
A sus 20 años, Felipe Bergoglio ha comenzado a escribir su propia historia en el fútbol italiano, lejos de los campos argentinos donde dio sus primeros pasos. Aunque su apellido lo conecta directamente con el Papa Francisco, el defensa central tiene claro que su camino está enfocado en triunfar como futbolista, lejos del significado inherente a ser el sobrino nieto del Pontífice. Actualmente, milita en el Castiglione 1919, un club ubicado en la región de la Toscana, donde trata de hacerse un hueco.
Felipe nació en Córdoba, Argentina, una ciudad con fuerte arraigo futbolístico y religioso, elementos que marcarían su vida desde el principio. En sus primeros años, desarrolló su talento en las divisiones inferiores del Club Social y Deportivo Lasallano, donde permaneció hasta el primer equipo. Fue durante 2022 y la primera mitad de 2023 cuando consolidó su rendimiento en el nivel local, pero un cambio familiar llevó al joven a dar el salto a Europa. En agosto de 2023, Felipe y su familia decidieron mudarse a Italia, movidos en gran parte por las oportunidades laborales de su padre, Matías, quien estableció contacto con un entrenador de Misano Adriático. Este cambio marcó el inicio de una nueva etapa para el futbolista, no solo en lo profesional, sino también en lo personal.
En el campeonato de Promoción Romagna, vistiendo la camiseta del equipo de Misano Adriático, Felipe disputó 22 encuentros, lo que le permitió adaptarse al fútbol europeo y adquirir experiencia en competiciones de otro contexto cultural y táctico. Desde entonces, sus esfuerzos están puestos en el proyecto del Castiglione 1919, donde busca destacar como defensa central. “He venido a Italia a aprender”, reconoció en una entrevista. Felipe explica que su estilo de juego se apoya en el rigor defensivo, la fortaleza en el juego aéreo y una comunicación constante con sus compañeros, características que espera perfeccionar mientras crece como jugador en una de las ligas más exigentes del mundo.

Sin embargo, lo que ha puesto su nombre en el centro de atención no es solo su talento, sino su parentesco con el Papa Francisco. El Sumo Pontífice, conocido por su fervor por el fútbol y especialmente por el club San Lorenzo de Almagro, tiene un vínculo familiar directo con Felipe a través de su abuelo, Jorge Bergoglio, primo hermano del Santo Padre. Este vínculo le ha otorgado notoriedad mediática, aunque el joven futbolista prefiere mantener los pies en la tierra. Felipe recuerda que tenía menos de diez años cuando Jorge Mario Bergoglio fue nombrado Papa en 2013, un evento que vivió con emoción junto a su familia en Córdoba. “Recuerdo bien esos momentos de celebración en casa. Fue increíble”, comentó.
La fe y su vida en Italia
La fe ocupa un lugar central en la vida de Felipe, algo que también ha trascendido a los vestuarios. Como él mismo cuenta, sus compañeros de equipo suelen pedirle bendiciones, ya sea antes de los partidos o en momentos de lesión. Aunque lo toma con humor, admite que su religiosidad está profundamente arraigada en su día a día, lo que se alinea con el legado espiritual de su familia. “Ya me he acostumbrado, siempre nos reímos juntos”, aseguró.
Además de su carrera deportiva, Felipe está adaptándose a la vida en Italia, un país cuya cultura y tradición futbolística representan un desafío constante para los jóvenes talentos. Consciente del camino por recorrer, no oculta sus ambiciones de medirse algún día ante los grandes clubes italianos, como Juventus, Inter, Milan o Napoli. Sueña con destacar en el Calcio, utilizando su apellido como símbolo de inspiración más que como un peso. “Futbolísticamente, quiero ayudar a mi equipo, mostrándome sólido en defensa y contribuyendo al ataque siempre que sea posible. Estoy aquí para progresar”, explicó.
Felipe Bergoglio, el defensor que mezcla juventud, talento y herencia, continúa avanzando paso a paso en su carrera. Su travesía recién comienza, y aunque su apellido pudiera abrirle puertas, es su desempeño en la cancha el que será decisivo para que sus propios méritos hablen por sí mismos.