Göbekli Tepe, el yacimiento de hasta 15.000 años de antigüedad ubicado en Turquía que desafía la cronología de la Prehistoria

Tras el inicio del proyecto arqueológico en el año 1995, este complejo de estructuras monumentales ha traído más preguntas que respuestas

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Uno de los recintos del
Uno de los recintos del complejo prehistórico de Göbekli Tepe (Consejería de Cultura y Turismo de la Embajada de Turquía, Federico Pinilla Obiol)

La República de Turquía, como tal, existe desde hace poco más de 100 años. El 29 de octubre de 1923, al grito de “¡Viva la República! ¡Larga vida a Mustafa Kemal Paşa!”, se dio por disuelto el Imperio Otomano, que en el apogeo de sus 600 años de historia incluía lo que hoy en día se conoce como Bulgaria, Egipto, Grecia, Hungría, Jordania, Líbano, Palestina, Macedonia, Rumanía, Siria, partes de la península de Arabia, y la costa norte de África.

Realmente, la historia de la región es significativamente más antigua: Turquía está ubicada bastante cerca de lo que se conoce como la cuna de la civilización, esa tierra “entre ríos” llamada Mesopotamia, en su mayoría correspondiente a la actual Irak, aunque también incluía partes de Irán, de Siria, e incluso de la propia Turquía.

A pesar de que la civilización Sumeria es, aún a día de hoy, considerada la primera civilización mesopotámica, un sitio arqueológico encontrado en el sureste de Turquía pone en entredicho la línea temporal aceptada por historiadores y arqueólogos: Göbekli Tepe.

Göbekli Tepe, el “primer templo del mundo”

Se trata de un yacimiento arqueológico ubicado en las proximidades de Şanliurfa, una ciudad del sureste de Turquía, muy cerca de la frontera con Siria. Es una región que ha tenido numerosos nombres, debido a que ha sido habitada desde los tiempos del cuneiforme sumerio, entre el sexto y el quinto milenio antes de la era actual. Aunque el nombre de la ciudad original se desconoce, es sabido que fue renombrada como Osroe antes de la llegada de los imperios seléucidas, que lo volvieron a bautizar como Edesa en honor a la capital de Macedonia.

También pasó por manos de los romanos, de los persas, los bizantinos, los árabes, y los turcos selyúcidas, de los sultanes de Alepo, de los mongoles, y de los mamelucos, para acabar formando parte del Imperio Otomano y, finalmente, de Turquía. Sin embargo, la datación del yacimiento ha revelado un hecho impactante. Aunque la primera civilización mesopotámica, la sumeria, comenzó a asentarse con la asimilación de la ganadería y la agricultura entre el 6.000 y el 5.000 a.e.c., las partes más antiguas (de las desenterradas hasta el momento) de Göbekli Tepe datan del décimo milenio antes de nuestra era, es decir, de alrededor del año 10.000 a.e.c./a.C.

Por poner en perspectiva, se cree que las Pirámides de Giza, cuyos constructores originales son desconocidos, así como las técnicas utilizadas, fueron levantadas a partir del 2.630 a.e.c/a.C, lo que significaría que este yacimiento es alrededor de 8.000 años más antiguo.

Pero, claro, lo impresionante no es tan solo su existencia y su longevidad, sino que las dimensiones y la destreza técnica de los componentes de este yacimiento tienen grandes implicaciones, que podrían reescribir toda la línea temporal de conocimiento humano y de establecimiento de las primeras civilizaciones desarrolladas.

 Göbekli Tepe, en Turquía,
Göbekli Tepe, en Turquía, podría ser el primer templo del mundo

Lo que han revelado las investigaciones arqueológicas

Allá por el año 1965, una prospección estadounidense determinó que la colina de Göbekli Tepe (colina panzona o barrigona, literalmente) no debía ser completamente natural, aunque, en su momento, se asumió que en su interior yacía un cementerio bizantino. Sin embargo, cuando en 1994 el arqueólogo Klaus Schmidt se encontraba realizando un reconocimiento arqueológico de los yacimientos de la región, llegó a la conclusión, debido a unos fragmentos de piedra hallados sobre la colina, de que debía tratarse de un sitio prehistórico. “Mientras nos aproximábamos a la colina, la superficie comenzó a brillar (…). Era como una alfombra de miles de cristales de fuego: fragmentos de artefactos producidos por el hombre”, describió Schmidt, según National Geographic.

Para el arqueólogo alemán, el hecho de que el yacimiento no se hubiese descubierto antes era incomprensible: “Mi plan, que en este otoño era visitar aún muchos yacimientos neolíticos, se evaporó rápidamente en vista de este descubrimiento. ¿Cómo era posible que este lugar hubiera pasado desapercibido hasta ahora?”.

A partir de ese momento, comenzaron a desarrollarse las excavaciones del yacimiento bajo la dirección del propio Schmidt hasta su fallecimiento en 2014, tras lo cual Ricardo Eichmann, del Instituto Arqueológico Alemán, asumió la dirección, en la que colaboran también científicos turcos del Museo de Sanliurfa.

En el año 2000, el arqueólogo alemán propuso la teoría de que Göbekli Tepe podría haber sido un centro religioso en el Neolítico, lo que lo convertiría en el templo más antiguo de la historia, al menos seis mil años anterior a Stonehenge, en Gran Bretaña. Según Schmidt, el complejo habría sido construido por grupos de cazadores-recolectores, que periódicamente habrían peregrinado desde un área de 200 kilómetros para celebrar rituales relacionados con los animales que aparecen representados en los pilares del complejo.

La teoría de Schmidt, entonces, sugiere que la religión podría haber sido el motor que impulsó el desarrollo de las primeras civilizaciones y que, debido a la acumulación de personas en la región, se comenzaron a practicar la agricultura y la ganadería. “Primero el templo y la ciudad después” fue como Schmidt lo resumió.

Sin embargo, otros estudiosos como Ted Banning, arqueólogo canadiense y profesor en la Universidad de Toronto, han puesto en duda que el lugar se tratase exclusivamente de un centro religioso y no un asentamiento, así como que sus constructores fuesen cazadores-recolectores, ya que se han encontrado pequeños molinos y hoces de sílex, propios de agricultores. Esto podría significar que la agricultura y la ganadería se hubiesen comenzado a practicar de forma generalizada mucho antes de lo que indican la mayoría de teorías.

Los pilares en forma de
Los pilares en forma de T y decorados con motivos animales del complejo de Göbekli Tepe, en Turquía (Consejería de Cultura y Turismo de la Embajada de Turquía, Federico Pinilla Obiol)

Las estatuas y pilares que componen el complejo

Göbekli Tepe es la decimoctava inscripción de Turquía en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Su importancia se debe, sobre todo, a la manera en que ha cambiado la concepción sobre los humanos antiguos, aquellos cazadores y recolectores, así como del Neolítico. Federico Pinilla Obiol, de Comunicación Iberoamericana, facilitó a Infobae la información más actual sobre el complejo proporcionada por la Consejería de Cultura y Turismo de la Embajada de Türkiye.

Tras el comienzo de las excavaciones, en el año 1995, se comenzaron a desenterrar, en muy poco tiempo, numerosos hallazgos, como pilares en forma de T adornados con motivos animales y formas geométricas; diversas esculturas, tanto zoomórficas como antropomorfas; herramientas de piedra y de hueso; y restos de plantas y animales, que reflejan la dieta de la época.

Esos obeliscos en forma de T que componen el yacimiento, que alcanzan los cinco metros y medio de altura, son los ejemplos más antiguos de arquitectura monumental descubiertos hasta la fecha. Tallados en sílex en una época en la que aún no se utilizaban herramientas metálicas, los motivos y adornos que las recubren recuerdan a la representación de una historia mitológica, lo que podría servir a modo de prueba de que se trataba de un centro de culto.

Además, ha permitido descubrir, bajo una luz distinta y con nuevos datos significativos, información sobre la adopción de estilos de vida sedentarios y productivos, una de las transformaciones más importantes (si no la más importante) de la historia de la humanidad. Esa transición dio paso al nacimiento de comunidades más amplias y, por tanto, a ese mayor potencial de desarrollo que permitió que el mundo acabase siendo el que es.

También ha aportado abundante información nueva sobre las tendencias sociales, arquitectónicas, y artísticas de este periodo, ya que todas las pruebas apuntan a la existencia de una sociedad muy desarrollada en las primeras etapas del Neolítico.

Cabe destacar, por ejemplo, al jabalí de Göbekli Tepe. Se encontró durante las excavaciones realizadas por el Ministerio de Cultura y Turismo, y se trata de una estatua de jabalí a tamaño real hecha en piedra caliza. La escultura, que muestra restos de pigmentos rojos, blancos y negros en su superficie, es el ejemplar más antiguo, a tamaño real y pintado, que se ha encontrado desde su época hasta la actualidad. Cuando fue desenterrada, estaba sobre un banco adornado con motivos decorativos, un símbolo en forma de H, una media luna, dos serpientes y tres rostros humanos o máscaras.

El arqueólogo Jens Notroff en
El arqueólogo Jens Notroff en Göbekli Tepe

Taş Tepeler podría ser la verdadera cuna de la civilización

Turquía lidera el mundo en cuanto al número de proyectos arqueológicos. Desde la ciudad griega de Hierápolis, sobre una montaña cubierta en piscinas de cal; a las Tumbas Reales, unas enormes construcciones licias talladas en la escarpada pared de una montaña frente al río Dalyan; Turquía deja claro que en sus tierras han existido numerosos pueblos y culturas.

Göbekli Tepe, por su parte, siendo un descubrimiento de tal peso, es solo parte de un complejo mucho más amplio. La zona, ubicada a unos 15 kilómetros de la ciudad de Sanliurfa y denominada Taş Tepeler (colinas de piedra), incluye varios asentamientos coetáneos de Göbekli Tepe: Karahantepe, Sayburç, Sefertepe, Harbetsuvan Tepesi, Gürcütepe, Çakmaktepe, Medik, Kurttepesi, Taşlıtepe, Ayanlar, Yoğunburç y Yeni Mahalle.

Por el momento, la investigación abarca nueve yacimientos arqueológicos, y ha quedado claro que Göbekli Tepe es solo uno entre varios: las excavaciones en Karahantepe (que podría significar la “colina del líder negro” u “oscuro”) han desenterrado estructuras monumentales similares, también levantadas en el mismo marco temporal. También en Karahantepe se desenterró la mayor estatua humana conocida de la época. Con sus 2,45 metros de altura, es uno de los ejemplos de arte prehistórico más impresionantes: se trata de una escultura antropomorfa con una expresión facial realista, firmemente sujeta al suelo sobre un banco.

También se ha descubierto que aún queda mucho por desenterrar: las prospecciones geofísicas en Göbekli Tepe han revelado que, en su día, el complejo se extendía por 90.000 metros cuadrados. Por el momento, sólo se han desenterrado cuatro recintos, datados entre el 7.500 a.e.c. y el 9.500 a.e.c. Sin embargo, aún quedan bajo tierra otros quince, uno de los cuales podría tener 15.000 años de antiguedad, levantado alrededor del 13.000 a.e.c., lo que sugiere una tradición continuada a lo largo de varios miles de años, 5.000 años anterior a las primeras evidencias de agricultura.

Vista aérea del yacimiento de
Vista aérea del yacimiento de Göbekli Tepe en 2013 (© DAI, Göbekli Tepe Project)

Un foco de desinformación

A pesar de que, recientemente, varios medios turcos e internacionales alegaron que los esfuerzos de excavación se habían detenido, el actual director del proyecto, Necmi Karul, que también es el jefe del departamento de Prehistoria de la Universidad de Estambul, desmintió estos rumores. Aparentemente, se estaba haciendo eco de la afirmación de que se había obligado a detener el proyecto y que, para asegurar que no se retomaba, se habrían plantado olivos - una planta protegida - alrededor del área excavada. “Si, hay olivos en la zona”, confirmó Necmi, “pero no son nuevos”.

“Hay intentos de crear una percepción de que las excavaciones en Göbeklitepe han sido detenidas. Estos alegatos son completamente falsos”, afirmó, poniendo énfasis en el hecho de que la especulación continuaba a pesar de las - varias - declaraciones oficiales al respecto.

“Todo el mundo se inventa una historia diferente. Hay quienes dicen que ‘las excavaciones se están evitando porque las religiones reales serán reveladas’”. Aparentemente, la desinformación sobre este yacimiento es abundante, de acuerdo con Necmi, que también habló, según Hurriyet Daily News, sobre cómo ha habido un aumento en los “supuestos ‘tours de energía’”. “Hay incluso quien lo llama ‘base espacial’. Nadie tiene desecho a engañar al público con información falsa. Como científico, para mí no son más que conspiranoicos”, afirmaba tajante el arqueólogo turco.

Aunque es comprensible que un yacimiento tan antiguo y que desafía las narrativas vigentes sobre la prehistoria y el nacimiento de las civilizaciones suscite elucubración, es innecesario e incluso perjudicial recaer en la ciencia ficción para tratar de darle sentido.

Además, teniendo en cuenta que el ser humano apareció hace más de 300.000 años - ya que los restos más antiguos de Homo sapiens se encontraron en Marruecos y su datación les atribuye una antiguedad de 315.000 años - y que sólo se conserva un registro de los últimos 5.000, debe aceptarse que cualquier teoría sobre el comportamiento y el conocimiento de los seres humanos en esos 310.000 años es perfectamente susceptible de ser errónea.

Por el momento, existen dos teorías sobre Göbekli Tepe. Podría tratarse de los primeros indicios del comienzo del Neolítico o, por el contrario, los útlimos vestigios de las comunidades de cazadores y recolectores del Paleolítico y Mesolítico. O, con mayor probabilidad, de las dos al mismo tiempo: Barbara Horejs, arqueóloga y Directora Científica del Instituto Arqueológico de la Academia Austriaca de Ciencias, argumenta que “los procesos socioculturales como este no son ‘a’ o ‘b’, son continuos. El estilo de vida de cazadores-recolectores no se detiene de repente porque se empiece a cultivar grano.” Según Horejs, los habitantes de Göbekli Tepe podrían haber asumido algunas partes del estilo de vida Neolítico y preservar elementos de su pasado como cazadores y recolectores.

El balneario de aguas azul turquesa que es de los más impresionantes del mundo: sus aguas proceden de un acuífero a 2.000 metros de profundidad.

Por el momento, sólo se ha desenterrado alrededor de un 10% del yacimiento, y debido a que, hasta ahora, las excavaciones se han centrado en los pilares con forma de T y el resto de construcciones monumentales, los descubrimientos futuros provocarán, muy probablemente, una reevaluación de las teorías.

Hasta entonces, Göbekli Tepe debe servir como recordatorio de que los antepasados más lejanos del ser humano no eran, quizás, tan distintos de los actuales. Ellos también eran seres complejos, comunales, supervivientes que debían enfrentarse a las contradicciones entre su pasado y su futuro, y capaces de crear y construir cosas increíbles. Y, sobre todo, es una prueba de que, a pesar de la creencia de que, hoy por hoy, se sabe todo sobre todo, no se podría estar más lejos de la realidad. ¿Quién puede saber lo que ha escondido el tiempo bajo el suelo que se pisa?

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