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Sobre un promontorio rocoso y dominando la villa de Foix, el castillo, que lleva su nombre, se alza como una de las fortalezas más imponentes de Francia. Este enclave de la región de Occitania fue un punto fronterizo y militar muy importante durante la Edad Media dada su situación junto a la frontera con España. Así, con robustos muros de piedra y una arquitectura infranqueable, ha sido testigo de siglos de historia, desde las luchas contra los cátaros hasta la Guerra de los Cien Años.
De este modo, se ha convertido en un destino de gran interés en la zona, atrayendo a viajeros de todas partes del país y de España. Además, Foix pertenece al departamento de Ariège, una región con un gran valor histórico gracias su emplazamiento. De hecho, la fortaleza alberga un museo que hace un recorrido por los diferentes acontecimientos de la región y la historia del castillo, así como la vida de los condes de Foix.
Un fuerte militar de gran valor
Los primeros registros del castillo de Foix datan del siglo X, aunque algunos estudios sugieren que la colina donde se erige ya había sido utilizada como emplazamiento defensivo en épocas anteriores. Durante la Edad Media, la fortaleza desempeñó un papel crucial en la defensa del condado de Foix, una entidad política que tuvo gran relevancia en el sur de Francia. La familia de los condes de Foix utilizó esta fortaleza como residencia principal y centro de operaciones en sus enfrentamientos contra el reino de Francia y las tropas de la cruzada albigense.
Uno de los momentos más importantes en la historia del castillo ocurrió en el siglo XIII, cuando el conde Roger Bernard II de Foix se convirtió en un ferviente defensor de los cátaros, una secta cristiana declarada herética por la Iglesia católica. La fortaleza sirvió como refugio para los seguidores de esta doctrina hasta la intervención de las tropas francesas lideradas por Simón de Montfort, quien intentó tomar la plaza sin éxito.
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A lo largo de los siglos XIV y XV, el castillo de Foix siguió siendo un bastión militar relevante. Durante la Guerra de los Cien Años, resistió varios intentos de captura por parte de las fuerzas inglesas. En el siglo XVI, la fortaleza perdió importancia como residencia nobiliaria y fue adaptada para servir como prisión, función que desempeñó hasta el siglo XIX.
Un castillo impenetrable
El castillo de Foix es un ejemplo sobresaliente de la arquitectura militar medieval. Su estructura principal está compuesta por tres torres y un recinto amurallado que se adapta a la forma irregular del terreno. La torre más antigua, de planta cuadrada, data del siglo XI y se caracteriza por su robustez y muros de gran espesor, diseñados para resistir asedios prolongados. A esta se suman dos torres circulares construidas en el siglo XIV, que introdujeron mejoras en las técnicas defensivas de la época, como el uso de matacanes y aspilleras para repeler ataques.
El interior del castillo ha sido restaurado en varias ocasiones y alberga un museo que ilustra la historia de la región y la evolución del castillo a lo largo de los siglos. Las salas exhiben armas, armaduras y documentos que narran el pasado de la fortaleza y su papel en los conflictos medievales. Desde las terrazas superiores, los visitantes pueden disfrutar de una vista panorámica de la ciudad de Foix y del paisaje montañoso de los Pirineos.
Cómo visitarlo: horario y precios
Para visitarlo, el precio de la entrada general es de 12,50 euros para los adultos y de 9 para los niños. Además, también existe un descuento de estudiante que deja la entrada en 10 euros y un paquete de familia numerosa (dos adultos y dos niños) por 40 euros. En cuanto al horario, el castillo abre sus puertas todos los días de 10:00 h a 18:00 h.