y aplicando un estilo inspirado en la obra de Gaudí, con quien compartía un profundo respeto por la geometría orgánica y las formas naturales.
La estética modernista del edificio destaca por su uso del blanco encalado, los techos curvos recubiertos de tejas vidriadas y una imponente torre que rompe la horizontalidad del conjunto. El interior conserva elementos originales como suelos de mosaico hidráulico, vidrieras de colores y carpintería artesanal. Aunque de dimensiones más modestas que otras construcciones modernistas de Barcelona, la Masía Freixa representa un ejemplo claro de cómo el lenguaje arquitectónico del modernismo catalán también se desarrolló más allá de la capital.
Igualmente, el entorno ajardinado que rodea la masía es otro de sus grandes atractivos. El Parc de Sant Jordi, donde se encuentra enclavada, es un espacio verde de uso público que ofrece sombra y tranquilidad a vecinos y visitantes. El parque toma su nombre de la capilla que se encuentra en uno de sus extremos, consagrada al patrón de Cataluña. En conjunto, la Masía y el parque conforman un espacio singular que ha sabido preservar el legado histórico en medio del crecimiento urbano de Terrassa.
Visitas guiadas y exposiciones

En 1959, el edificio fue adquirido por el Ayuntamiento de Terrassa y, tras varias décadas de uso institucional, fue completamente rehabilitado para albergar la Oficina de Turismo y convertirse en un centro de interpretación del modernismo local. Esta función pública ha permitido que miles de personas accedan a su interior y conozcan su historia y valor artístico. La masía también forma parte de la Red de Turismo Industrial de Cataluña (XATIC), y se integra en los itinerarios de la Ruta del Modernismo.
Estas visitas guiadas tienen lugar de lunes a domingo a las 12:00 h, mientras que en el mes de agosto son a las 11:00 h. Además, la Masía Freixa acoge también exposiciones temporales, actividades culturales y actos institucionales. Cada año, durante la celebración de la Fira Modernista de Terrassa —uno de los eventos más destacados del calendario local—, la masía se convierte en uno de los epicentros de la programación, con recreaciones históricas, conciertos y actividades al aire libre que evocan la vida cotidiana en la Cataluña de principios del siglo XX.
Cómo llegar
Desde Barcelona, el viaje es de alrededor de 30 minutos por la carretera C-58. Por su parte, desde Manresa el trayecto tiene una duración estimada de 35 minutos por la vía C-16.