En medio del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, el país liderado por Volodímir Zelenski no solo se enfrenta a combates en el campo de batalla, sino también a los retos de reconstruir a una sociedad profundamente afectada. Entre las muchas iniciativas emergentes, el fútbol se ha convertido en una herramienta crucial para la rehabilitación de los soldados heridos durante el conflicto bélico. La Federación Ucraniana de Fútbol presentó recientemente la Liga de los Fuertes, un proyecto social que busca integrar en el deporte a veteranos de guerra que sufrieron amputaciones, otorgándoles una vía para superar las secuelas del conflicto.
Este programa surge en un contexto donde la guerra ha dejado a más de 100.000 personas con algún tipo de amputación en todo el territorio ucraniano. Frente a este panorama, la “Liga de los Fuertes” tiene como objetivo principal brindar esperanza y una vía de rehabilitación en un entorno colectivo y motivador. “El fútbol tiene una capacidad única para ayudar a la recuperación física y emocional. Este es un proyecto prioritario para nosotros en los próximos años”, señaló Andriy Shevchenko, presidente de la Federación de Fútbol, durante la presentación de la iniciativa. La propuesta también busca promover la creación de equipos en diversas comunidades que integren a personas con discapacidades, permitiendo avanzar hacia una inclusión real a través del deporte.
El fútbol adaptado ya ha comenzado a generar impacto en la vida de los veteranos. Equipos como el FC Pokrova, radicado en la ciudad de Lviv, se han convertido en espacios de pertenencia y rehabilitación para quienes enfrentan las dificultades de adaptarse a una nueva realidad tras sufrir heridas graves en combate. En enero este equipo protagonizó un partido amistoso junto a otros veteranos en el marco de la recién creada liga. Lviv, ubicada en el oeste de Ucrania, cerca de la frontera con Polonia, se ha consolidado como un importante centro de rehabilitación y un símbolo de resistencia frente a la adversidad.
En este formato de fútbol adaptado, los equipos se conforman por seis jugadores de campo con amputaciones en las extremidades inferiores que utilizan muletas, mientras que el portero debe lidiar con amputaciones en extremidades superiores. Este diseño permite que el deporte sea accesible para quienes enfrentan limitaciones físicas a causa del conflicto.
El fútbol para los que sufrieron las consecuencias de la guerra
El fútbol en Ucrania solamente se detuvo durante la temporada 2021-2022 debido a la invasión rusa. A pesar de la continuidad del conflicto, la actividad deportiva no se paralizó completamente, y en los dos campeonatos domésticos posteriores, el Shakhtar Donetsk se consagró como el equipo vencedor. Actualmente, el Dinamo Kiev lidera la clasificación en la liga nacional, en una competencia que ha intentado mantenerse a flote a pesar de las dificultades impuestas por la guerra.
Los partidos del fútbol profesional en Ucrania, sin embargo, no están exentos de los riesgos del conflicto. En ocasiones, deben ser interrumpidos por las alarmas de ataques aéreos que obligan a suspender momentáneamente las actividades para proteger a los jugadores y al público. Tanto los participantes como los aficionados se han visto obligados a adaptarse a esta nueva normalidad, que lamentablemente se ha convertido en parte del día a día en el país.
Es en medio de esa nueva realidad, que comenzó en el año 2022, donde el fútbol para amputados gana fuerza y, aunque no goza de la misma visibilidad que el profesional, ha adquirido un enorme valor como instrumento social. Ha demostrado ser una herramienta eficaz para la rehabilitación, tanto física como emocional, de los soldados que sufrieron amputaciones a causa de la guerra, brindándoles un espacio de esperanza y recuperación.
En un país marcado por los horrores de la guerra, la “Liga de los Fuertes” se alza como una prueba de que el espíritu humano puede encontrar formas de reconstruirse, incluso en los momentos más oscuros. Para estos jugadores, el fútbol no es solo un pasatiempo, sino una forma de sanar, de recuperar la confianza perdida y de demostrar que las cicatrices de la guerra no definen lo que aún queda por lograr.
