En el corazón de la región de Umbría, junto al pueblo de Spoleto, se alza uno de los pueblos más especiales de Italia. Esta localidad es uno de esos rincones que, aunque no sean muy conocidos, logran capturar la esencia de la Italia rural y medieval. Es por ello que se ha ganado un lugar especial en el corazón de quienes buscan la tranquilidad de un paisaje natural espectacular, unido a la rica tradición histórica de la región.
Estamos hablando de Scheggino, una pequeña villa enclavada a los pies de la montaña y que cautiva al viajero gracias a la serenidad que emana de sus calles empedradas, su patrimonio medieval y la belleza de sus alrededores. Así, se alza como un lugar que parece detenido en el tiempo, pero que, a la vez, ha sabido adaptarse a las necesidades del turismo moderno sin perder su autenticidad. De hecho, que ha sido incluido en la lista de los pueblos más bonitos de Italia, lo que subraya su autenticidad y sus tradiciones centenarias.
Una gran historia
Situado junto al río Nera, Scheggino tiene su origen en el siglo XII, cuando nació como un castillo fortificado del Ducado de Spoleto y fue fundamental para controlar uno de los puentes sobre el río. Testigo de ellos son los restos de las antiguas murallas y la torre que todavía se pueden apreciar hoy en día. Igualmente, uno de los acontecimientos más relevantes para la historia de la localidad tuvo lugar el 23 de julio de 1522, cuando el pueblo fue asediado por Picozzo Brancaleoni y sus tropas rebeldes.
En un momento crítico, el pueblo reunió a 1.000 hombres para apoyar a la familia Orsini, mientras los castillos de Valnerina se veían gravemente afectados por impuestos elevados y decidían retirarse de Spoleto. Sin embargo, Scheggino permaneció leal, convirtiéndose en el único pueblo que aún estaba bajo la autoridad del papado, lo que generó gran malestar entre los demás castillos del valle. El 23 de julio, mientras los hombres de Scheggino trabajaban en los campos, Picozzo Brancaleoni lanzó un asalto sorpresivo al pueblo.
La defensa del lugar, sin embargo, estuvo a cargo de mujeres, niños y ancianos, quienes resistieron valientemente hasta la llegada de los hombres, quienes lograron repeler el ataque. Gracias a este acontecimiento, la localidad celebra una recreación anual de esta batalla. Más allá de sus episodios históricos, Scheggino desempeñó un papel crucial como centro económico regional, destacado por su tradición en la artesanía y la industria. Durante siglos, dos de sus principales motores económicos fueron la Valchiera, destinada al lavado y teñido de tejidos, y la Ferriera, dedicada al trabajo del hierro.
Esta pujanza industrial dio lugar a una leyenda local que sostiene que en el pueblo se forjaron las puertas del Panteón y de la Basílica de San Pedro. En 1631, el Papa Urbano VIII impulsó la construcción de una carretera para facilitar el transporte del hierro, y en 1639, Scheggino obtuvo el privilegio de albergar un mercado mensual y establecer peajes, lo que consolidó su posición como un importante centro comercial en la región.
Un paseo por Scheggino
Caminar por el casco histórico de Scheggino es un viaje al pasado difícil de olvidar. Así, su núcleo más antiguo, llamado “Capo la terra”, data del siglo XIII y se desarrolló cerca de la fortaleza que corona la villa. Esto permite contemplar una impresionante arquitectura, qué dominada por edificios de piedra y tejados de terracota, refleja su herencia medieval, con elementos que datan de la Edad Media. Entre los puntos más destacados se encuentra la iglesia de San Nicola, un edificio que data del siglo XIII y que alberga frescos de Giovanni di Pietro conocido como lo Spagna.
Igualmente, también es digno de visita el Palacio Graziani, una residencia señorial del siglo XVIII construida cerca del primer círculo de murallas y una de las torres angulares, así como el Ayuntamiento, el cual se ubica en un pintoresco edificio del siglo XVII. Tampoco hay que olvidarse del Palacio Profili, un típico palacio del siglo XVIII situado en la Via di Borgo y que actualmente dividido en diferentes apartamentos. En esta misma vía también se ubica la Puerta del Pozo del siglo XVII y junto a ella destaca también la puerta Valcasana del siglo XVI, que era el punto de partida de un tramo de la “Vía del Hierro”.
Por otro lado, el entorno natural de Scheggino también es uno de sus principales atractivos. Rodeado de bosques de castaños, olivos y montañas, el pueblo se encuentra en el Valle de la Nera, una zona de una belleza impresionante. Desde aquí, los visitantes pueden realizar rutas de senderismo que permiten adentrarse en la vegetación mediterránea y disfrutar de unas vistas panorámicas de las montañas y los valles circundantes. La cercanía con el Parque Natural de la Nera, una de las zonas de mayor biodiversidad de la región, hace de Scheggino un destino ideal para los amantes del ecoturismo.