Los 10 pueblos españoles más bonitos para visitar en primavera: villas medievales, coloridos paisajes y una impresionante costa

Estas localidades cautivan al viajero gracias a sus encantos únicos

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La primavera es una de las estaciones más esperadas del año. Con su llegada, los paisajes se tiñen de verdes vibrantes, las flores se abren en todo su esplendor, y el clima suave invita a descubrir los rincones más hermosos de la geografía española. En esta época, muchos pueblos de España se transforman en auténticos paraísos que merecen ser visitados. A continuación, presentamos una selección de los 10 pueblos más bonitos para visitar en primavera en España, ideales para aquellos que buscan escapar de las grandes ciudades y disfrutar de la naturaleza, la arquitectura y las tradiciones.

Ronda (Málaga)

Situada en lo alto de un imponente tajo, Ronda es una de las localidades más icónicas de la provincia de Málaga. En primavera, la ciudad se viste de colores vibrantes gracias a la floración de los jardines que rodean sus monumentos más emblemáticos, como el Puente Nuevo o la Plaza de Toros. La primavera es el momento perfecto para recorrer sus estrechas calles empedradas, disfrutar de la gastronomía local y contemplar las vistas que ofrece la Serranía de Ronda.

Cudillero (Asturias)

El colorido puerto pesquero de Cudillero es uno de los destinos más pintorescos de Asturias. En primavera, el verdor de la costa asturiana se funde con el azul del mar Cantábrico, creando un escenario perfecto para pasear por sus empinadas calles y callejones. La floración de los árboles y la suavidad del clima convierten a este pequeño pueblo pesquero en un lugar ideal para disfrutar de la tranquilidad de la primavera.

Albarracín (Teruel)

Pueblo de Albarracín, por donde
Pueblo de Albarracín, por donde pasa la Ruta de los Montes Universales (Francis Raher, Wikimedia Commons)

Ubicado en lo alto de un cerro, Albarracín es un pueblo de cuento que parece detenido en el tiempo. En primavera, el contraste de sus casas de tonos rojizos con el entorno verde de los pinares y los valles cercanos lo convierten en un destino único. Su impresionante casco histórico, declarado Monumento Nacional, y sus calles empedradas invitan a perderse entre los rincones medievales del pueblo, un lugar perfecto para disfrutar del buen tiempo y la historia.

Mijas (Málaga)

Mijas, en la Costa del Sol, es un lugar que combina el encanto de un pueblo blanco de interior con las vistas al mar Mediterráneo. En primavera, el pueblo cobra vida con sus flores y la frescura del aire, ideal para recorrer a pie sus calles empinadas y descubrir sus miradores, como el de la Plaza de Toros. La primavera también es la temporada perfecta para disfrutar de su gastronomía local, como los espetos de sardinas.

Gotarrendura (Segovia)

Un pequeño y acogedor pueblo en la provincia de Segovia, Gotarrendura destaca por sus paisajes naturales y su arquitectura tradicional. En primavera, la belleza del campo segoviano cobra protagonismo con campos verdes y flores silvestres que pintan de colores el horizonte. Es ideal para los amantes de la tranquilidad y el contacto directo con la naturaleza, que pueden disfrutar de rutas a pie por sus alrededores, como las que se acercan al río Eresma.

Cáceres (Extremadura)

Casco antiguo de Cáceres.
Casco antiguo de Cáceres.

La ciudad medieval de Cáceres, con su patrimonio histórico intacto, es un lugar mágico para visitar en cualquier época del año. Sin embargo, en primavera, la plaza Mayor y el casco antiguo se llenan de vida, con jardines y patios floreciendo en todo su esplendor. Las temperaturas suaves permiten recorrer sin prisa sus murallas, palacios y conventos, muchos de los cuales forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Ribes de Freser (Girona)

Ubicado en el Valle de Ribes, en los Pirineos catalanes, Ribes de Freser es un destino ideal para los amantes de la montaña. En primavera, el valle se llena de vida gracias a los manantiales y riachuelos que fluyen con fuerza tras el deshielo, mientras que los campos y bosques se cubren de flores silvestres. Además, la cercanía con el Parque Natural de las Guilleries-Savassona permite disfrutar de rutas de senderismo que ofrecen vistas espectaculares.

Valldemossa (Islas Baleares)

Este encantador pueblo mallorquín es conocido por su arquitectura tradicional, calles empedradas y su monasterio cartujo. Durante la primavera, Valldemossa se ve envuelta en la fragancia de las flores, sobre todo de los almendros en flor, creando una atmósfera idílica que invita al paseo. Desde sus miradores, se pueden disfrutar vistas panorámicas de la Sierra de Tramuntana, mientras se saborean los famosos “cocas de patata” en alguna de sus cafeterías.

Besalú (Girona)

Besalú, en Girona (Shutterstock).
Besalú, en Girona (Shutterstock).

Besalú es uno de los pueblos medievales más bonitos de la provincia de Girona. En primavera, su puente medieval y su casco antiguo de calles empedradas son el marco perfecto para un paseo relajado. La belleza de la arquitectura románica y la tranquilidad del entorno hacen de Besalú un lugar único, donde se puede disfrutar de la historia, los jardines y los alrededores naturales.

Aínsa (Huesca)

Ubicado en pleno Pirineo aragonés, Aínsa es un pueblo medieval que destaca por su imponente plaza mayor y sus callejones de piedra. En primavera, el entorno natural se llena de color gracias a los campos floridos y los picos nevados que rodean el pueblo. Los visitantes pueden explorar el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, disfrutar de la tranquilidad de sus plazas y deleitarse con la cocina aragonesa en sus restaurantes locales.

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