
A Coruña. El punto más al noroeste de toda la Península Ibérica, hogar del fin del mundo, paraíso gastronómico de bellos paisajes costeros y montañosos y plagado de preciosos pueblos. Allí, sobre una colina, se alza desde hace siglos el segundo faro más alto de España (con sus imponentes 55 metros de altura), el más antiguo en funcionamiento y el único faro romano que se sigue utilizando como tal en el mundo entero: la Torre de Hércules.
Se dice que fue el mismísimo hijo de Zeus quien levantó esta estructura (de ahí su nombre) después de cortarle la cabeza al gigante tirano Gerión, y aunque cabe cuestionar la veracidad de esta leyenda - por leyenda, claro -, una inscripción a los pies del monumento revela que existe, al menos, desde los tiempos de Trajano, el primer emperador romano de origen hispano, allá por los siglos I y II: “Consagrado a Marte Augusto Caio Sevio Lupo, arquitecto de Aeminium Lusitano ex voto”, puede leerse en ella. Por esto, su construcción se atribuye no al hijo de un dios y una reina, sino al arquitecto lusitano Caius Servius Lupus.
Paulo Orosio, un historiador galaico-romano del siglo V, dejó escrita una descripción de la ciudad de Brigantium (el nombre que tenía A Coruña por aquel entonces): “Aquí está la ciudad gallega de Brigantia, que tiene un faro elevadísimo y constituye una de las pocas obras humanas más dignas de admiración, y se alza orientador de la ruta de Bretaña”. Así lo consideró entonces y así sigue siendo: desde el 27 de abril de 2009, este monumento es considerado Patrimonio Mundial por la Unesco debido a su “valor universal excepcional” al ser un sitio “que debe ser protegido para el beneficio de la humanidad”.
Los historiadores creen que este faro perdió su uso marítimo durante la Edad Media, cuando se convirtió en fortificación; y posteriormente, en el siglo XIII, también hizo las veces de cantera para la construcción de lo que hoy es A Coruña. Sin embargo, tras su restauración en el siglo XVII - aunque la completa se llevó a cabo en 1791 - volvió a ser utilizado como tal.

Hoy destacan de su fachada dos ventanas rectangulares tapiadas total o parcialmente y el pequeño tejado que sobresale entre piso e piso. El interior de la torre, al que se accede por las excavaciones realizadas en las inmediaciones, presenta su estructura original romana y una escalera neoclásica de 234 pasos (que en su último tramo es de caracol) permite ascender hasta la terraza previa a la linterna y recorrer el perímetro del faro.
Cuándo visitar la Torre de Hércules
La Torre de Hércules está abierta de lunes a domingo a lo largo de todo el año, aunque los horarios tanto de acceso como de venta de entradas varían ligeramente por épocas: del 1 al 15 de junio y del 16 al 30 de septiembre, podrá visitarse desde las 09:45 hasta las 17:30, y la venta cerrará a las 16:15; del 1 de octubre al 21 de mayo, abre a la misma hora pero cierra a las 17:00, la última venta siendo a las 15:45; y del 16 de junio al 15 de septiembre, se podrá acceder a su interior desde la misma hora y hasta las 21:00, aunque la última venta será a las 19:45.
Aunque la tarifa general tiene un precio de 3,09 euros y la tarifa reducida (para menores de 16 años, titulares del Carné Joven, Mayores de 65 años, titulares del Carnet Internacional de Estudiante o de Profesor; personas en situación de desempleo; miembros de familia numerosa; y grupos de más de 20 personas en visita concertada) de 1,55 euros; la entrada es gratuita para cualquier visitante todos los lunes del año, el Día Internacional de los Museos, en festivos locales, durante la semana de la ciencia, y el tercer sábado de cada mes entre octubre y junio; además de ser gratuita para colectivos especiales, recogidos en la página web oficial del monumento. Los únicos días del año en los que no podrá visitarse serán el 24, 25 y 31 de diciembre y los días 1, 5, y 6 de enero. Del mismo modo, el monumento permanecerá cerrado con vientos de fuerza 7 o superiores.