El calvario que vivió Antony en el Manchester United antes de fichar por el Betis: “Me pasaba días sin comer y encerrado en mi habitación”

Este miércoles, el Betis tiene una gran cita por delante: la final de la Conference League ante el Chelsea. Los verdiblancos buscan sumar su primer título europeo en la historia, dado que hasta la fecha no cuentan con ninguno en sus vitrinas, mientras que el club inglés cuenta con un largo bagaje en las competiciones europeas, ya que ha levantado dos Champions, dos Europa League y dos Supercopas de Europa y busca sumar la Conference. En medio de esta previa, Antony ha dado una entrevista, donde ha hablado del encuentro y de su pasado en el Manchester United.

La trayectoria del brasileño Antony Matheus dos Santos, conocido simplemente como Antony, no ha estado exenta de dificultades, especialmente durante su paso por el Manchester United. El extremo, que ahora disfruta de una nueva etapa en el Real Betis, ha relatado los duros momentos de su vida personal y profesional durante su estancia en Inglaterra, destacando cómo su fichaje por el equipo sevillano le ha permitido recuperar no solo la alegría, sino también el amor por el fútbol.

Antony aterrizó en Sevilla hace algunos meses, y desde entonces su situación ha cambiado radicalmente. En una entrevista reciente con TNT Sports Brasil, el jugador habló con sinceridad acerca del periodo más complicado de su carrera, reflejando los problemas emocionales y psicológicos que enfrentó mientras vestía la camiseta del Manchester United. “Venir al Betis ha cambiado todo porque necesitaba encontrarme a mí mismo después de todo lo que pasó en mi vida. Como dije, intentaba hacer cosas en Manchester, pero veía que nada funcionaba porque no estaba feliz”, confesó el atacante entre momentos de emoción.

Durante su estancia en el club inglés, Antony comenzó a perder el deseo de jugar al fútbol, una actividad que para él siempre había sido mucho más que un trabajo, era una pasión y una forma de conexión consigo mismo. “No sentía ese deseo de jugar al fútbol. Necesitaba encontrarme a mí mismo y ser feliz otra vez porque jugar al fútbol es algo que siempre me ha encantado”, mencionó. Las semanas se fueron apagando entre el desánimo y una profunda sensación de insatisfacción que impactó no solo en su rendimiento dentro del campo, sino también en su vida fuera de él.

El brasileño explicó que, en ese momento, el entorno en el que se encontraba no contribuía a aliviar su estado. “Pasé un tiempo muy difícil en el United y no encontraba ese placer. Le dije a mi hermano que no podía aguantarlo más”, relató. Según sus palabras, fue su hermano quien lo convenció de resistir un poco más y buscar una salida. “Mi hermano me pidió que aguantara un poco más, que todo iba a cambiar”, añadió, visiblemente emocionado.

La situación de Antony en su etapa en Manchester llegó a extremos preocupantes. “Lo único que quería era estar en casa. No tenía fuerzas ni para jugar con mi hijo. Me pasaba días sin comer y encerrado en mi habitación”, reveló. Estas dificultades reflejaron un serio problema de salud mental que, como en el caso de muchos futbolistas profesionales, pasó desapercibido en el entorno competitivo y de alta presión. Ahora, con distancia, Antony reconoce lo complicado de esa etapa, pero agradece estar en un lugar diferente tanto emocional como profesionalmente.

Desde su llegada al Betis, el extremo parece haber alcanzado un renacer tanto deportivo como personal. En media temporada con el club sevillano, ha logrado cifras destacables, con nueve goles y cinco asistencias en tan solo 25 partidos, acercándose a los registros que alcanzó en su paso por el United. Este cambio no solo se refleja en números, sino también en su comportamiento dentro y fuera del campo, irradiando una felicidad que parecía perdida.

El equipo dirigido por Manuel Pellegrini también verá a Antony como una pieza clave en la final de la Conference League, que el Betis disputará contra el Chelsea. Este partido, que representa un hito importante para el club español, también lo es para el brasileño, pues simboliza el giro de 180 grados en su carrera. “Gracias a Dios, ahora estoy muy feliz aquí”, afirmó el jugador, quien asegura haber recuperado el entusiasmo y las ganas de seguir creciendo.